Por Javier Montes, periodista
Cuatro historiasde amor o mejor dicho, desamor- cuatro escenarios, cuidados y llamativosenfoques, cambios de ritmo diferentes a lo habitual, una banda sonora queencandila y un reparto de lujo por lo guaperas que son todos- pero
a Myblueberry Nights, el título de la película del prestigioso Wong Kar Wai, lefalta lo más importante: una trama que atrape.
Al final son 96minutos interminables de diálogos vacíos, de filosofía barata y moralina madein USA.
Un desengañoamoroso empuja a Elizabeth (Norah Jones) a romper con todo e iniciar un viajepor Estados Unidos. Antes conoce a Jeremy (Jude Law), quien regenta unacafetería en Nueva York. Él se enamora de ella. Ella un día desaparece y lemanda cartas cada x tiempo contándole sus aventuras: que si trabaja enTennessee de camarera, que si conoce a fulano y a mengano, que si estáahorrando para comprarse un coche. Él, en cambio, se vuelve loco llamando a loslocales que le describe en sus misivas preguntando si trabaja allí Elizabethporque quiere escuchar su voz [sic]. No lo consigue, y el espectador tampococonsigue comprender muy bien esa pasión desmedida por una cliente que duranteunos días fue asidua de su cafetería. Se ve que le dejó huella.
Elizabeth conoceotras historias de desamor en su aventura por Estados Unidos. El director noslleva siempre a su ritmo y con una música, insisto, muy recomendable- a un pubdonde el alcohol ha quemado una relación que acaba en tragedia y; a un casinode Las Vegas donde el póker consume la vida de una joven (Natalie Portman) cuyopapel resulta tan poco creíble como patético. Lo mejor es su Jaguardescapotable.
Al final, comono podía ser de otra manera, Elizabeth regresa a la cafetería de Jeremy. Comentarta de arándanos con helado (de ahí el título de la película) y se besan.Perdón por destripar el final pero lo hago para ahorraros 96 minutos de vuestravida.