“Sin duda una de las mejores películas del año”, publicó Empire en 2006, cuando se estrenó Joy Division (escuadrón letal) dirigida por Reg Traviss. La cinta narra una desgarradora historia acontecida durante la II Guerra Mundial, cuando un escuadrón de hombres del ejército soviético atacó y violó sin piedad a muchas mujeres de origen judío y alemán. Se le llamó ‘Joy Division’. El terror que sembraban entre la población era aún mayor que el que causaba la propia guerra.
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Las escenas son tremendas y uno acaba con el corazónencogido pensando en la crueldad de los seres humanos y el calvario de los másdesamparados.
Thomas (EdStoppard) es un chico de apenas 16 años al que los nazis alistaron paraluchar contra el Ejército Rojo. Cuando el imperio de Hitler empieza adesmoronarse logra huir hacia el Oeste hasta que finalmente es capturado ydesaparece.
La película, con continuos flash back, nos lleva a unos años más tarde, cuando Thomas, traslicenciarse en una escuela soviética de elite y clandestina, es reclutado porla KGB y enviado a Londres para realizar labores de contraespionaje. Allí esdonde vuelve a ser consciente de que quienes en su día fueron sus salvadores sehan convertido en el espejo del pasado que le obligó a huir.
El resultado de este largometraje que atrapa alespectador y le lleva de miseria en miseria es cuanto menos llamativo. Es raroencontrarse películas que cuenten la historia de los alemanes como víctimas delconflicto bélico. Generalizar siempre es malo y muchos de los ciudadanos de esepaís pagaron las consecuencias del fervor a la esvástica sin comerlo nibeberlo, sin merecerlo. Ellos, los alemanes derrotados por su propio país y lastropas aliadas, merecen un recuerdo. Joy Division (escuadrón letal) lo es.
Laura Bellver
