Superhéroes, monstruos, criaturas legendarias, naves espaciales El cómic es un medio en el que habitualmente se da rienda suelta a la creatividad de una manera desbordante y un tanto fantasiosa. Los que no sean habituales del mundo de la viñeta podrían pensar que cuanto más imaginativo, mejor. Sin embargo hay también un género de cómics que se centra precisamente en todo lo contrario: los detalles más cotidianos. Los americanos lo llaman Slice of live y DEMO el título de esta semana es una buena muestra de ello.
DEMO es una colección de doce historias, ampliada después con un segundo volumen, centrada en un suceso que cambia la vida del personaje principal. Siempre personas jóvenes y, en un principio, siempre influenciadas por un elemento sobrenatural aunque, curiosamente, esta premisa se dejó pronto de lado para enfrentar lo verdaderamente importante de cada uno de los relatos: cómo la vida puede cambiar en un instante.
Ideado por Brian Wood, quien ya es un viejo conocido por estos lares después de sus vikingos y su incursión en el periodismo futurible, el arte corresponde a cargo de la ilustradora Becky Cloonan que, con un trazo realista y en ocasiones infantil, sirve de contrapunto interesante para algunas historias.
Porque DEMO no es un álbum alegre en absoluto. Ni infantil. La mayoría de las historias tienen un regusto amargo. Incluso en aquellas en las que ese elemento sobrenatural está presente, su influencia es vivida como una auténtica condena por el protagonista. De hecho estas son las mejores historias porque lo irreal solo sirve de contrapunto para enfatizar cómo lo que verdaderamente nos define como personas son las situaciones triviales a las que, día a día, apenas damos importancia.
Las relaciones, la traumática e inesperada de la madurez o el problema de la propia identidad y la autoafirmación que se caracteriza en el que sin duda es uno de los mejores relatos La chica de tus sueños son los temas recurrentes sobre los que Wood vuelve en la mayoría de los relatos, logrando un resultado bastante notable.
Tal vez algunos de los relatos sean bastante más flojos que otros y la sensación general, como sucede con muchas antologías, es que la calidad de las historias es irregular. Pero las mejores sin duda compensan a las peores y convierten este volumen y su segunda parte en una lectura muy recomendable.
Manolo Gil