Por Javier Montes, periodista
Hace cinco años que esta película de Daniel Sánchez Arévalo se llevó tres premios Goya (mejor director novel, actor de reparto y actor revelación) y el premio especial del Jurado en el Festival de Málaga. Se ha dicho que AzulOscuroCasiNegro es un estado de ánimo, un color; un color que a veces no reconocemos.
Un traje luce en el escaparate de una tienda. Lleva meses expuesto esperando un comprador, lleva meses luciendo carteles de descuento, cada vez mayores. No hay dinero y hay cristal, el del escaparate, que separa el traje del cuerpo de un joven veinteañero al que siempre se le interpone una barrera en sus anhelos.
Si la vida es dura y complicada, en los personajes de AzulOscuroCasiNegro lo es más. Si algo va mal puede ir peor, si algo es difícil puede ser más complicado, si algo es triste puede serlo aún más. La superación, la lucha, el amor, el trabajo y toques de humor hacen de esta cinta una divertida comedia española que, pese al paso de los años, no ha perdido actualidad ni fuerza.
El chico (Quim Gutiérrez) hereda el trabajo de su padre (Héctor Colomé) en la portería de una finca. Allí lucha por sobrevivir y construirse un mundo mejor. Su hermano (Antonio de la Torre) sale de la cárcel y le pide que deje embarazada a su novia (Marta Etura). Sólo su amigo (Raúl Arévalo) le sirve de escape a tanto problema y aporta la nota de humor a la película.
Una furgoneta acaba empotrada contra el escaparate de una tienda donde luce un traje. No hay dinero, no hay cristal, el del escaparate, el que separa el traje del cuerpo de un joven veinteañero al que ya no siempre se le interpone una barrera en sus anhelos.
Un bonito entretenimiento.