“Sobrevivimos con los premios de los torneos”

Deja la bolsa sobre la arena, se enfunda su equipaje, infla la pelota y amablemente se presta a hacerse unas fotos para este primer número posvacacional de 360 Grados Press. A Pablo Herrera se le ve un tipo sencillo, humilde, sin artificios. Y feliz, ¡muy feliz! Junto con su compañero Adrián Gavira, Pablo viene de cosechar un verano lleno éxitos. La primera alegría llegaba a finales de julio, cuando quedaban subcampeones en el torneo World Tour de Long Beach, California. Justo una semana después se proclamaban campeones de Europa en Klagenfurt, Austria. Y a los pocos días se hacían con la medalla de bronce en el World Tour de Berlín Grand Slam.

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A mediados de agosto,una pausa en el camino. Pablo disfruta de unos días sin competición en suciudad, Castellón. Desde allí saborea los frutos del esfuerzo: una cosecha quepara el que si no se hubiese dedicado al vóley-playa hubiese sido jardinerotiene un valor añadido. Lastrado por una lesión en el tendón rotuliano, elcastellonense se operó a finales de 2012. En poco más de medio año, y con muchaconstancia y tesón, ha recuperado su mejor nivel, aunque reconoce que todavíano está al 100%.

 

 

Pues para no estar al100%, ¡estáis en plena forma!

Laverdad es que estamos muy contentos, porque el primer año después de la lesión,llegar y en el quinto torneo que hemos disputado quedar Campeones de Europa eraimpensable. Me lo llegan a contar en enero cuando estaba en camillas y no me lohubiese creído. Es lo que me decía Adri cuando estábamos celebrando en la arenael Europeo: “¡Macho, campeones de Europa en el año que peor nos hemos preparadocon el tema de las lesiones!”. Ahora cuando acabe la temporada de verano, amachacar a tope para en enero estar otra vez al 100%. El vóley-playa es undeporte a nivel físico muy sacrificado, en el que cuando tienes molestias y noestás a tope, enseguida canta. ¡Y encima no hay cambios!

 

Las lesiones lasvenías arrastrando desde 2011…

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Sí,ese fue el año en el que me operé por primera vez para eliminar unacalcificación que tenía en el tendón rotuliano, pero no quedé muy bien y fue amás. Y tampoco podía parar porque aún no estábamos clasificados matemáticamentepara los JJOO de Londres. Tenía que jugar con la lesión. Ahí se agravó más, ydespués de Londres me detectaron una rotura parcial del tendón rotuliano. Asíno podía continuar, tocaba operarme de nuevo.

 

Pablo Herrera nosrecibe en la playa del Gurugú de Castellón. Allí es donde acostumbra a entrenarcuando está de visita a sus familiares y amigos, pero justo el día de laentrevista la lluvia y la tormenta obligan a aplazar el entrenamiento. En unatregua que conceden las nubes aprovechamos para charlar con él en su hábitatnatural, la arena.

 

El clima sí, pero eldeporte de élite no concede tregua alguna…

¡Nicuando estás lesionado! Ahí es cuando más tienes que currar. No puedes parar niun día -ni domingos, ni festivos-. Aquí he de darle las gracias al VillarrealCF, que me ha ayudado muchísimo. Llevo muchos años con ellos y sobretodo con eltema de la lesión y la operación se han volcado conmigo. Toda la recuperaciónla he hecho con ellos, con sus médicos y fisios. Les estoy muy agradecido porqueme han hecho sentirme uno más dentro de la plantilla. Además, en siete meses hevuelto, y con garantías. Y buena parte de culpa de ello la tiene el club.

 

En un proceso derecuperación de una lesión, para la cabeza tampoco debe de haber descanso, ¿no?

Especialmentepara la cabeza. Estos dos últimos años han sido muy duros. Para no derrumbarse,seguir adelante y ser fuerte psicológicamente es fundamental la ayuda y lacompañía de los tuyos. Y también ayuda profesional. Aquí vuelvo a darle lasgracias al Villarreal y a su psicólogo, que me ha ayudado muchísimo a la horade hacer una escalera y marcarnos pasos de recuperación, de no correr, de no irperdidos. Una recuperación es muy dura a nivel psicológico, porque hay días enlos que te levantas más cansado, en los que te duele más la rodilla… O lasemana que llevas entrenando bien y con buenas sensaciones, llega el viernes yte vuelve a molestar la rodilla. Ahí te vienes abajo, porque te preguntas si nolo estás haciendo bien, cuándo vas a poder volver… Y encima ves que tucompañero ya está jugando su primer torneo con otro compañero y que tú siguessin estar… Te entran las prisas, quieres forzar más, y por suerte el psicólogo,los fisioterapeutas y los doctores te calman: “tranquilo, que vas en los plazosque tocan”, “no tengas prisa”. Una vez vuelves a competir tienes que dejar lalesión a un lado para concentrarte en el partido y los rivales. Es muy complicado,porque muchas veces, a mitad de partido vas perdiendo y te vuelve a la cabezaque estás lesionado.

 

Mientras conversamoscon Pablo sentados en el muro que separa la playa del Gurugú de la carretera,unos colegas del castellonense le saludan y se dirigen a la cancha a jugar.Otros vecinos se le quedan mirando, reconociendo en la espigada y atléticafigura del deportista al reciente campeón de Europa de vóley-playa.

 

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Este verano lanadadora Mireia Belmonte se quejaba de que en España tiene más importancia elnuevo look de Sergio Ramos que surécord del mundo. ¿En qué lugar queda el vóley playa?

Tienetoda la razón, lamentablemente. Pero ella por lo menos sale en TVE cuando nada.Nosotros estamos jugando la final del campeonato de Europa y no salimos enningún sitio… Hoy en día el fútbol es el deporte que más vende y contra eso nopodemos luchar. Nos conformamos con dar gracias por poder dedicarnos a nuestrodeporte y hacer lo que nos gusta.

 

Ni aun quedandocampeones de Europa tenéis repercusión mediática…

Estamosacostumbrados a que el vóley-playa, aunque consiga grandes objetivos, nodestaque como otros deportes. Ya lo tenemos asimilado. Lo único que podemoshacer es seguir trabajando, seguir consiguiendo torneos para intentar levantareste deporte, para que el día de mañana se vuelva a hacer un circuito nacionalen condiciones y que en los veranos el vóley-playa vuelva a convertirse en undeporte de moda que enganche a la gente.

 

Pero en otros paísesque tampoco están tan lejos de España, sí que hay una gran afición por elvóley-playa. Y son países que seguramente no tengan las mismas playas ni lasmismas condiciones que tenemos en las costas españolas.
EnAustria, donde disputamos la final del europeo que ganamos, había 8.000personas viéndonos, la gente pagaba dinero para entrar y el estadio estaballeno. ¡Había un ambientazo y los espectadores hasta bailaban mientrasjugábamos! El vóley-playa tiene una muy buena combinación: verano, playa,música y fiesta. La verdad es que tiene muchas opciones. Pero todo eso pasa porque una marca o un promotor apueste por este deporte, como hizo J&B. Ahora parece que ha entrado Madison, que es una empresa que llevatambién el Padel Pro Tour y a lomejor puede salir de aquí un par de años un circuito en condiciones y connivel. Por otra parte también hace falta que la Federación de Vóley afiance laestructura de todo lo que rodea y conforma el mundo del vóley-playa en España.Hace falta que refuerce la cantera, que ahora la verdad es que está un pocodejada de la mano de Dios. Y si no se trabaja bien con los jóvenes, no habrárelevo generacional. Yo tuve la suerte de que me cogiese Sixto Jiménez, el quehasta el año pasado fue nuestro seleccionador. Él venía a los campeonatos deEspaña y captaba a gente con condiciones y se los llevaba a Tenerife paraentrenar todo el año. De ahí hemos salido todos los que estamos a nivelinternacional. Y eso es lo que falta hoy: un seleccionador que capte jóvenes yuna estructura para poder ir entrenándolos. La Federación tiene que darsecuenta y poner solución.

 

¿Y cómo estáafectando la crisis al vóley-playa?

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Pueslo primero… la Federación ha prescindido de Sixto. Se ve que no tienen dineropara poder mantener al entrenador y no llegaron a un acuerdo. Luego nosotrostampoco estamos en las mejores condiciones a nivel de ayudas. Desde laFederación nos dicen que están haciendo todo lo que pueden, perolamentablemente con 6.000 euros no puedes pretender hacer toda la liga mundial,pagarte todos los viajes, las comidas y el alojamiento. En tres viajes ya casise te consumen. Y bueno, la Asociación de Deportes Olímpicos (ADO) también noscomunicó que teníamos una beca de 10.000 euros. Sobrevivimos con los premios delos torneos y gracias a los patrocinadores privados. En mi caso, tengo alAyuntamiento de Castellón, a la Diputación de Castellón, al Villarreal CF…

 

No fue el vóley elprimer deporte que practicó Pablo. En EGB hacía natación, pero el entrenadordel equipo de vóley del colegio, que era profesor suyo le vio condicionesfísicas y posibilidades, y le animó a probar para ver si le gustaba. Poco apoco, Pablo fue sustituyendo la natación por el vóley-playa. Con 14 años empezóa entrenar en el club de Castellón, el Illa-Grau. En juveniles fichó por elElche, donde dio el salto profesional a la Superliga. Después de quedar campeonesdel mundo Sub-21, Pablo recibió una llamada muy especial…

 

¡Cuál sería tusorpresa cuando el referente del vóley-playa en aquel momento, Javier Bosma, tepropuso ser su pareja para los Juegos Olímpicos de Atenas en 2004! Apenas 22años y ya ibas a disputar (¡y con qué resultado!) tus primeras Olimpiadas.

¡Fueun sueño! Cuando viene Javi y me lo dice… la verdad es que no te lo creesporque yo me acuerdo de verlo en los JJOO de Sydney 2000 por la tele y decir”joder, están ahí jugando los Juegos… ¡cómo molaría estar en su lugar!”. Y va ytres años después me llama y me dice que me ve condiciones para preparar Atenascon él, con Javier Bosma, que era un mito del vóley-playa español. Y después elresultado del torneo. Nadie pensaba -ni nosotros mismos- que íbamos a llegar ala final. Y mira, ¡subcampeones olímpicos!

 

Aquella medalla deplata tuvo mucho más valor para ti que un segundo puesto en los JJOO…

Unaño antes de los Juegos tuve un accidente de coche que me podía haber dejado ensilla de ruedas. El médico me dijo que porque era deportista y teníatonificación muscular fuerte se había quedado en una fisura de cervicales. Sino, ni hubiese podido participar en las Olimpiadas, ni vivir de lo que más meha gustado. Fue una vivencia que te ayuda a valorar las cosas. Con 21 años, elprimer año que juegas el World Tour,que vienes un poco crecido, que no valoras las cosas… Y este susto me hizoponer los pies en el suelo, valorar todo lo que tenía, y que una ocasión comola que tenía con Javi no la iba a volver a repetir en mi vida. Era como unasegunda oportunidad y la tenía que aprovechar. Al año siguiente, cuandoquedamos subcampeones en Atenas, fue muy emotivo, infinitamente más bonito: poderestar ahí cuando había estado casi a punto de no poder volver a jugar avóley-playa…

 

¿Y hasta cuándo teves encima de la arena?

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Puesla verdad es que un jugador de vóley-playa puede aguantar hasta los 40 jugandoa un gran nivel. Eso sí, ¡si te respetan las lesiones! A mí la verdad es que meencantaría retirarme en Madrid, sería un sueño. ¡Ojalá salga como sede de losJuegos Olímpicos de 2020!

 

Ahora tiene 31 años.En 2020, tendrá 38. Una vez se haya retirado, Pablo se sigue viendo vinculadoal mundo del vóley-playa. Confiesa que le gustaría poder transmitir toda laexperiencia que ha tenido durante toda su carrera como profesional a las nuevasgeneraciones.

 

¿La intensa y brevecarrera profesional de un deportista de élite provoca vértigo cuando se acercaal final?

¡Claro!El Consejo Superior de Deportes tiene un programa, el PROAD (programa de atención aldeportista de alto nivel) en el que te van orientando para tu retirada.Te ayudan para prepararte la prueba de acceso a la Universidad, para masters,cursos, etc. A mí por ejemplo me está costando mucho. Dejé los estudios con18-20 años y ahora ahí estoy, en la pelea, a ver si me saco la Prueba de Accesoa la Universidad y luego hago algún master o curso vinculado al deporte. Teneresta orientación es muy importante. Igual que es fundamental tener a la familiacerca. En este sentido también tengo la suerte de tener la jardinería familiar.Siempre podré volver con mis padres y mis hermanos a trabajar en los viveros.Aunque ya te digo, me encantaría poder seguir vinculado al mundo del vóley-playa.

 

Acabamos laentrevista. Nos despedimos. Nosotros abandonamos la playa de vuelta a laredacción. Pablo recoge su mochila de la arena, y sin desenfundarse su equipajeni desinflar la pelota, se adentra en la arena, hacia la cancha en la que susamigos llevan un buen rato jugando.


 

@PauFiR

Laura Bellver

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