Ninjas en la ciudad

Cualquier lugar de la ciudad puede servir, pero las plazas, parques y zonas con muros consecutivos y a diferentes alturas son sus favoritos. En ellos se les ve saltar y superar todo tipo de obstáculos físicos, como si de unos ninjas se tratara. En realidad son los traceurs, aquellas personas que practican Parkour, una actividad cada vez más común en los entornos urbanos y a la que nos hemos adentrado en 360 Grados Press.

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“Ser fuerte para ser útil”. Bajo esta premisa de George Hébert (1875-1957), creador del entrenamiento del ‘Método natural’, se halla el origen de lo que hoy conocemos como Parkour. Este término, que nació en Francia, está inspirado en los llamados ‘parcours’ o actividades que tratan de superar obstáculos en un recorrido bajo el método de Hébert, que desarrollaba resistencia, velocidad, potencia y fluidez. Paulatinamente, se fue reconociendo entre los jóvenes debido a su entrenamiento físico, mental y social hasta extenderse a todo el mundo.

 

“El Parkour es una actividad que nos proporciona beneficios tanto físicos y mentales como sociales y personales, aplicados a cualquier ámbito por medio de saltos o superación de obstáculos, además de aportar valores positivos como el altruismo, el esfuerzo o la autosuperación, entre otros”, explican el presidente y el tesorero de Valencia Movement,  Carles Vera y Jefferson R. Vaca, respectivamente.

 

También destacan a Sébastien Foucan, un Yamakasi (aquellos jóvenes franceses, hijos de inmigrantes, que comenzaron a saltar como modo de vida y lo cual llamaron ‘Arte del Desplazamiento’) que se separó para vivir en Reino Unido, donde esta disciplina se conoce como ‘Free running’. Aquí se pone el énfasis en la creatividad y diversión por encima de la eficiencia y disciplina original de los Yamakasi.  A partir de entonces y movidos por educar a las nuevas generaciones surgieron diferentes academias en todo el mundo, como la de Parkour Generation en Londres, la Apex Movement en Colorado, la Tempest Freerunning Academy en California o R-evolution School en València que trabaja junto con Valencia Movement.

 

Desde Asociación Madrileña de Parkour se aclara que, de forma errónea, se suele calificar el Parkour como “deporte urbano, cuando en verdad su finalidad es la adaptabilidad del individuo a cualquier tipo de entorno, ser capaz de no verse limitado por los obstáculos que le rodean, ya sea en entorno urbano o natural”. De hecho, el entrenamiento se centra en la utilidad del movimiento y en desarrollar capacidades que permitan a la persona desplazarse por su entorno de manera ágil, rápida, controla, eficiente y con el menor riesgo posible. A su vez, según señalan, “sirve como medio de expresión y como una manera de desarrollar la creatividad. La belleza del movimiento reside en su utilidad y no tanto en la “decoratividad” o “floritura”. Todo ello con la finalidad de superar una serie de obstáculos.

 

Una actividad con adeptos en todo el mundo

En todas las ciudades existen ya grupos de gente que realizan esta actividad física. En València, por ejemplo, la asociación que los aglutina estima que hay unos 200 practicantes. “Es una comunidad dinámica y espontánea –indican desde Valencia Movement- A nivel mundial no deja de crecer en número y en popularidad, motivo por el cual la Federación Internacional de Gimnasia tiene la intención de añadir el Parkour como una modalidad competitiva”. Y matizan que la  mayor parte de la comunidad internacional está en contra de que esta iniciativa.

 

En España la disciplina se está introduciendo, por lo que los colectivos que se encargan de ello están promoviendo el Parkour de una manera segura y transmitiendo valores positivos a las personas.  En este sentido, la asociación valenciana tiene por lema “el conocimiento es poder y el primer paso es conocerse a uno mismo“, ya que quieren crear una comunidad en la que cualquier persona tenga cabida. “Intentamos educar a las futuras generaciones que sustentan la comunidad de Parkour en València en valores tales como la perseverancia, la tolerancia, el altruismo, el esfuerzo continuo y el no rendirse jamás”.

 

De hecho, según afirman, la superación de obstáculos que implica el Parkour ayuda a nivel psicológico a las personas, pues se enfrentan continuamente a sus propios límites para lo cual están obligadas a encontrar una solución. Se trata de una manera de gestionar las habilidades y los miedos de forma equilibrada, mejorando así el conocimiento de uno mismo. A su vez, se es consciente de hasta dónde se puede llegar, estimulando la humildad y la toma de responsabilidades y de decisiones.

 

¿Y los riesgos?

Evidentemente, como toda actividad física, el Parkour puede implicar un riesgo. Sin embargo, para evitarlo se desarrolla una preparación y un entrenamiento previo. “Cuando realizamos cualquier salto es porque antes nos hemos entrenado y trabajado. Así, lo realizamos de manera segura y cómoda. Si lo hacemos es porque sabemos que lo podemos hacer, que nuestras capacidades físicas y mentales están preparadas para enfrentarse ante el salto y/o la situación”, aseguran Carles Vera y Jefferson R. Vaca.

 

Por ello, apuntan que para llevar a cabo cualquier movimiento están muy concentrados, ya que implica tanto un entrenamiento físico como mental. “Haces un salto porque ya has desarrollado y controlado saltos previos o parecidos que te ha proporcionado la experiencia; no vamos a lo loco”, subrayan, y añaden que con un correcto entrenamiento y una buena dirección de personas experimentadas el Parkour no resulta peligroso.

 

Además, sostienen que esta actividad es para todos los públicos: el entrenamiento se desarrolla mediante progresiones, por lo que cualquier persona en casi cualquier estado físico puede iniciarse desde su propio punto de partida, incluso desde el suelo. Es por ello, según comentan, que cada vez hay más casos de personas de 50 y 60 años que lo están practicando, sobre todo, en ciudades europeas y estadounidenses. En R-evolution School, por ejemplo, cuentan con alumnado de 4 a 42 años, cada uno con su propia progresión.


@_Guiomar_

David Casas

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