Desde hace décadas las tribus urbanas han copado un espacio en las calles. Son muchas las actividades que han empezado en medio de la nada y se han alzado hacia lo más alto como, por ejemplo, el skateboarding. El que se ha consolidado, pese a los detractores, como uno de los nuevos deportes olímpicos en Tokyo 2020, después de varios meses de tira y afloja. Desde 360 Grados Press hemos contactado con dos skaters veteranos del panorama nacional para descubrir las historias más recónditas que se esconden detrás de esta disciplina.
Según el Anuario de Estadísticas Deportivas 2016, publicado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, el patinaje es uno de los deportes que más ha crecido en los últimos años en nuestro país. De hecho, allá por el 2010, únicamente el 0,5 % de la población total patinaba al menos una vez a la semana, y cinco años después este porcentaje se ha triplicado. Un claro indicador de que el skate es un deporte que está en auge.
Pero, ¿qué es el skateboarding? Se trata de una disciplina deportiva que para quienes lo practican es mucho más que eso. “Supone una manera de vivir“, exclama Carlos, un veterano que patina siempre en el skatepark La Mar Bella, en Barcelona, (Cataluña). Inventado en los años 50, en California, para poder surfear por la calle, nos dice, “el skate es la manera que tienes de agarrarte a algo que vives de verdad“. A diferencia de muchos deportes, “la competencia no lo es todo, porque los demás son tus amigos y siempre te ayudan a superar tus objetivos. Si te caes te ayudan a levantarte“, añade.
Para los menos aficionados es importante destacar que existen dos maneras de patinar, la street como su propio nombre indica, que es la más callejera y se trata de saltar escaleras, grindar barandillas o bordillos con la tabla y deslizarse con los ejes por la superficie, así como abordar otro tipo de flat que podemos apuntar como el más conocido, el ollie, que consiste en saltar junto a la tabla, explica el entendido en la materia. Pero lo que, sin duda, más atrapa a los amantes de este deporte es la cantidad inagotable de trucos que tienen a su disposición, como el kickflip, heelflip, pop shovit, varial y un largo etcétera.
El otro estilo, que es uno de los más utilizados por los skaters de profesión, es el rampero basado en hacer trucos en una rampa, una miniramp, bowl, megaramp o spine.
“Algunos trucos consisten en llegar al coping y con los ejes deslizarse como el 50-50, smith, blunt o trucos de “grab” que consta en saltar más allá del coping y coger la tabla con la mano, tal y como se hace en el indy, nosegrab, tailgrab o stiffy“, explica Raúl, skater aficionado de Valencia.
El bowl está constituido por una piscina vacía y permite hacer carving que es como si surfearas las olas. De hecho, es muy practicado por surfistas. Pero el skate no es sólo constancia, esfuerzo y diversión, como se puede entender de lo que nos relatan estos veteranos, también ha protagonizado varias historias de superación como las que hoy os traemos.
Personas que se superaron así mismas con el skate
Seguramente algunos de estos nombres te suenan familiares o tal vez no, pero en el cosmos skater son auténticas leyendas, que están a la altura de influyentes como Rodney Mullen, Ryan Sheckler o Paul Rodriguez. Ellos han sido reconocidos por protagonizar historias de superación a través de este deporte. Ejemplo de ello es Ítalo Romano, un skater sin piernas. A los 11 años perdió las extremidades inferiores tras sufrir un accidente pero lejos de sentirse derrotado, se sobrepuso a la situación y a día de hoy está considerado como un referente de superación por todo el mundo.
Otra historia similar es la de Marcelo Lusardi, apodado “the blind skater”, que se quedó ciego por una enfermedad y nunca ha dejado de practicar su deporte favorito. Parecida a la de Aaron Fotheringham que, por una malformación, se quedó minusválido y es reconocido por animar a muchos skaters a intentar probarlo con la silla de ruedas.
Solidaridad
Asimismo, además de estas historias personales que os hemos contado, existe una organización llamada Skateistain, cuyo embajador es Tony Hawk, que lleva a más de 1.600 jóvenes de Camboya, Afganistán y Sudáfrica el skateboarding y la educación en aras a crear un mundo mejor y más solidario.
Esta entidad nos demuestra que el patinaje, lejos de ser un mero pasatiempos, supone una manera de ayudar al prójimo. Además, también se puede decir, según estos veteranos, que es una forma de superación propia para conocer tus límites e intentar superarlos.
Inma Gabarda