El abrazo transatlántico

Una oportunidad única de disfrutar de una exposición retrospectiva del reconocido fotógrafo Horacio Coppola

VÍCTOR SARIEGO, Galicia. El alumno más longevo de la Bauhaus ha tendido un abrazo a toda Europa desde el otro lado del Atlántico. Y ha comenzado por Pontevedra, donde hasta el 15 de marzo se puede disfrutar en su nuevo Museo de una amplia muestra retrospectiva del destacado fotógrafo argentino Horacio Coppola, la mayor realizada hasta el momento en España. Después se trasladará a la Sala Amós Salvador, en Logroño, del 9 de julio al 27 de septiembre.

Entre las instantáneas, más de 120, que fueron tomadas por el artista en las décadas de 1920 y 1940, destaca su emblemática serie ‘Buenos Aires’, que le fue encargada por la Administración bonaerense en 1936 para conmemorar los 400 años de la fundación de la ciudad y en la que exhibe, con un lenguaje artístico autónomo, propio, vanguardista y moderno, una particular visión geométrica y abstracta de la arquitectura urbana que le rodeaba.

Otra de sus grandes aportaciones para este aniversario, fue la película ‘Así nació el Obelisco’, donde se refleja su fascinación por la calle Corrientes y uno de los obeliscos más famosos de la capital argentina, realizados para la ocasión. También se incluyen algunos de sus trabajos de sus viajes a Europa, de 1930 y 1934, entre ellos su homenaje al cubismo, en sintonía con las vanguardias artísticas internacionales, como su paso por la Bauhaus de Berlín, o sus vivencias en Francia e Inglaterra, y por último cuatro cortometrajes del genial artista.

Presentación oficial
La presentación del evento corrió a cargo de la vicepresidenta de la Deputación de Pontevedra, Teresa Pedrosa, que estuvo acompañada del director del Museo de Pontevedra, Carlos Valle y del director de la Fundación Telefónica, Francisco Serrano, responsable de esta muestra.

Horacio Coppola fue el primero en mostrar una mirada moderna, vanguardista, geométrica de la capital porteña con la que transforma la arquitectura en magia, el asfalto en arte, lo frío en apasionante; los tranvías se convierten en nostalgia, el tráfico una postal, los elementos cotidianos fragmentos de un cosmos por ensalzar, descubrir e investigar.

Ha perseguido con tesón la idiosincrasia de las luces, los contrastes, los enfoques, el movimiento, las perspectivas imposibles y, sobre todo, ensalzar las formas geométricas del mundo urbano. Coppola convierte en protagonistas a la propia ciudad, las líneas y quiebros de sus edificios, las calles, el mobiliario urbano, maquinas, estatuas y artilugios de todo tipo; el bullicio organizado, el transitar mecánico, las multitudes… Y lo hace de una forma modernista, innovadora, creativa, ecléctica, humana, siempre novedosa, vanguardista y reivindicativa.

Fotógrafo polifacético
Moderno por adelantarse a los grandes movimientos artísticos a los que influyó y de los que se nutrió: la Bauhaus, el maquinismo de Le Corbusier, el futurismo, el surrealismo… Innovador porque puso en práctica, mediante la imagen, las reflexiones contemporáneas a las que era tan asiduo por sus estudios y trabajos de filosofía, que le hacían además merecedor del contacto con autores como su paisano Borges, con el que compartía paseos por los arrabales y quintas. Creativo, continuamente en busca de lo nuevo, de lo estético aunque no fuera bello, poniendo en común diversas expresiones artísticas en las que se introdujo como el cine, la literatura, la pintura, la música… Ecléctico pues ha sabido aunar todas esas influencias y partícipes de tantos importantes momentos del tan convulsionado siglo XX. Humano, en el fiel reflejo de lo mundano, del entorno, de lo urbanita como expresión que no tiene que estar reñida, no lo está en sus instantáneas, no compite con ninguna magia de la Naturaleza. Logra su propia recreación maravillosa de un mundo donde dominan los tranvías y automóviles, los letreros luminosos, los anuncios con encanto, singularidad o sordidez, para convertirlo en la más digna explicación de que el devenir humano también es bello.

Hijo de emigrantes
Coppola, hijo de emigrantes italianos, nació en Buenos Aires en 1906. En su infancia practicó música, y fruto de una visita al Museo de Bellas Artes, le hizo seguir estudios humanistas, con la literatura, la foto y la filosofía y los idiomas como referentes. Dirigió teatro, estudio derecho, y fundó el Buenos Aires Film Club, referente de una de sus grandes pasiones, el cine, que alternó con la fotografía, a la que prestó mayor dedicación desde que a los 22 años se hiciera con una Leica. Viajó por Europa en al menos dos ocasiones, contactando con movimientos artísticos tan importantes como la Bauhaus, convirtiéndose en un referente mundial de este arte desde entonces. En 1968 recaló en Santiago de Compostela, Granada, Soria y Segovia, de las que dio buena cuenta fotográfica con la publicación de varios manuales con sus principales monumentos.

Autodescripción
Coppola, se describió a sí mismo: “Cuando de los infinitos puntos de vista posibles desde mi ventana elijo ese que es para mí el más esencial y revelador de lo real presente, mi imagen es una imagema. Ahora, con la cámara me posesiono de ella. Soy fotógrafo”.

Redacción Valencia

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