Cada día son más las personas que leen afanosamente los ingredientes de un producto antes de decidir si entra o no en su cesta de la compra. Preocupan las cantidades de azúcar, las grasas o aceites empleados y las tan temidas calorías que contiene el producto. Porque el problema no es el uso de estos ingredientes, sino su enmascaramiento.
Entras en el supermercado, lista de la compra en mano y con el objetivo de pasar el menor tiempo posible allí. Todos los productos que llenan tu carrito son dietéticos, simples galleticas, cereales integrales, yogures bífidus y algún que otro alimento denominado ecológico. Son alimentos que se presentan como saludables, así que no hay motivo para preocuparse. Sin embargo, si te paras a leer la etiqueta, encontrarás que esas barritas integrales de chocolate poseen aceites vegetales -tras lo que se enmascara el aceite de palma– o que esos yogures bajos en calorías cuentan con más azúcar que fibra.
Los efectos perjudiciales de estos ingredientes, o de otros alimentos como la parga o las carnes rojas, no son una novedad. La Organización Mundial de la Salud (OMS) lleva años advirtiendo de ello, sin embargo, solo se recuerdan estas cifras y recomendaciones cuando surge otro producto con dudosos beneficios. Proyectos con Sin Azúcar, llevado a cabo por Antonio R. Estrada, demuestran que hasta qué punto la sociedad no es consciente de lo que consume. Nadie se sorprenderá al ver los niveles de azúcar de una chocolatina o un refresco, sin embargo, las reacciones son muy diferentes cuando se trata de productos como galletitas bajas en calorías o alimentos para los más pequeños. A partir de sus fotografías, Estrada denuncia el elevado índice de azúcar en los alimentos a la vez que busca concienciar a una población cuya comodidad y prisas han supuesto una pérdida de interés en los alimentos que consumen, así como de su propia salud.
Otro ingrediente muy señalado ha sido el aceite de palma. Sus daños no se limitan solo a sus efectos en la salud de sus consumidores, sino que su excesiva explotación está perjudicando, también, al medio ambiente. Estos hechos han provocado que supermercados como Alcampo o Carrefour hayan eliminado los productos de fabricación propia que contengan este ingrediente de sus estanterías.
Así, está claro que uno no ha de obsesionarse con el control de su alimentación, ya que tomado de forma aislada no supondrá un perjuicio para nuestra salud. Pero sí que se ha de tener una cierta vigilancia, sobre todo en aquellos alimentos que se presentan como saludables ya que el usuario ya está prevenido frente a aquellos alimentos conocidos por sus bajos niveles nutricionales, así como su elevada cantidad de azucares y grasa saturadas.
Óscar Delgado