Impactante película colombiana que narra la vida de un hombre que se queda en silla de ruedas y lucha por lograr una indemnización que nunca llega. Al final opta por tomarse la justicia por su mano. Basada en una historia real ocurrida el 12 de septiembre de 2001, justo un día después de los atentados de las Torres Gemelas.
Porfirio (Porfirio Ramírez) es un hombre postrado en una silla de ruedas que sobrevive en una barriada pobre de la ciudad de Florencia, en Colombia, junto a su mujer (Jazbleidy Sánchez) y su hijo adolescente (Harrilson Ramírez). No sabemos qué le ocurrió para quedarse minusválido -aunque todo parece indicar que una bala perdida se alojó en su columna- pero sí sabemos que Porfirio le reclama al Estado una indemnización que jamás llega. Vendiendo minutos de teléfono móvil en su casa de planta baja consigue los ingresos suficientes para tener un plato de lentejas cada día. Para hacer cualquier cosa requiere de la ayuda de su hijo mientras su mujer le apoya dándole el amor y el cariño que puede.
Dirigida por Alejandro Landes, esta coproducción colombiana, uruguaya y española nos adentra con un ritmo pausado en las vicisitudes que tiene que librar Porfirio. Encerrado en casa, un día decide ir a visitar al abogado ante la negativa de este a atender sus continuas llamadas telefónicas para interesarse por la indemnización.
Desesperado, opta por coger un avión y viajar a Bogotá para reclamar lo que considera justo. En su equipaje incluye dos granadas de mano.
Un bombazo de película que a buen seguro no contó con mucho presupuesto pero que entre el papelón de Porfirio Ramírez y los delicados juegos de cámara del director deja un sabor de boca espectacular consiguiendo que el espectador se meta de lleno en la cinta y disfrute de un largometraje tan impactante como desconocido. Brillante.
Lorena Padilla