Mitos del pop contra el vacío veraniego

El Museo Thyssen Bornemisza dedica desde el pasado 10 de junio y hasta el próximo 14 de septiembre una exposición al pop art. Una garantía única para combatir el vacío veraniego madrileño y lograr la atención de los turistas que visitan la capital. Y es que, como afirmaba Richard Hamilton en un fragmento de una carta que se puede leer al inicio de la muestra, el pop art es “popular, transitorio, consumible, de bajo coste, de producción masiva, ingenioso, atractivo, efectista, glamouroso” y, sobre todo, “un gran negocio”.

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Seguramente no es ni de cerca la mejorexposición que ha presentado el MuseoThyssen últimamente, pero las salas están llenas hasta la bandera. El popart mueve a las masas y, en tiempo de vacaciones, nada como recurrir a unaliciente como el que ofrece la exposición “Mitosdel Pop” para garantizar una buena taquilla. Y eso aunque la muestra tengaalgunas lagunas y en repetidas ocasiones, en su afán por agrupar de algunaforma el extenso abanico de estilos y propuestas que engloba el movimiento, unaa artistas que aparentemente tienen poca relación entre sí. Por más que a todosse les pueda considerar parte de la misma manifestación artística.


El pop art, con su aparición a finales de los años ’50, supuso todauna liberación para el arte, una ruptura que acababa con la tradicionalseparación entre la alta y la baja cultura, un movimiento adscrito a la culturade la tecnología y de la sociedad de consumo. Y su estilo, muy visual, agresivoy tremendamente popular, pronto lo invadió todo. Hasta el punto de que imágenesde aquellos años continúan siendo hoy auténticos iconos. Hasta el punto decontribuir a mitificar todavía más a determinadas marcas y personajes de lagran pantalla que hoy recordamos más por sus apariciones en obras vinculadas almovimiento que por sus propias y prolíficas carreras.


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La exposición “Mitos del Pop” arranca con los collages precursores del movimientode Richard Hamilton, Eduardo Paolozzi o Ray Johnson, los cómics de Mickey llevados al gran formato por Roy Lichtenstein y los trabajospublicitarios de Andy Warhol,esenciales en el nacimiento del pop art como tendencia.  Y de ahí a dos de las tendencias más conocidasdel arte pop: Su vinculación con los emblemas o marcas propios de una sociedadque empezaba a ser invadida por la publicidad y su aproximación a los mitos delmundo del cine y de la música, como el Marlon y la Marilyn de Warhol, la Liz Taylor de Mimmo Rotellao los Beatles de Peter Blake.


Estas tres partes de la exposiciónconstituyen las más reconocibles para el gran público por su vinculación con lacultura popular y porque sus imágenes son ya auténticos iconos universales yatemporales. A partir de ahí la exposición se sumerge en otras facetas menosreconocidas por el común de los mortales, como la reinterpretación del retrato,basado en imágenes preexistentes, los paisajes interiores y las naturalezasmuertas, donde los bodegones se llenan de marcas de la sociedad de consumo, elerotismo urbano, o el acercamiento de los artistas pop al arte antiguo con laintención de desmitificar obras y artistas. En este sentido destaca sobremanerael cuadro que cierra la visita, ‘Lasalita’ de Equipo Crónica, una reinterpretación de la obra de Velázquez con gran contenido irónico yde denuncia política.



Mitos del Pop. Museo ThyssenBornemisza. Hasta el 14 de septiembre. Entrada 11€.


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