En la intimidad con Alberto García-Alix

El círculo de Bellas Artes de Madrid, dentro del programa de PhotoEspaña 2014, acoge ‘Autorretrato’, la muestra más personal, autobiográfica e intimista del fotógrafo leonés Alberto García-Alix. Una vuelta de tuerca al concepto de autorretrato que recorre casi 40 años de carrera del Premio Nacional de Fotografía 1999.

Uno camina por la vida con la seguridad de tener un concepto bastante claro de lo que es un autorretrato hasta que se topa con la exposición fotográfica de Alberto García-Alix, que hasta el próximo 28 de septiembre, y dentro del programa de PhotoEspaña 2014, acoge el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Entonces las certezas se derrumban cual castillo de naipes y uno tiene que admitir que quizás el concepto de autorretrato es más amplio de lo que uno imaginase dentro de su visión reducida del mundo.

O quizás es sólo que Alberto García-Alix es capaz de llevar el concepto a una dimensión nueva y más amplia. Porque para el fotógrafo leonés, autorretrato abarca todo aquello en lo que se siente reflejado, lo que convierte toda su obra en un inmenso autorretrato vital. Motos, casas, personas, bares… Ellos también son parte de ese gran autorretrato. Objetos y lugares que han dejado huella en el autor y que son reflejo de una parte de su vida.

No esperen selfies. Eso son banalidades de la posmodernidad. Esperen fotografías que impresionan por su sinceridad y su crudeza. Fragmentos del cuerpo del fotógrafo, jeringuillas que sacian el mono, preservativos usados que encierran una historia de amor, rincones en plena decadencia, desnudos de carnaval, heridas en el rostro tras peleas callejeras y la libertad que emana de esas motos y esas chupas de cuero.

El Círculo de Bellas Artes encierra en su primera planta la que seguramente es una de las exposiciones más impactantes de esta edición de PhotoEspaña. Un conjunto de autorretratos, en el sentido en el que los entiende Alberto García-Alix, que nos presentan a un fotógrafo de mil caras, pero sobre todo a un hombre que añora el pasado perdido, aquel lugar de “Donde no se vuelve”.

Marcos García