A un mes, poco más o menos, del estreno de la esperada cuarta temporada de Juego de Tronos, los fans del mandoble y la cota de malla tienen un aperitivo esta semana en forma de serie honrosa y artesana, avalada por el sello del Canal Historia. El estreno de la segunda temporada de Vikingos es una buena excusa para recordar una saga de cómic discreta pero bastante sólida en lo histórico. Firmada por Brian Wood, Northlanders es una colección que, a modo de historias autoconclusivas pretendía llevarnos a la salvaje Europa de la Alta Edad Media de la mano de los descendientes de los pueblos escandinavos que colonizaron desde Islandia hasta las estepas del Volga.
El universo de Northlanders esexactamente el mismo en el que se desenvuelven las aventuras de Ragnar Lodbrok,el protagonista de Vikingos. Pero mientras la serie secentra en las vicisitudes de este personaje, a medio camino entre la historia yla leyenda, el cómic escrito por Brian Wood adopta la forma de un relato coralen el que se pretende mostrarnos lo más ampliamente posible cómo fue eseuniverso vikingo. Northlanders notiene un solo protagonista, ni un solo escenario. A lo largo de los cincuentanúmeros publicados la serie nos lleva a visitar las escarpadas Islas Orcadasen Escocia, el monasteriode Lindisfarme que también aparece en la serie de televisión , la Irlandade la Alta Edad Media o la Rusia del siglo XI. En estos paisajes conocemos cómoera la vida de diferentes personajes: reyes, granjeros, soldados, villanos
todos ellos descendientes de las oleadas invasoras que desde finales del siglo VIIIy prácticamente hasta el siglo XII ejercieron su influencia por todo el nortede Europa.
Northlanders fue una apuesta personal de su guionistaque, asentado en Vertigo gracias a series como DMZ, trató de plasmar en un cómic la fascinación que desde niñohabía sentido por los vikingos. Películas como Alfredo el Grande, Los vikingoso Los invarores, amén de las sagasnórdicas como el Beowulfo o Hrolf Krakiinfluyeron en la idea de Wood de crear una especie de retrato coral sobre esasociedad que definió totalmente el devenir de la historia de países tandiferentes como Inglaterra o Rusia, quellegó a proporcionar la guardiade corps del emperador de Bizancio y que, incluso, sometió la ciudad deParís a saqueo en el año 885.
Wood aportó a la serie dosinnovaciones importantes: por un lado la verosimilitud que toma elementos de lanarrativa histórica para acercar un periodo concreto, que el autor consideradeterminante, a una amplia mayoría de lectores. Huyendo de la estética detítulos álbumes clásicos como El PríncipeValiente, Brian Wood trabajó con dibujantes de estilo directo que aportaronun toque dinámico propio de las viñetas superheróicas a este universo medieval.
Por otro lado, cada arco argumental que ocupan cuatro o cinco númerosUSA y que aquí se han sido recopilado en tomos independientes por Planeta y ECC emplea un tono y un géneronarrativo diferente que van desde esa especie de remake de Soloante el peligro que es El Retornode Sven, el primer arco, hasta los elementos neonoir que incluye La Viudade la Plaga, el sexto arco argumental.
Tal vez el mayor atractivo de Northlanders,además de esa variedad narrativa, la acción y el contundente despliegue visual,sea el cuidado que se ha puesto en la documentación. La ambientación, latoponimia y la sociología de los pueblos de la época están bastante cuidadas y,por ejemplo, se pueden observar variaciones en los atuendos y en las armas enfunción de la ubicación geográfica o temporal de la historia. Es cierto que aligual que la serie de televisión, Northlandersutiliza la violencia como reclamos para llamar nuestra atención. Pero tambiénes cierto que esa violencia completa un retrato histórico que, aunque algoexagerado, nos muestra bastante bien que los vikingos eran algo más queestereotipado salvajes con cuernos.
Javier Montes