Nos ocupamos esta semana de dos reivindicaciones en un mismo artículo porque los dos asuntos lo requieren y porque ambos lo merecen. El primero es la prohibición de que los menores de 7 años puedan asistir a la plaza de toros de Utrera. El segundo, el despropósito de un presidente que negó la puerta grande a Perera en Alicante.
Supongo que ya se habrán dado cuenta de cómo nos comen la cabeza lospolíticos con aquello de “contra la crisis y el paro, formación”. O eso eslo que nos cuentan. Al clavo ardiendo delos másteres, cursos e idiomas raros se tienen que acoger los jóvenes esperandoun futuro que ya está más que negro. Pero a pesar de todo, el mensaje es de”que no cunda el pánico, tranquilidad, que un año de estos igual salimos de lacrisis”.
Y mal que bien, “seguimos” pensando que formarnos nos ayudará aencontrar trabajo. ¿Pero qué tipo de formación podemos tomar como modelo? ¿Esaque nos sirve para que en Alemania se rifen a los mejores ingenieros y enFrancia a los mejores fisioterapeutas salidos de España y que tan poco sevalora en nuestro país? ¿O quizás hay que optar por la formación que debentener los políticos que han prohibido la entrada a los menores de 7 años a laplaza de toros de Utrera? ¿O la del presidente que le negó la segunda oreja aPerera en Alicante, tomando por el pito del sereno a los asistentes?
Que no nos cuente milongas, aquílo que hace falta es mucha cara. Esa cara con la que se ha aprobado en Utrera unanormativa municipal apoyada por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE),Izquierda Unida (IU) y Unión Progreso y Democracia para que los niños no puedanir a los toros. A cualquier persona o político que se le ocurra quitarle a unniño el derecho de disfrutar de una tarde de toros in situ, según la modesta opiniónde esta servidora, le sobra el apelativo de Socialista, de Español, deIzquierda, de Progreso y de Democracia. Igual que le queda grande el apelativode Popular al PP, que ha tenido la “brillante” idea de abstenerse en lavotación. ¿Por qué? ¿No eran ellos los que en 2010 pedían que la Tauromaquiafuera declarada Patrimonio Cultural? ¿Entonces? Será que Utrera no tiene otrosproblemas que resolver
Hace falta ser muy atrevido para semejante restricción nada más y nadamenos que en Utrera, cuna del toro bravo, zona del Guadalquivir donde se ubicannumerosas ganaderías, ciudad en la que se reúnen los mejores toreros paracelebrar el tradicional Festival de los Gitanos. Ni formación, niconsideración, ni servicio al pueblo, ni democracia, ni populismo, ni unidad,ni validez. Si este es el tipo de políticos que hay en Utrera, apague yvámonos.
Una vez más, queda claro que no se le puede pedir peras al olmo. Laformación se puede adquirir, pero la educación y respeto a los ciudadanos se ladebería traer cada político de su casa, y estos cinco partidos han demostradoser bastante maleducados al no respetar al pueblo que les vota y les mantiene.
Poco respeto tuvo también el presidente que privó de la segunda oreja yde la consiguiente puerta grande a Perera en Alicante el domingo pasado. Lafaena no tuvo ni un pero, correcta la colocación, valor a raudales; de lasmejores faenas del año. No sé qué más se le puede pedir a un torero. Lo supover todo el mundo que presenció el festejo y que pidió el segundo trofeo parael extremeño; todos menos el usía. Y de nuevo, como en Utrera, nos topamos conla misma situación de pasarse por el forro lo que el pueblo opina, reclama osolicita. ¿Por qué no lo quiso ver? Es la pregunta del millón.
¿Quizás porque no tiene ni puñetera idea de toros? Para eso tiene a unasesor a su lado. ¿Quizás el asesor tampoco sabe por dónde orina una vaca?¿Quizás al presidente no le cae bien Perera? ¿O porque quería su minuto degloria y llamar la atención? Desde luego la ha llamado, pero para mal, ahora yasabemos que le quedaba grande el asiento que ocupaba en el palco presidencial.Lo que una servidora no se explica es por qué no se destituye a estospresidentes que no atienden la voz de los aficionados a una fiesta catalogadacomo la más democrática del mundo.
Como ustedes entenderán, una oreja más o una oreja menos, ahora mismo esirrelevante para Perera, que ya tiene un puesto consolidado en el escalafón dematadores. Pero si ese trofeo era suyo y se lo había ganado a carta cabal, comoasí ocurrió, hay que reivindicarlo.
Sea como sea, creo que estos atropellos se podrían evitar si todo esteatajo de políticos y presidentes de festejos taurinos que no tienen en cuentala voluntad de la gente tuvieran que ir a coger algarrobas en pleno mes deagosto; a lo mejor se les quitaba la tontería y valoraban más los cargos queostentan.
Óscar Delgado