Seguro que muchos os habéis encontrado alguna vez, en cualquier rincón del mundo, con uno de esos post-it con mensaje optimista que los chicos de Somos The Posit empezaron pegando un día en las calles del barrio madrileño de Lavapiés. Desde allí, como un virus de optimismo, se expandió por todos los rincones de España. Y del mundo. En 360 Grados Press nos acercamos a la historia de un proyecto que saca sonrisas en tiempos de escasez de alegrías.
Saúl,Alberto, Sandy y Luis.Como ellos mismos se bautizan, son “los locos de Somos The Posit“. Que sólo conozcamos sus nombres y sus profesiones(periodistas, profesores y expertos en redes sociales) no es casualidad. Prefierenmantener el anonimato para que los focos apunten a un proyecto que ya no sóloes de ellos. “Nos gusta ser un poco anónimos porque al final Somos. Todos somos the posit. Aunquenosotros hayamos iniciado la aventura, todos somos parte de ella. Esto no tienecopyright ni es una idea de la quenos queramos apropiar. Es algo que queremos compartir con todo el mundo. Tantoes así que nuestra idea es que dentro de unos años podamos dejar un poco delado el movimiento y que éste tenga tanta fuerza que la gente sea capaz demantenerlo sólo”, apunta Saúl, quenos hace de guía en la incursión de 360 Grados Pressen la iniciativa.
El proyecto inicial, bautizado comoPosit-Ivos era algo diferente. Al tener amigos repartidos por varios puntos delplaneta, la idea era dejar post-its con mensajes positivos en lugaresemblemáticos de las ciudades donde vivían. Aquel fue el arranque. Luego, conlos pies más en el suelo, decidieron empezar por el barrio. Y al poder hacerlas pegatinas de forma industrial decidieron que había llegado el momento de “hacerloa lo bestia”. “Pedimos a una imprenta que nos hiciera los post-it por miles deunidades y nos pusimos a empapelar las calles con mensajes optimistas paraintentar que le gente se apuntara a la mareaamarilla“.
Al principio sólo contaban con susmanos para empapelar el barrio. Pronto a las suyas se unieron las de familiaresy amigos. Y más tarde la de personas que les empezaron a conocer a través de sublog y de su fanpage de Facebook.”Nos dimos cuenta de que a nuestro entorno la idea le enganchaba. Era un pococomo las pipas. Les dabas cuatro pegatinas y al rato te estaban pidiendo más”.Y no sólo a su entorno. Pronto llegaron los primeros pedidos de gente deseosade unirse al proyecto. “Lo de venderlo fue un poco un problema, porque nosotrosno nos dedicamos a esto ni queremos ganar dinero con ello. Es más, lo normal esque perdamos dinero, porque si tenemos que mandar a alguien un sobre a Italia,a Francia, a Barcelona
”.
Quienes vivan en Madrid o pasen unosdías por la capital de España tienen más suerte. En una tienda del barrio de Malasañavenden los post-it y las chapas, que fueron el segundo paso del proyecto, aprecio de coste. Mejor no hablar de merchandising,porque en Somos The Posit no buscanbeneficios. Como ellos mismos las definen, son sus “pequeñas municionespositivas”.
Unsoplo de alegría contra la realidad
El objetivo final de Somos The Posit es sacar una sonrisa ala gente pero sin caer en la trivialidad. “No vivimos de espaldas a larealidad. Yo hasta hace nada estaba en el paro, vivo rodeado de situacionescomplicadas. Intentamos dentro de todo lo malo, animar un poco a la gente. Quesi estás en el metro, en el cercanías o en el ascensor de tu oficina y por loque sea tienes un día un poco regular, pues que de repente veas un post-it conun mensaje así y quizás haga cambiar tu día. No es el buen rollo por el buenrollo. La idea es llevar un poco de alegría y a la vez seguir combatiendo enmuchos otros ámbitos”.
El éxito de la iniciativa ha sido talque los famosos se fotografían con las pegatinas, la gente se crea sus propiospost-it y sus propias chapas y reciben peticiones para traducir sus frases aotros idiomas. Aunque ellos prefieren mantener los pies en el suelo. “Esto nodeja de ser una aventura de andar por casa. Si estás muy encima, requiere muchotiempo y al final todos trabajamos y tenemos unos horarios que nos limitan.Pero estamos encantados de la vida, nos llena muchísimo ver a gente connuestras chapas, gente que nos dice que les ayudamos muchísimo, que se pasa eldía pensando donde colocarlos. La gente disfruta tanto como nosotros”.
Y todo pese a que en un principio elnombre del proyecto llevaba a algunas personas a pensar que se escondía unacampaña publicitaria detrás. “Lo del tema del posit no era tanto por el formato si no por los mensajes quequeríamos lanzar. Posit es de positivos, aunque por supuesto también sirve parahacer referencia al formato que utilizamos”. Pese a ello, han recibidopropuestas que han rechazado para no perder su independencia. “De momento sólohemos lanzado una frase, pero la idea es crear dos o tres al año (una de lasque tenemos pensadas es “Todos somos follables”) y en el momento en el quedependes de alguien ya tienen que ser consensuadas”.
Al movimiento Somos The Posit ya le quedan pocos rinconesdel mundo por visitar, toda vez que Australia está en camino de posar con suspegatinas. Pero aún queda retos por conseguir. “Nos gustaría llegar a sitios comoel Polo Norte. Incluso alguna de estas personas que contrata un viaje espacial seríala bomba que en vez de la pegatina de la NASA se pusiese una con nuestromensaje”. Optimismo que no falte. Ni siquiera en el espacio.
Laura Bellver