Los datos le avalan, los hechos le honran

Cercanía en el trato, sabiduría en sus palabras, cortesía en las formas, y admiración y respeto a raudales. En ese contexto se desarrolló esta entrevista al maestro gaditano Francisco Ruiz Miguel, un torero con 43 años de trayectoria taurina en los que ha batido más de un récord: ha estoqueado 100 corridas de Miura, 89 de Victorino, 50 de Murteira y 36 de Pablo Romero, ganaderías duras que le han curtido en mil batallas y que le han encumbrado. Una carrera intachable y siempre con un lema por bandera: “Rendirse, nunca”. Se retirará en 2013, pero para entonces, Ruiz Miguel ya será irrepetible.

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Hace unas semanas anunció quedejará los ruedos el año que viene. ¿Ha tomado esa decisión a raíz del percanceque sufrió en agosto en Tarifa?

La cabeza me daba muchas vueltas durante la recuperación y pensaba queno podía irme así del mundo del toro. Por ello, he decidido lidiar dos festejosla próxima temporada, uno en Francia y otro en España, porque ambas aficioneshan sido el eje de mi carrera.


¿Las retiradas podrían ser enVic-Fezensac, donde ha triunfado mucho, y en San Fernando, su ciudad natal?

En Vic-Fezensac he sido y soy un ídolo de su afición, aunque no descartootras ciudades como Mont de Marsan, Dax, Bayona, Beaucaire, Arles o Nimes. EnEspaña podría ser en San Fernando, pero me gusta mucho Jerez, El Puerto deSanta María, Algeciras, San Roque, La Línea o Sanlúcar; Cádiz sería el entorno.Sobre todo, que en cualquiera de esos sitios sea una despedida agradable y conun cartel compuesto por compañeros modernos y de los antiguos.


Han pasado 43 años desde quetomó la alternativa, ¿siempre quiso ser torero?

Sí. Estuve trabajando desde los 10 años en la finca del maestro RafaelOrtega. Yo entraba a la cocina y, eso no se me olvidará nunca, veía 3 ó 4jamones colgados, chorizos, morcillas, pero en mi casa no había esas cosas;éramos una familia trabajadora. Siempre quise ser matador de toros para tener aquello.Los valores del maestro me marcaron como torero y como persona.


Desde aquel 1969 ha demostradotener una afición desmedida, volviendo siempre a la cara del toro después delas cogidas, y además, ante toros muy complicados.

Eso va con uno mismo. El grado de querer superar aquello que te ha hechodaño, eso es la afición, el ansia de dar un paso más hacia delante. Yo hecortado muchas orejas y he sido feliz, pero al quitarme el vestido de torear,sabía que tenía otro compromiso al día siguiente o a los dos días y lo que habíahecho no serviría de nada si no había una continuidad. Superación es la palabrade esta profesión. Cuando te sobrepones al miedo, lo superas todo.


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¿Ese miedo se llega a superarrealmente?

Sí, si eres consciente del potencial que tienes, y si eres dueño de tumente, que es lo difícil. Los diestros que llegan a ser figuras del toreo sonlos que consiguen dominarse a sí mismos antes que al toro. Yo he pasado unmiedo horroroso en Madrid, pero iba mentalizado para jugarme la vida. Y pese almiedo, he abierto 10 veces la puerta grande de Las Ventas.


¡Sí que dominaba usted elmiedo, sí!

¡Bueno, según se mire, tengo 11, pero una no vale!


Explíquenos eso…

No cuenta porque salí a hombros con un trofeo. Corté una oreja a pesarde que el público pedía con insistencia la segunda. Y al no otorgarme lasegunda, la gente se tiró al ruedo y me sacó a hombros.


¿Uno se siente más orgullosocuando abre esas puertas grandes tras enfrentarse a ejemplares de ganaderíasduras como puede ser Victorino?

Cuando cuajas un toro de Victorino, de Miura, de Murteira, o de PabloRomero, de ese tipo de encastes, te sientes distinto, es otro nivel. A lo largode mi trayectoria he cortado orejas a otros astados y me han llenado, pero nohe llegado a romper esa “barrera del sonido”.


¿Cómo era en su época la distinciónentre toristas y toreristas?

Era la época más dura del toreo, los esfuerzos de los espadas estabanmás valorados y se les exigía más. Había más competitividad. Yo recuerdo a Dámaso,Capea, Manzanares, Robles, Los Campuzano, Manili,Galán, Roberto Domínguez, que eran competitivos y además, mataban esas corridasduras. O Paquirri, que no le gustabaperder ni a las canicas.


Si le parece, comentamosbrevemente su trayectoria. Toma la alternativa en 1969 en Barcelona y tan sólodos años después corta un rabo en Sevilla a un toro de Miura.

Eso fue impresionante. Muchas veces cierro los ojos en casa, en lafinca, miro la cabeza del toro y me voy 30 años atrás, y veo la faena. Es delas cosas que nunca se olvidan. Ese animal fue el que me abrió las puertas deesta profesión, me vino muy bien porque yo he toreado siempre por libre, sinuna casa de apoderamiento importante detrás.


¡Pero a usted tampoco le hizofalta esa casa de apoderamiento detrás…!

No, yo creo que no, porque “la casa” es el torero. Y como decía la genteantigua, cuando uno funciona, el apoderado puede ser hasta un betunero, porquelos empresarios te van a llamar.


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En 1974 lidia cinco corridasseguidas en Bilbao.

Eso no lo ha hecho nadie. Maté la mía, de Victorino. Después aceptématar la segunda. Cuando estaba en el hotel, me llamaron para torear unatercera tarde y accedí. Así, hasta cinco tardes seguidas, ¡no me daba tiempo nia ducharme! Acabé en el hospital y en goteros por una bajada de tensión.


Seguimos en 1974. Corta dosorejas en Las Ventas y en esa misma década y la de los 80, pasa a ser “capitángeneral” en Pamplona.

Eso fue espectacular. Pamplona ha sido uno de los sitios emblemáticos demi carrera. He pasado mucho miedo en ese coso, pero también he disfrutado mucho.En los sanfermines he cuajado toros importantes. Cuando toreaba en Pamplonasiempre pensaba en que no me cantaran el famoso “vete y no vuelvas más”.Pamplona tiene que ver que has dado la cara, aunque no obtengas trofeos.


¿Podríamos diferenciar entoncesentre torear y capacidad lidiadora?

Torear es dominar al toro y una vez dominado es cuando hay que torearlo.Hay ejemplares que lo único que tú tienes que hacer es acompañarlos, notorearlos. Torear un astado es distinto a acompañarlo, te permite expresartemás.


Ya metidos en los años 80, en1982, se produce “el suceso”: La Corrida del Siglo.

Un gran año. ¡Fue una cosecha muy buena! Aquella corrida de Victorino enLas Ventas marcó mucho al Toreo en general y a los tres toreros en particular.


¿Cómo recuerda esa tarde?

Como algo mágico. Fue uno de esos días en los que se junta una serie decosas: los toreros, no hizo viento, el público, el compañerismo, una atmósferaespecial, etcétera. No obstante, fue una corrida de toros de Victorino Martínexigente, y un festejo especial en un momento especial, ya que puso unainyección de fe e ilusión a los ganaderos, a los toreros y a la afición.


¿Cree que puede haber otraCorrida del Siglo?

No. No. Los toros podrán ser mejores, podrán torear mejor, pero la atmósferaque se creó ese día en la plaza de Las Ventas ya no se repite.


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Decide retirarse en 1989,vuelve en 1991 y lo deja el mismo año. Reaparece en 2001 con la intención dematar 10 ó 12 corridas de Victorino.

Sí, ya tenía el récord con los Miura, pero creía que me faltaban máscorridas de Victorino. Toreé una de dicha ganadería en San Sebastián, que fuemuy importante, pero después maté otra también de Victorino en Santander en laque no me vi bien y dije que se acababa. Posteriormente he toreado algunacorrida de manera esporádica, pero de Victorino y Miura ya no, prefieroquedarme con lo que he hecho; el que quiera batirme el récord que me lo bata.


Supongo que en una trayectoriatan amplia y tan dura, también habrá habido algún momento de decir no puedomás.

Sí, al final, cuando me retiré, porque el tiempo pasa y todos los añosno te pilla igual, ni física ni mentalmente. Fue entonces cuando pensé que me merecíaun  poco de sosiego, lidiar otro tipo detoros. Ese año sí lo pasé mal.


¿Cuál ha sido el momento másemotivo de su carrera?

Ha habido muchos. Cuando corté el rabo en Sevilla fue tremendo, mi debuten Barcelona, la Corrida del Siglo, un toro que cuajé en Dax, días emocionantesen Vic-Fezensac -como mi despedida, en la que corté el rabo a un animal deCuadri-, un Miura que lidié en Nimes, el año que gané el Escapulario de Oro dePerú y mi primer festejo en la Monumental de México.

¿Cómo definiría a una figuradel toreo?

Eso mismo le pregunté yo a Antonio Ordóñez y me dijo: “una figura deltoreo es el que está en el circuito entre 20 y 25 años”. Yo comparto esa visión.


Uno de los problemas que tieneahora la Fiesta es que las figuras del toreo no matan diversidad de encastes yéstos van desapareciendo.

Claro, y es una reflexión que deberían hacerse las figuras, porquetorear ejemplares de esas ganaderías una vez al año no hace daño. Cada vez sematan menos corridas como por ejemplo del encaste Santa Coloma, Pablo Romero,hierros que han sido santo y seña del toreo. Esa desaparición es la que lospropios toreros no podemos permitir. De hecho, en mi época, las figuras deltoreo los mataban. Por ejemplo, Antonio Ordóñez lidiaba miuras, Pepe LuisVázquez, Camino, Paquirri, ÁngelTeruel, entre otros.


Eso es lo que se echa de menosahora.

Sí, aunque se torea mejor que nunca. Pero hay más acomodamiento. Tambiénla prensa es más “de amiguete”. Antiguamente movías un pie y la crónica eramortal. Hoy día matas un tipo de toro que a la gente le da igual porque lo importantees divertirse, y mientras tanto se están perdiendo los aficionados quedefienden la pureza del toreo. No se le da ilusión al aficionado. Yo tengo elconsuelo de haberme entregado siempre que salía a la plaza, fuera la que fuera.


Para acabar, ¿cómo ve la situaciónde la Fiesta?

Está atravesando un momento muy malo, por la crisis y por los toreros. Anteslos matadores nos veíamos en el patio de cuadrillas o coincidíamos en el campo.Recuerdo que Camino, El Viti, Dámaso, nos mirábamos y pensábamos”este cabrón viene  a calentarme”, y era verdad.El aficionado de ahora es más conformista y parece que vale todo. Creo que hayque mejorar muchas cosas  porque esto eslo más bonito del mundo.

 

Estefanía G. Asensi

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