Belenes hechos con ingenio y corazón

La Navidad trae consigo tradiciones que no cambian por mucho que el tiempo pase. Así, engalanar las calles o decorar el hogar se han convertido en costumbres inquebrantables. Sin embargo, el ambiente navideño peca, a veces, de eso mismo: de ser una mera rutina. Disponer un belén en el comedor de casa no suele significar más que añadir otro elemento a la decoración con que disfrazamos nuestras particulares moradas en estas fechas. Puestos a ello, ¿por qué no hacer de esta ornamentación una buena obra? Descubrimos la peculiar exposición de fray Conrado.

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Es 6 de diciembre, Día de la Constitución y, por ende, festivo. Pero a diferencia del resto de locales situados en el centro de Valencia, las puertas del convento capuchino San José están abiertas. No hay ningún tipo de celebración o ceremonia eclesiástica. Es un modesto cartel a la entrada el que aclara la circunstancia: “Exposición de belenes”. Escaleras abajo se encuentra el pasillo que conduce al salón de actos; pasillo ahora convertido en una suerte de galería de arte. Porque belenes de todos los tamaños y formas copan unas mesas dispuestas a lo largo de esta estancia. Se trata de la obra de Conrado Estruch, un fraile de la orden que dedica sus ratos libres a fabricar estos nacimientos a mano.

Vistos desde lejos no guardan mucha diferencia con los belenes que pueden encontrarse en cualquier establecimiento comercial, pero al observarlos de cerca puede descubrirse lo particular de esta artesanía, pues fray Conrado recicla todo tipo de materiales para su elaboración: alpargatas valencianas, cubiertos, relojes, cáscaras de huevo, restos de aparatos electrónicos, esponjas… Por muy inusitado que parezca, cualquier elemento puede servir de soporte para estas creaciones.

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Aunque la exposición viene celebrándose desde 1994, este fraile capuchino cultiva su afición por los nacimientos desde que era un niño. Ha sido con el paso de los años que su pasatiempo ha hecho escuela: actualmente son muchos los colaboradores y colectivos que siguen su trabajo y le ayudan a conformar esta muestra, que crece en cantidad y relevancia de año en año. La presente comprende más de 1.400 belenes. Todos ellos están a la venta, aunque no constan de un precio específico, sino que cada comprador dona aquello que crea conveniente por pieza, sabiendo que su dinero se destinará a obras benéficas.

Las miniaturas de fray Conrado

Fray Conrado ya cuenta los 85 años, pero sigue trabajando en sus peculiares obras de arte como el primer día. “Siempre está pegando o montando sus miniaturas”, comenta una de las mujeres que cuidan de la muestra. Un pequeño cuarto en el primer piso del convento le sirve de taller. Figuritas, materiales y herramientas se encuentran por doquier, pero este fraile se siente cómodo en el caótico orden de su refugio creativo. Allí es donde pasa gran parte de su tiempo dando forma a sus composiciones. Así, estos belenes resumen el trabajo de todo un año, el cual cobra su sentido en estas fechas, cuando alguien, más allá de de decorar su casa por seguir la tradición, comprende que puede darle un valor añadido si ayuda con ello.

Quien baraje comprar o regalar un belén, puede visitar esta exposición benéfica en la calle Cirilo Amorós, 67 (Valencia). El dinero recaudado se destina íntegramente a ayudar a familias sin recursos o a entidades como la Casa Cuna Santa Isabel o el Cottolengo del Padre Alegre.

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