“El teatro es una forma de volver a ser niño”

360gradospress entrevista a Salva Belenguer, actor de La Cullereta Teatre, una compañía teatral que recorre las localidades valencianas haciendo reír a los más pequeños de la casa.

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La Cullereta Teatre era hasta hace bien poco La Cullereta Taronja. Wilfrid Pello, actor, director y propietario de la compañía, volcaba sus esfuerzos en realizar talleres de teatro y cursos de risoterapia. Algo tiene que ver Salva Belenguer, que sólo tiene palabras de elogio para Wilfrid por su “confianza” y por inculcarle la pasión por la interpretación, en el nacimiento de la vertiente teatral de La Cullereta. Presentó un guión de una obra de piratas destinada al público infantil y a partir de ese momento él y Wilfrid empezaron a caminar juntos de la mano. De eso hace casi un año. A finales de enero la Sala Carolina de Valencia acogió el estreno de “Un instante…un mundo”, la nueva producción de La Cullereta destinada a los más pequeños. Juegos, cuentos, diversión y, sobre todo, mensaje. La receta de una compañía que empieza a crearse su propio espacio en el ambiente teatral valenciano.

¿Qué ofrece La Cullereta a los niños?
Los niños tienen de todo hoy en día para pasárselo bien y en la mayoría de los casos son cosas que tienden a la individualidad. Tener un espacio para pasárselo bien, con más gente, prestando atención, es un gran logro, porque hoy en día los niños se aburren con mucha facilidad y exigen mucho a la hora de pasárselo bien. Ver a los niños reír, hacer comentarios sobre lo que ven, es muy gratificante.

¿Qué tenéis en cuenta a la hora de preparar una obra infantil?
El mensaje. Las obras siempre tienen que tener un mensaje que haga recapacitar a los niños cuando finaliza, que les incite a hacer cosas, a estar en contacto con la cultura. Lo fundamental es que los niños se rían y se lo pasen bien, pero también intentamos que recuerden cosas de la obra con el paso del tiempo, más allá de lo que dure la actuación. En una de nuestras obras, por ejemplo, una niña tiene a su padre enfermo por un accidente y para alegrarlo decide conseguirle un cuadro, porque sabe que a su padre le gusta la pintura y se alegra y emociona con ella. Al final es la misma protagonista la que decide pintarlo y yo, que muchas veces estoy entre el público, escucho a niños diciendo a sus madres que quieren pintar cuando lleguen a casa. “Un instante…un mundo” tiene mensajes sobre la ciudadanía global, sobre el cuidado del planeta e intentamos inculcar eso a los niños.

¿En qué situación está el teatro infantil?
No se puede decir que se esté perdiendo, aunque sí que es cierto que el teatro en general va perdiendo espacio. Las películas son cada vez más espectaculares, las de dibujos animados igual, y eso afecta en cierto modo al teatro. Hay padres que prefieren llevar a sus niños a ver una película que una obra de teatro, pero siempre hay gente fiel y que sabe valorar lo que aporta la experiencia teatral.

¿Qué supone para alguien como tú, que llevas relativamente poco tiempo ejerciendo, el teatro?
Para mi es una evasión. Cuando hago una obra y soy un pirata o un niño, me evado completamente de mi mundo real. Es como si fuese un niño que juega a ser un pirata, o que juega con su hermano a contar cuentos. Las obras infantiles hacen que el teatro sea para mí como un juego. La verdad es que disfruto muchisimo volviendo a ser un niño y más que cualquier beneficio económico que pueda tener, lo que me gusta es pasármelo bien y desconectar del mundo, porque si los niños ven que los actores disfrutan, ellos disfrutan también.

Has participado y has visto desde cerca el rodaje de algunos capítulos de series de televisión. ¿Teatro o cine?
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Lo bonito del teatro es que sientes el calor de la gente que está en el público, escuchas sus risas, sus reacciones, sus aplausos. El sentir el calor del público es muy bueno. Siempre he visto a actores que decían, yo prefiero el teatro al cine. Y ahora lo comprendo perfectamente. Cuando haces una obra de teatro, si dura una hora sabes que es una hora sin cortes, en la que tienes que estar completamente metido en la piel del personaje, disfrutando del él. Si hay fallos se improvisa, pero la obra no puede parar. En cambio en el cine para grabar una escena de tres o cuatro minutos había que repetirla diez o doce veces. Supongo que para un actor, interpretar en el cine con secuencias de dos o tres minutos, repletas de cortes y reanudaciones, tiene que ser todo muy diferente a la hora de meterte y disfrutar del personaje. Lo que pasa es que el resultado final es mucho más llamativo. A lo mejor estás grabando en un barco que no es muy grande y luego en la televisión parece un transatlántico y queda espectacular.

Siempre vemos lo que luce, a las estrellas ya consagradas. ¿Es realmente difícil hacerse un nombre en este mundo?
Hay mucha gente que le gusta actuar y, por lo tanto, mucha competencia. También los hay que simplemente actúan con la intención de hacerse famosos. Hay mucha competencia, cada vez hay más escuelas y agencias. Pienso que si uno hace lo que le gusta y lo hace con ganas, la ilusión puede tenerla siempre. La vida como actor es muy larga y no sabes nunca si puedes hacer algo grande, así que esa motivación siempre está ahí. Al final lo que queda es disfrutar de lo que haces y pasártelo bien.

Adrián Cordellat

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