El flagrante negocio de los amagadores

 

¿Conocéis a alguien que haya fingido cambiarse de compañía de teléfono para conseguir una oferta mejor o un nuevo dispositivo móvil? ¿Cuántos habéis recurrido a la ‘picaresca española’ para conseguir un beneficio de este tipo? Desde hace años los ‘amagadores’ han descubierto un nicho de mercado bajo el que poder actuar. Pero, ¿qué es un amagador? Esta semana en 360 Grados Press nos sumergimos en este oficio camuflado.

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Cuatro de cada diez usuarios que inicia una solicitud de cambio de compañía lo cancela, tras recibir una contraoferta de su operador móvil. Es lo que se conoce como un “amago de portabilidad“. Un negocio que se lleva realizando desde que las compañías móviles empezaron a ofrecer nuevos dispositivos a cambio de fidelizar al cliente.

Pero más del 50% de los usuarios que comienzan estos trámites burocráticos en realidad no tienen intención de realizar dicho cambio, porque amagan su traspaso de línea de forma intencionada con el objetivo de conseguir un móvil nuevo o un descuento en su tarifa. Y como no siempre se logran los objetivos deseados, existe una figura profesional, con carácter de negociador nato, conocedor de la industria móvil y el marketing que se dedica a este menester. Es al que se le conoce como “amagador”, y se dedica a hacer amagos de portabilidad de forma profesional.

Miguel, que es el nombre ficticio que recibe nuestro profesional, lleva dedicándose a este sector desde hace más de una década. Sus clientes contactan con él por un tercero, pero no se anuncia en ninguna parte porque sabe que está cometiendo una ilegalidad. “Normalmente me llaman amigos de amigos y solicito una reunión con ellos para conocer en profundidad cada caso”, explica a 360 Grados Press.

“El último amago que hice fue para una familia, querían cambiar los tres móviles y abaratar el coste de su ADSL, así que contactaron conmigo”, señala. El siguiente paso es estudiar su comportamiento y el uso de los datos para cerrar una tarifa con la compañía, que se ajuste a sus necesidades. Desde el momento en el que se decide lo que se va a solicitar, comienza la cuenta atrás. Miguel tiene dos días, aunque por ley figuran 24 horas, el tiempo que se tarda en realizar una portabilidad, para enfundarse en la identidad del titular de la compañía y negociar con las operadoras, con el fin de lograr la mejor contraoferta para su cliente.

En muchas ocasiones tienen claro el cambio que quieren realizar y lo que pretenden conseguir pero otras veces, aunque menos frecuente, según lo que las operadoras ofrecen se posicionan con una u otra, dependiendo de la cuantía de beneficios que les reporte a ambas partes. En forma de pago, si el amagador puede sacar dos o tres móviles, se queda con uno. En caso de no poder canjearlo por un dispostivo, entonces se le paga una parte del valor económico de los móvile, a convenir por sendos lados.

Pero con este arriesgado negocio únicamente ganan los amagadores y los clientes, mientras que las compañías móviles pierden más de 20 millones de euros anuales, además de poner en peligro la competitividad del mercado, según las conclusiones que se desprenden del último informe realizado por DoctorSIM, que ha analizado una selección aleatoria de personas que decidieron cancelar su portabilidad sin un motivo aparente.

No obstante, desde hace años la nueva normativa ha dificultado, aún más si cabe, la labor del amagador, ya que le ha tocado reinventarse porque actualmente las compañías han fijado un plazo de 24 horas para realizar el cambio de portabilidad. Aunque en la práctica siempre es más por el traspaso de la documentación y los días en los que se solicita la gestión. Pero la misión sigue siendo la misma, en el menor tiempo posible hay que lograr la mejor oferta. Es el reto que tienen por delante estas figuras oficiosas, que trabajan en la sombra para lograr  condiciones ventajosas, de las que después gozan sus clientes.


Inma Gabarda

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