Cada vez hay más gente que se suma a comer de aquello que cultiva. Si los supermercados se habían convertido en la fuente principal de alimentación, los huertos urbanos, familiares o ecológicos están cobrando fuerza en torno a las grandes ciudades donde la conciencia por una nutrición más sana ha ido imponiéndose. Una iniciativa que también se está convirtiendo en un hobby y que ayuda a que los más pequeños sepan de dónde vienen los alimentos que toman.
Cuántas veces hemos afirmado que los tomates del supermercado ya no saben como antes o que las frutas y verduras poseen una gran cantidad de productos químicos que podrían ser perjudiciales para la salud. Por ello, los huertos para consumo propio han ido creciendo en los aledaños de ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia gracias a iniciativas tanto públicas como privadas.
“Nos gustaba la horticultura y la botánica y queríamos consumir unos productos ecológicos durante su temporada y después en conserva”, comenta Felisa Prieto, que tiene un pequeño terreno en Albacete a través de la Asociación de Huertos de Ocio Ecológicos (AHOE). “Mi marido estuvo en la Universidad Popular haciendo cursos sobre esto y fue cuando nos animamos a hacernos socios de AHOE”, recuerda. Estuvieron un tiempo en lista de espera hasta que se les adjudicó la tierra que actualmente les está dando sus frutos.
Las siembras se realizan, como toda la vida, por estaciones: “Empezamos en El Pilar con la habas; seguimos con los ajos que, como dice el refrán, deben estar sembrados antes de enero; las cebollas para San José, las patatas para San Marcos, los guisantes para las Cruces de Mayo, y ya vienen los tomates y el resto de hortalizas como el pimientos y el calabacín. De cara a junio o julio se planta lo del otoño (col, brécol, lombarda )”, explica bajo la batuta del calendario que siempre han empleado los agricultores.
Por su parte, el Ayuntamiento de Alboraya (Valencia) cuenta con una promoción de huertos sociales, una veintena de terrenos que se otorga siguiendo un orden: primero personas desempleadas, después jubilados, colegios y asociaciones y, por último, la población en general. “Hay unos 30 vecinos que se encargan de estos huertos, que sirven para su autoabastecimiento comenta la concejala de Huerta, Raquel Casares Les solemos ofrecer cursos con personal especializado para que conozcan el cultivo de cada temporada, la creación de huerta y para que aprendan sobre agricultora ecológica”.
“La gente aprecia la diferencia entre la producción ecológica, la recolección y el consumo inmediato del producto. Cuando madura la planta, es mucho más sabroso que el producto que se encuentra en los comercios producido convencionalmente”, señalan desde Huerto en Alquiler, que tienen tres fincas en las zonas de Barcelona y Tarragona en las que 75 personas han hecho de la agricultura su hobby: “Disfrutan al aire libre y, además, transmiten a los más pequeños estos conocimientos”.
Muchos de estos proyectos cuentan con huertos tutelados para aquellas personas que comienzan esta andadura. Santiago Cuerda, coordinador de Huertos Compartidos, una iniciativa impulsada por la asociación Reforesta, indica que tienen varias modalidades: “Son huertos urbanos/periurbanos de alquiler, en fincas donde cultivan muchos horticultores aficionados. Los tenemos en Barcelona, Sevilla, Valencia y Madrid, superando las 300 parcelas en total”. El plazo mínimo es de un año para estos iniciados.
Asimismo, ofrecen los llamados Huertos Compartidos (urbanos o rurales), que dan nombre a la iniciativa, la cual actúa como intermediaria conectando la oferta y la demanda. Este tipo de terrenos, más de 200 en fincas por toda España, se destinan a aquellas personas que ya tienen conocimientos y experiencia en horticultura ecológica y, a cambio, quien cultiva debe compartir la cosecha con el propietario. Para un nivel más elevado, el perfil de agricultor que será el de un profesional o que va camino de ello, se puede optar a un Huerto de Autoempleo en los que los arrendamientos son a cinco años y cuyas cosechas van destinadas a la venta.
Huertos ecológicos
La característica común de todos estos terrenos es que los frutos que da son ecológicos. De hecho, AHOE se reserva el derecho de dar de baja a una persona si usa tratamientos químicos o si abusa del agua durante el riego por goteo que emplean. “En casi todas las parcelas tenemos plantas aromáticas que repelen ciertas plagas (romero, albahaca, lavanda, orégano) y flores como capuchinas o caléndulas”, añade Felisa Prieto.
El tema del agua resulta fundamental y, de hecho, en Alboraya cuentan con una característica especial: se rigen bajo el dictado del Tribunal de las Aguas de Valencia, institución milenaria declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2009. De esta manera, “el riego va por acequia según se establece para la huerta de Alboraya”, aclara Raquel Casares, quien subraya que también es una forma de dar a conocer la forma en la que se reparte el agua en la huerta valenciana.
Patricia Moratalla