El regreso a los orígenes

Si hace años se hablaba del éxodo rural, esta tendencia ha comenzado a revertirse, aunque sea mínimamente. Cada vez más personas deciden dar el paso para vivir alejados de las grandes urbes. Las razones van desde la propia crisis económica, hasta criar a los hijos en un ambiente de naturaleza o apartarse de un frenético estilo de vida. Por eso, desde 360 Grados Press hemos contactado con dos testimonios para que nos cuenten sus experiencias.

[Img #24859]
Tomás y Carmen llevaban años trabajando en Madrid. Él consultor en una multinacional y ella responsable de ventas en el departamento de marketing de una gran empresa de telefonía. Vivían en el barrio de El Pilar, en un piso con unas vistas que llegaban más allá de La Vaguada. Se puede decir que les iba bastante bien económica y profesionalmente. Hasta que una noche, tras una conversación, se dieron cuenta de que no eran felices ni en esa ciudad ni con sus respectivos trabajos. Además, querían dar el paso de formar una familia, pero no querían ver crecer a sus hijos en aquella gran mole con un “champiñón” de polución sobre sus cabezas.

 

Así pues, retornaron a sus orígenes, Murcia, tras una petición de traslado laboral. Primero vivieron en la capital, para que el cambio no fuera tan brusco, donde nació Laia. Pero aún así querían que su hija se criara en otro ambiente. “Y también lo necesitábamos nosotros“, comenta Carmen.  “Por eso, nos fuimos a vivir a una casa de campo a las afueras de un pequeño pueblo. Realmente, no estamos desconectados de la civilización, porque llevamos a la peque al cole y ambos trabajamos; eso sí, en cosas muy distintas a lo que nos dedicábamos en Madrid, relacionadas con la gastronomía y la creatividad“.

 

[Img #24860]
Carmen y Tomás mantienen un contacto más estrecho con la sociedad, pero hay quien prefiere la vida de ermitaño y se aísla del mundanal ruido. El caso de esta pareja resulta más común de lo que se piensa: gente que vive en grandes ciudades y acaba regresando al mundo rural. De hecho, el Instituto Nacional de Estadística (INE) refleja que en 1999 había censadas 905 personas en núcleos poblacionales de menos de 101 habitantes, cifra que se ha incrementado hasta alcanzar las 1.238 el año pasado. Puede parecer una cifra irrisoria, pero se trata de una tendencia al alza que no hay perder de vista.

 

Por su parte, Gamusino, pseudónimo que emplea el creador del blog Proyecto Vivir en el Campo, explica que cada vez hay más personas que optan por esta forma de vida “probablemente por un cambio de valores en muchos de nosotros“. Señala que, en su caso, “anduvimos buscando una vida más genuina, apegada a la naturaleza y criar a nuestros hijos en un entorno rural. Los pueblos pequeños tienen sus ventajas y desventajas, más aún cuando vienes de fuera. Pero, indudablemente, el tipo de socialización que se produce es mucho más humana que en la ciudad, entendiendo como humana la propia del ser humano“. 

 

Para iniciar un proyecto de estas características, Gamusino hace hincapié en que “hay que ser realistas. Es fundamental tener muchas ganas e ilusión, pero hay que ser consciente de que, probablemente, será duro, de que siempre no es primavera, y que los plazos se acaban alargando siempre, por lo menos el doble“. Desde su experiencia, apunta que comenzaron el proyecto con una idea muy amplia de vivir en el campo y acabar viviendo del propio campo. “Luego, vas viendo cómo se adaptan tus circunstancias personales. En nuestro caso, por ejemplo, la idea era vivir fuera del núcleo urbano, y al final nos decidimos a las afueras de un pueblo, entre huertos, pero dentro de los límites de la localidad“, indica.

 

Los comienzos no son fáciles. “Nos pusimos un nivel de exigencia alto: decidimos construir nosotros mismos nuestra casa y, sin duda, subestimamos el trabajo que conllevaba. Al mismo tiempo, hemos estado criando, y mi mujer se ha dedicado a las niñas, así que hemos tenido que hacerlo todo con nuestras manos y sólo con el dinero que ganaba yo“.

 

Por eso, insiste mucho en que depende de las circunstancias personales de cada uno, desde la situación económica, la edad o si se tiene o se van a tener hijos. “A partir de ahí –continúa- hay que mantener la mente abierta y desplegar nuestras distintas opciones con ilusión, pero también siendo honestos con nosotros mismo“.

 

Para las personas que han abandonado la ciudad para vivir en el campo, las ventajas son todo: “Disfrutamos abriendo la ventana y viendo campo, con el silencio de la noche roto solo por los mochuelos, cuidando de nuestro pequeño huerto y de las gallinas, el ambiente en el que se están criando nuestras hijas, salir de casa y en cinco minutos estar andando por la sierra, la chimenea en las tardes de invierno“, relata Gamusino. Sin embargo, reconoce que a mucha gente que no les atrae este tipo de vida.

[Img #24861]

¿El campo da la felicidad?

 

Tanto Carmen como Gamusino dicen que, por lo general, la gente es más feliz, ya que gana en calidad de vida y se está en un contacto permanente con la naturaleza y los orígenes del ser humano. El blog de Gamusino cuenta con una sección de contactos, en la que se puede leer a mucha gente que va a tomar la iniciativa, desde familias hasta personas solas, y todas transmiten esa alegría por aventurarse en este cambio de rumbo. También hay otras personas que necesitan de otras para activar iniciativas ecológicas en núcleos muy pequeños. 

 

Sólo recuerdo un caso que no salió bien, un hombre que me contactó y que dio el paso. Se fue a vivir a una zona rural con muy poca población. Me escribió al cabo de unos meses en pleno invierno, bastante angustiado porque se sentía solo, se le hacías las tardes eternas con la oscuridad, sin televisión y, como se suele decir, habiendo quemado sus naves. Por eso, pienso que es bueno tener experiencias previas y, de hecho, tampoco hay por que hacer un cambio tan brusco de golpe“, recomienda.   

 

El proceso de vivir en el campo hace madurar, ser constante y perseverante. Una actitud que, según Gamusino, hay que adoptar “para no abandonar el proyecto, y pienso que ha sido el mismo proyecto el que, al fin y al cabo, me ha dado estas cualidades“.


@_Guiomar_

Patricia Moratalla

Deja un comentario

Your email address will not be published.

*

18 − seis =

Lo último en "Reportajes"

Subir