Los vestidos son para el invierno

Más concretamente, e indiferentes a los grados marcados por el termómetro, los vestidos se deberían lucir en diciembre. O, por lo menos, eso proponen desde Dressember, una iniciativa de carácter global que pretende denunciar de esta forma la explotación sexual.

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La propia precursora reconoce que esto comenzó a partir de una “idea tonta” que tuvo en 2009 mientras estudiaba en la universidad: llevar un vestido durante todos los días del mes de diciembre, sin excepción. “¡Fue un accidente! Pensé en este reto de estilo personal y tuvo tan buena acogida que empecé a soñar con qué más podía hacer con él. Decidí alinearlo con una cuestión que me preocupa mucho, como es el tráfico de mujeres, para ver si podía tener éxito. Los resultados han sido asombrosos: a la gente le encanta la idea. Es una forma muy sencilla y divertida de involucrarse en un tema muy duro“, resume ella misma, Blythe Hill. Primero fueron sus amigas; después, otras conocidas de estas y, así, sucesivamente hasta alcanzar cifras como que el año pasado se consiguió rescatar a unas 50.000 personas de las garras de la trata en todo el mundo gracias a lo que finalmente cobró forma en 2013 jugando con el lenguaje bajo el nombre de Dressember.

 

Del gesto al hecho: ¿cómo se materializa la participación?

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Al igual que ocurrió en sus inicios, Dressember sigue debiéndose al boca a boca para ganar seguidoras, las cuales ya se cuentan en cerca de 3.000 procedentes de 32 países. El funcionamiento es tan sencillo como que cada una de ellas llame la atención con sus vestidos y, al ser preguntadas al respecto de su peculiar monotonía en este sentido, explique la iniciativa a sus allegados, de manera que se divulgue la problemática de la explotación sexual que todavía sufren miles de personas. Pero el proyecto no acaba ahí: obviamente, necesita de fondos para cumplir su cometido, los cuales provienen de pequeñas donaciones que los sabedores del movimiento hacen paralelamente. Estas se destinan a las organizaciones IJM y A21, que trabajan por la defensa de los derechos humanos en general y desarrollan una acción centrada en la lucha contra esta forma de esclavitud contemporánea.

 

Es increíble ver la labor de estas entidades. He tenido la oportunidad de visitar un par de sus sedes y de conocer a varias supervivientes. Son mis heroínas: a pesar de haber pasado por un horrible abuso, son capaces de sentir triunfo y alegría. También es sorprendente que las mujeres me escriban para decirme lo poderoso que es para ellas participar en Dressember: es un pequeño sacrificio que se convierte en un ritual diario, el cual les obliga a empezar cada jornada pensando en esta cuestión“, declara Blythe. De hecho, no hay más que entrar en el correspondiente perfil de Instagram de la fundación para comprobar la repercusión de la que goza Dressember, logrando la movilización, asimismo, de muchos hombres por la causa con el lema Real men don’t buy women or girls – “Los hombres de verdad no compran mujeres o niñas” – que se ha convertido en otros de los mensajes a promover.

 

La unión hace la fuerza: no más trata de mujeres ni menores

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Con todo, la entrevistada reconoce que en los últimos años se han dado importantes avances en este frente abierto, sobre todo a nivel de concienciación y tecnología, ya que se habla más de ello y se puede rastrear mejor a quienes mantienen este negocio ilícito con vida. Sin embargo, el camino por recorrer se plantea largo, por lo que se precisa de la complicidad de la sociedad para erradicarlo definitivamente. En sus palabras: “La esclavitud es diferente en cada país: hay tratamientos culturales hacia las mujeres a desmantelar, vulnerabilidades entre refugiados a combatir, poblaciones pobres a empoderar y cientos de miles de niños a proteger. Guardo la esperanza de reunir a todas las entidades que trabajan para combatir este problema desde distintos ámbitos – educación, prevención, acogida y defensa legal – para convertirnos en un cúmulo de fuerzas capaz de combatir el rápido crecimiento de esta industria criminal“. Por el momento, cada vez más mujeres sacan sus vestidos de los armarios para sumarse a la acción.


@LaBellver

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