Ni la mitad de lo que se esperaba

El balance de la Feria de Fallas ha dejado mucho que desear en el apartado ganadero, pues ganaderías de renombre no han estado a la altura, y algunos espadas podrían haber dado más de sí.

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Esperaban los aficionados elpasado sábado 12 de marzo con la ilusión que conlleva la reinauguración de unaplaza. El cartel era de relumbrón: Ponce, El Juli y Barrera con toros deVictoriano del Río; aparentemente una tarde de éxito asegurado sobre el papel.Pues bien, todo quedó en eso, en papel. Salvo el segundo buen toro que El Juliaprovechó y al que cortó una oreja, los otros cinco rozaron la línea de loimpresentable. Barrera, por su parte, no se resignó a irse de vacío en suúltima feria de Fallas y regaló el sobrero, del que obtuvo un trofeo.

Al día siguiente, de los toros deJandilla sólo destacó el cuarto, al que Paquirri cortó una oreja a base encandilara parte del público con varios pares de banderillas. El mismo premio se llevóen el esportón El Fandi, mostrando una vez más sus ganas de hacer disfrutar alrespetable con su estilo particular, aunque veía que la tarde se venía a lacontra. Y eso fue lo que también ocurrió a Alejandro Talavante, que si bientuvo pasajes de gran calidad, lo cierto es que poco pudo hacer ante un lote sintransmisión.

El 14 de marzo, los protagonistasfueron los novilleros Juan del Álamo, Jesús Duque y Thomas Dufau, que salierona oreja por coleta. Los tres tuvieron que hacer frente al viento, pero pese aello cada uno mostró sus propias cualidades. Juan del Álamo dejó patente suvalentía al irse a porta gayola y hacer frente a un lote muy complicado. AThomas Dufau se le vio más rodado y no dudó en tirar de temple y oficio antesus oponentes, un esfuerzo que le valió un apéndice. En cuanto a Duque, quedebutaba en Valencia, se le vio con menos bagaje pero con buenos pasajes con lamuleta, lo que hace albergar esperanzas en una trayectoria interesante. Losnovillos de Javier Molina fueron exigentes, aunque destacaron el primero y elcuarto por su nobleza.

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En la jornada posterior, lostoros de Alcurrucén propiciaron el triunfo de Leandro, que destacó por unalabor muy compacta, con mucho valor que hizo despertar al público y que levalió una oreja. Dejó su impronta y su sello personal. También Juan Bautistatocó pelo ante el quinto ejemplar, el mejor del encierro, mientras que MiguelAbellán pasó inadvertido tras pasaportar a sus dos antagonistas.

Hasta este momento, el balanceganadero era desolador, pero con la llegada de los toros de Fuente Ymbro el 16de marzo los aficionados vimos la luz al final del túnel. Buena corrida, seria,con raza; todas esas cualidades que el público echaba de menos. Pero ni contodos estos ingredientes se abrió la puerta grande. Ya comentó hace dos semanasa 360gradospress su ganadero, Ricardo Gallardo, que apostaba por el 117,lidiado en quinto lugar. Y no se equivocó, el animal tuvo mucha calidad yMatías Tejela consiguió un apéndice. Tampoco acabó de redondear sus actuacionesCurro Díaz, aunque dejó destellos muy personales con la izquierda en el cuartode la tarde, que lo prendió sin mayores consecuencias. Se mostró muy dispuestoel de Linares, al igual que Rubén Pinar, que lidió al exigente sexto toro delfestejo, al que habría cortado una oreja si hubiese matado a la primera.

Al día siguiente decepcionaronlos toros de Núñez del Cuvillo. Con el primero, Morante de la Puebla dejó unpar de chicuelinas magníficas y un toreo de capote de lo más personal, mientrasque con el cuarto, poco pudo hacer y no dudó en pasaportarlo. El otro sevillanodel cartel, Daniel Luque dejó buen sabor de boca entre la afición valencianasobre todo tras el arrimón que se pegó en el sexto. Tiró de garra el de Gerenaante un lote descastado y falto de transmisión. Pero el lío grande vino de lamano de José María Manzanares con una bella faena, la mejor de las que harealizado en Valencia en toda su carrera. Los relojes parecían pararse en el quinto toro de la tarde gracias altemple y la lentitud con la que el torero acompañó las embestidas del burel.Destacaron los cambios de mano y los pases de pecho con los que todavía sueñanlos asistentes al festejo. Quiso matar recibiendo y por culpa de los acerosperdió dos orejas muy merecidas, aunque ya  en su primero obtuvo un trofeo.

En la matinal del 18 de marzoabrió la puerta grande el novillero Jonathan Varea, que a sus 16 años diomuestras de calidad toreando al natural y sorprendió por un concepto del toreomuy puro. Sus compañeros Damas y Román cortaron una oreja cada uno, si bienRomán dejó claro que pese a no abrir la puerta grande, hay motivos suficientespara seguir su prometedora trayectoria; Damas, en cambio, sobresalió con unafaena muy compacta que también le valió un apéndice. En general, los tresaprovecharon una buena novillada de El Parralejo.

En la sesión vespertina dosfueron los nombres propios de la tarde El Cid y Perera. Mientras Cayetano tiróde casta al irse a porta gayola, el sevillano y el extremeño abrieron la puertagrande. El Cid ratificó su recuperación como torero al cortar una oreja a suprimer oponente, pero sin duda, fue con el cuarto toro de El Capea, con el quemejor estuvo el sevillano. Las tandas largas y bien ligadas, junto con unaestocada efectiva le valieron otro trofeo y la consiguiente puerta grande.Perera por su parte derrochó valentía y aguantó las miradas de sus oponentes envarias ocasiones, con lo que se metió al público en el bolsillo. Sobre todo conel quito se pudo ver a un Miguel Ángel Perera en sazón, pues se sobrepuso a lascomplicaciones de su adversario a base de valentía, de modo que se le otorgóuna oreja. Diferente fue la faena al primero de su lote, un animal con el quese pudo gustar más y le permitió torear con la mano muy baja, llevándolo pordonde el diestro quería, rematando con unos circulares impresionantes. Dominiosería la palabra clave de las actuaciones de Perera en estas Fallas.

En la matinal del día de SanJosé, una divertida corrida de rejones, destacó Andy Cartagena. El rejoneadorde Benidorm protagonizó la faena más emocionante y compacta de la mañana, apesar de fallar con el rejón de muerte. Esa fue la mejor actuación, si bienLeonardo Hernández –que obtuvo dos trofeos- dejó patente el buen momento por elque atraviesa y la calidad de su toreo. Por lo demás, añadir la siemprebienvenida y meritoria puesta en escena de Álvaro Montes con la garrocha y lavoluntad de Manuel Lupi, así como la oreja que cortaron Rui Fernandes y SergioGalán.

Para ese mismo día había reseñadauna corrida de Las Ramblas con Juan Mora, Ponce y Castella como cartel degarantía. Pues ni en un día tan importante, el aspecto ganadero estuvo a laaltura. El único ejemplar que sobresalió fue el sexto, con el que Castella se batióel cobre y al que cortó una oreja, pese a su reciente operación de clavícula.Basó la faena en los medios, derrochando valentía para acabar con unoscirculares muy personales. Completaban el cartel Enrique Ponce, que no tuvosuerte en su lote, y Juan Mora, que no acabó de acoplarse con sus oponentes.

Último día de feria, el domingo20, con una novillada matinal de Guadaira que no ofreció todo lo que seesperaba. Ante ella, el valenciano Miguel Giménez sólo recibió una ovación comopremio a su oficio. Dos ovaciones escuchó el mexicano Diego Silveti, que dehaber estado certero con la espada, podría haber sumado algún trofeo. TambiénLópez Simón marró en la suerte suprema, pero en su primera actuación dio unavuelta al ruedo por su personalidad y por estar por encima del novillo.

Y ya por fin, a las cinco de latarde llegaba el momento más torista con los ejemplares de Adolfo Martín. Nodefraudó en absoluto una corrida seria, bien armada y con cuajo. La primeraactuación de Rafaelillo tuvo momentos buenos con la izquierda, pero se vino amenos, mientras que en el segundo de su lote, el diestro optó por abreviar. Fueen el segundo de la tarde, con el que el valenciano Tomás Sánchez se la jugóante un toro bien armado que saltó al callejón y al que consiguió meter en lamuleta, una buena estocada le propició en triunfo. El quinto del festejo sevino a menos y todo quedó en voluntad, aunque el albaserrada  había apuntadobuenas condiciones. Otra oreja cortó Alberto Aguilar en el sexto de la tarde,que le prendió y le ocasionó una herida de diez centímetros, ante el tercero semostró firme y solvente.

El balance de la feria ha dejadomucho que desear en el apartado ganadero, pues ganaderías de renombre no hanestado a la altura, y algunos espadas podrían haber dado más de sí. Que tomennota pues empresarios y aficionados de lo que ha costado ver TOROS en estaferia de Fallas y que cada uno saque sus conclusiones, pero si no hay TORO, nohay……… NADA.

Estefanía G. Asensi

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