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Reconstrucción de momentos - página 2

Por encima del tiempo

Contar los camiones que transitan en sentido contrario para aligerar la losa que significa un viaje de larga distancia en un Peugeot 505 es un ejercicio de supervivencia.

Bocazas

“Persona que habla más de lo que aconseja la discreción”. Últimamente me enfrento en numerosas ocasiones a posturas ajenas a mi forma de pensar. No, no digo que sea extraño, es más bien lógico.

Logia gatuna

Entraron en el recinto revestidos de incógnito, sin la vitola de protagonistas, sabedores de su escasa importancia en la logia. Nadie conocía a nadie, pero todos se miraban de reojo para identificar quién estaría bajo aquellas máscaras carnavalescas, decimonónicas, portadoras de sonrisas estériles, miradas vacías y maquillaje veneciano. Sin tema de convocatoria, los francmasones buscaban un motivo para discutir sobre avances científicos, mentiras periodísticas o verdades filosóficas.

Instantes

Vivo rodeado de fotos, cada día despierto con encuadres destripados la noche anterior, con el ojo crítico del visionario gráfico, del profesional sometido a un recorrido diario por el acontecer en formato digital. La versión analógica cada vez es menos usual, se queda reservada para el tiempo libre, eso es lo que me dice la persona artífice de tanto registro instantáneo, eso es lo que compruebo con ella cuando abordamos juntos ese momento de ocio, alejados de los encuadres cotidianos, en otras tierras, bajo otras sombras, testigos del mismo sol o la misma luna, bajo perspectivas diferentes.

Un despertar diferente

Le había despertado el eco de las voces de la noche convertida en madrugada, las mismas voces que se apagaron cuando la luz del amanecer invadió la estancia principal de la fiesta para desenmascarar la vida vampírica de los allí reunidos.

Un texto más

Tendemos a pensar, en ocasiones, y lo afirmo por el mismo sentido que abarca el escrito, que somos diferentes o que presentamos particularidades que nos definen por encima de otras personas. Cuando nos dejamos arrastrar por pensamientos profundos, aquellos que no solemos compartir con nadie ni pensar en alto, caemos en el error frecuente de creer que alcanzamos dimensiones de inquietud más allá de las que otros abarcan o que trazamos pareceres originales en cuanto que inéditos.

Una llamada extraña

Hola, te llamo para saber qué es de tu vida. Pues no me apetece contarte ahora nada de los diez años que han pasado desde que hablamos por última vez. Lo entiendo, pero lo necesito, estoy sometido a una prueba de fuego que requiere recuperar el contacto perdido con al menos cinco personas en 24 horas.

Así somos

Llueve y los que llevan paraguas se pegan a la pared, como si estuvieran agujereados y no les cubrieran lo suficiente de la lluvia. Me planto y no me muevo, que adelanten por su izquierda. Aprovecho a duras penas los diez centímetros de marquesina ennegrecida por la humedad y roída hasta dejar caer gotas del tamaño de una ciruela.

Fósiles

El tiempo resbala entre días, semanas y meses; se acumula mientras cambiamos de rostro y nos desfiguramos; evolucionamos y pensamos que todo pasa volando. Lo nuevo es viejo y después retro hasta convertirse en reliquia de coleccionista maniático de la acumulación reconocida de tiempo.

La matanza

Toco el barrote de la cocina vieja que mantiene en vilo dos trapos roídos por el uso y está frío, me deja en la mano un olor metálico, el mismo que desprenden algunos bastones de época, candelabros, cazuelas y morteros que fabrican ungüentos de sabor astringente, del que se contagia el caldo que calienta el estómago en los días que preludian el invierno en su versión más cruda.

El vuelo gallináceo

Al terminar el recorrido virtual (en tanto que lo abordamos unas seis décadas después de haberse producido) que Josep Pla emprende en un medio de transporte social como el autobús de la posguerra, el que recorría los pueblos de las comarcas catalanas y de tantos otros rincones del país, queda la sensación de cansancio, de haber pasado frío en las fondas inhóspitas de entonces, de sentir el calorcillo de la estufa en el bar del pueblo, de masticar el polvo de la carretera, de quedarse con las ganas de preguntar los detalles de alguna de las circunstancias folklóricas que presenta el escritor de Palafrugell en su “Viaje en autobús”.

Política ‘on’

¿Has filtrado la información de la que te hablé?, sí claro, se la he dado a Federico, me ha prometido que la trataría bien y que la sacaría el domingo, ya sabes, cuando más se leen los periódicos. Se va a enterar este de cómo nos las gastamos, ¿no quería juego sucio?, pues toma dos tazas.

Del desapego fanático, musical y fotográfico

Recuerdo una fotografía de Dave Gahan (cantante de Depeche Mode) que compré a finales de los ochenta por 100 pesetas. Era bastante mala, tomada en el aeropuerto de Madrid-Barajas y no salía yo, pero tener una foto de mi ídolo musical bien merecía pagar el equivalente a tres quintos de Mahou. Tampoco se me olvida la emoción que me causaba escuchar de forma inesperada un tema inédito en la radio pirata de turno. Era una ocasión única que disfrutaba, interferencias incluidas, como un regalo.

Sabe a Mar

Hay cosas que tienen sabor a mar, lo que no significa que sepan a agua salada, sino más bien a los seres que lo habitan. También hay textos que huelen a salitre, y a erizo, y a cangrejo nervioso de roca, y a festival de sardinas, y a vida marina, y a la recreación más divertida del aburrimiento.

El mosquito

Un mosquito te despierta en el conticinio de la noche y nadie se da cuenta de que caminas hacia el insomnio en medio de una batalla psicológica que conecta dos mundos, el tuyo y el del insecto, hasta que consigues aniquilarlo o hasta que te chupa la sangre. La tercera vía es que se den ambas circunstancias con unos factores ordenados por la lógica previa al rígor mortis.

Ceniza

Enciende un pitillo, aunque no absorbe más que tedio, canícula mordida y rutina desdibujada. Maldito calor. Lleva noches en vela, sus dedos amarilleados indican precaución.

Maldito silencio

Cuando en 1990 Depeche Mode consolidó su música de masas gracias a Violator, lo hizo, entre otros factores, por la canción ‘Enjoy de Silence’, un alegato cantado a favor de las bondades del silencio, ese bien preciado que en los tiempos que corren hemos dejado de valorar.

Ciudades con nombre

Zaragoza siempre fue de mi tía Charo; Oviedo de mi tío Ángel; Zamora, de mi tío Pedro; Ibiza, de Marga… Sin saber cómo, las personas cercanas se apoderan del crujido de memoria aparejado a un contexto concreto, urbano o rural.

Vaivén

Despiertas y buscas un nuevo desayuno. Te acuestas y no duermes porque piensas en todo lo que te queda por hacer al día siguiente.

En la consulta

Los hospitales huelen a gasa y a oxígeno respirado. Da igual si el edificio es nuevo o antiguo, dentro nos encontramos los tópicos a los que nadie gusta enfrentarse, ni trabajadores del centro ni pacientes.

La siesta

El asfalto está caldoso, las cigarras entonan sus carracas, las avispas chapotean en los charcos del pilón dejados por el asno que acaba de beber agua porque para todos es agosto.

Puntualidad

Ser puntual tiene sus ventajas y sus desventajas. En el ámbito de las bonanzas, ser puntual es un rasgo por el que cualquier persona definiría con aplauso al que lo es, incluso se podría llegar a quedar prendado de aquel que cumple con exquisitez británica el horario de la cita. Sin embargo, cuando se enquista un puntual en un entorno donde nadie lo es comienzan a aflorar esas desventajas del ser puntual.

Retén de guardia

Los fines de semana hacían guardia hasta el regreso de sus padres. La hermana mayor y el pequeño de la familia se quedaban en vela, no les gustaba dormir sin el halo de tranquilidad paternal, sin el mimo materno. No podían quedarse a oscuras e irse a la cama porque la imaginación despertaba de su letargo más terrorífico y les dibujaba siluetas de pánico coincidentes con cada ruido que escuchaban o, en su defecto, imaginaban. Los otros dos hermanos, el mediano y la mediana de la estirpe de los Gómez, dormitaban ajenos a esa estrategia del miedo, uno ocupando la planta baja de la litera, otra la cama gemela más cercana a la ventana del cuarto de las niñas.

La canasta

Verano de 1986 en un pueblo cualquiera de la meseta, hoy mermado por la emigración urbana, ayer con voces infantiles sonando todo el año en sus calles sin adoquinar, algunas con planchas de hormigón, otras delimitadas por rieras de piedra natural, embarradas al ritmo del transitar ganadero. De invitada, una canasta.

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