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Opinión

De animales y otras hipocresías

Hay momentos en los que no entiendo al ser humano. Muchas veces le doy la razón al personaje que interpretaba la actriz Ana Leza en la película de Almodóvar Mujeres al borde de un ataque de nervios, cuando se lamentaba ante Carmen Maura de las reacciones de su novio con aquella frase de “a una moto llegas a conocerla, a un hombre nunca”. Tenía razón. Al menos, es lo que opino. Veréis por qué.

Cumpliendo la ley, el caudillo se fue de la plaza

Romper los límites del tiempo es un clásico de la literatura de ciencia ficción. Uno de sus hitos es La máquina del tiempo, del escritor británico H.G.Wells. En esta novela el protagonista viajaba desde 1895 al año 802.701, nada más y nada menos, para armar una pequeña revolución social entre los elois, los morloks y su parentela. Todo lo contrario a Los héroes del tiempo, la película en la que parece que se han inspirado los creadores de la serie de televisión El Ministerio del Tiempo, en la que los Monty Python vivían las mil y una trapisondas en el pasado para evitar que la historia que conocemos cambiase. Lo mismo le sucedía con menos épica y sin salir del siglo XX al personaje de Michael J. Fox en la película Regreso al futuro, de Robert Zemeckis.

Jurassic World y alguna que otra reflexión sauria, con permiso de Pedro Picapiedra

Los norteamericanos son unos maestros en esto de franquiciar el entretenimiento y, por qué no, lo productos culturales. Porque vamos a ver, por mucho que se trate de una locura de merchandising para hacer caja, royalties y cosas similares, Jurassic Park es un producto cultural con todas las de la ley. En eso Steven Spielberg es un maestro y convierte en éxito, osea en dólares, todo lo que toca, aunque sea la cosa más aubsurda e imposible.

La maldición del teleoperador o cómo purgar un karma del pleistoceno

La realidad siempre supera la ficción. ¿Sabéis quien tiene la culpa de las llamadas y más llamadas de teleoperadores ofreciéndonos cambiar de móvil, una bonificación en la factura del suministro eléctrico o un exprimidor de naranjas con mando a distancia? Por mucho que creáis que fue un avispado norteamericano, tataranieto de Alexander Graham Bell y record Guinness de másteres de mercadotecnia en Harvard y Yale, la cosa es más prosaica.

Políticas culturales, anhelos y otros dinosaurios

En la pasada edición de la Feria del Libro de Valencia tuve la ocasión de conversar con Rosa Montero, que había venido a presentar su última novela, El peso del corazón, una nueva aventura de Bruna Husky. Charlar con esta escritora siempre generosa, sabia y reflexiva con sus palabras es todo un placer. Entre comentarios sobre el personaje de Bruna y la ciencia ficción, le transmití mi preocupación por los bajos índices de lectura que se habían hecho públicos recientemente en nuestro país y le pregunté su opinión. Rosa me miró y no dudó en afirmar que se leía y se publicaba más nunca. No era un sarcasmo, lo afirmaba muy seriamente y lo argumentaba considerando que en nuestro país la lectura siempre ha sido minoritaria. Razones no le faltaban.

La llamada soez a la conciencia

En Plácido, la espléndida y corrosiva película de Luis García Berlanga, unas cuantas señoras de la buena sociedad de una ciudad imaginaria y reconocible ideaban la campaña navideña “Siente a un pobre a su mesa”, patrocinada por Cocinex, una delirante marca de ollas a presión. Las señoras pugnaban entre ellas por dar de cenar a un pobre, importando más las formas morales que la pechuga de pollo que le ponían en el plato, mientras al conductor del motocarro que llevaba la estrella de Belén en la cabalgata, un inconmensurable Cassen, vivía todo tipo de injusticias para poder pagar la letra de su medio de producción.

A propósito del Día Internacional del Libro

En 1926, el rey Alfonso XIII firmó un Real Decreto en el que se acordaba celebrar la Fiesta del Libro cada 7 de octubre, posible fecha del nacimiento de Miguel de Cervantes, con el fin de fomentar el libro y la lectura. La fecha elegida no dio buen resultado. El otoño con sus lluvias parece que no fue buen compañero del libro, al menos en cuanto a sacar el libro a la calle, y se optó por cambiar la celebración a la primavera, en concreto al 23 de abril, día en el que se conmemora la muerte de Cervantes, Shakesperare y Garcilaso de la Vega, acaecida ese día de 1616 con los consabidos bailes de fecha en el calendario juliano.

Desierto cultural

Hace unas semanas y con motivo de su ochenta aniversario, un periódico nacional hizo una entrañable entrevista al fundador de la prestigiosa Editorial Anagrama, Jorge Herralde. Editor fundamental en la historia literaria de nuestro país, descubridor de Bolaño, Vila-Matas, Marías o Chirbes y editor en español de Paul Auster, Patricia Highsmith, Alfred Cohen o Antonio Tabucchi, entre otros nombres fundamentales de la literatura contemporánea, Herralde no solo hizo balance del sector editorial, del oficio de editor y del criterio que debe marcar toda colección, sino que también lanzó en la entrevista unas buenas perlas, y no propiamente tan amables como la Perla Peregrina, relacionadas con la nefasta situación de la cultura en nuestro país.

Los huesos de Cervantes y el país de trapisonda

A lo largo de mi vida he vivido varias búsquedas esperpénticas de huesos ilustres. A principios de los noventa, cuando trabajaba en el magazine de la mañana de la aniquilada radio pública valenciana, cubrimos e incluso abrimos una sección fija a la increíble búsqueda de los huesos de Luis de Santángel, el converso valenciano que sufragó parte de la expedición de Cristóbal Colón en el descubrimiento de América.

Lobos y corderos

El Eurogrupo, con la insaciable Alemania al frente de la manada, exige su libra de carne a Grecia cuya mayoría de ciudadanos pasa desde hace meses necesidades básicas y muchos comienzan a llevar marcadas en el rostro las cicatrices que les infiere ese látigo milenario llamado hambre. No hay paciencia ni tiempo con los griegos. Los lobos del norte no se dejan intimidar. El que no cumple compromisos, al fuego.

Política bicoca para dejar de ser un país iletrado de una vez por todas

Según el informe 3.047 realizado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) el pasado mes de diciembre, el 35% de los españoles aseguran que no leen un libro nunca o casi nunca. Comparada con la anterior encuesta del CIS sobre la lectura en nuestro país efectuada en 2003, el porcentaje de no lectores, y por consiguiente de iletrados, ha aumentado 10’5 puntos en sólo doce años. Una tendencia en alza muy preocupante, aunque resulta más dramático si antendemos a las causas. El 42% de los encuestados afirma que no lee porque no le interesa, porque no le da la real gana, lo que representa un 7’8% más que hace doce años. Es decir, que casi la mitad de los españoles están encantados de la vida de ser iletrados.

Periodismo basura

Moliere solía hacer magia con palabras precisas en situaciones estrambóticas, palabras bien rellenas de esperpento. Apuesto que la atinada pluma del genial francés hubiera embarrancado con los personajes que hoy circulan por el acerado español: el avaro, el codicioso, incluso el más vil de los humanos, todos adornados por una cortina hedionda de defectos, se hubieran convertido hoy, tras bis a bis con los personajes que dominan el patio, en dóciles hombrecillos de folletín.

El ciudadano

El ciudadano hace mucho tiempo que abre la ventana y ve que el sol apenas calienta. El ciudadano pregunta al viento y las respuestas mueren. El silencio es un francotirador despiadado que no falla. El silencio es un invento mortífero que impone oscuridad y vacío.

El Palau de les Arts o la entelequia de un teatro de ópera

El registro del Palau de les Arts Reina Sofía de Valencia el pasado martes de 20 de enero y la posterior imputación del ex gerente, Ernesto Moreno, y su ya exintendente Helga Schmidt por delitos de prevaricación, malversación de caudales públicos y falsedad, a raíz de la denuncia presentada por el fiscal en base a un informe de la Intervención de la Generalitat Valenciana de 2010, ha supuesto un nuevo golpe de corrupción sobre la ya lacederadísima Comunitat Valenciana. Los valencianos estamos hartos de tanta corrupción, de tanto escándalo y tanto latrocinio. Estamos hasta las narices de soportar una nefasta gestión pública en manos de unos desalmados que se han aprovechado del pico de una gaviota, desprestigiando a sus otras compañeras gaviotas honorables y orgullosas de serlo. Estos desalmados comen carroña, lo que hace que se alíen con lo más rastrero, zafio y maleante del patio de Monipodio. Un atajo de rapaces con falsos oropeles que han convertido a la Comunidad Valenciana en tierra de saqueo donde, por lo visto y mientras no se demuestre lo contrario, ha estado cobrando comisión a costa del erario del público hasta Perico el de los Palotes.

España siempre llovió sangre

España siempre llovió sangre y su gente siempre saludó a la mañana con un quejido rancio de dolor. Los viejos de este lugar no se extrañan ya por el dolor y la sangre. Los viejos no conocen apenas otra cosa que un llanto disfrazado de sonrisa y el regusto agrio del sudor que sabe a esfuerzo.

Jinetes de juventud

¿Te has tomado las galletas? Alberto contestó con un sonido gutural que sólo su madre descifraba, cerró la puerta con energía y bajó las escaleras de tres en tres. Porque él siempre se tomó la vida como una carrera de coches. Sus juegos consistían en la victoria para el que llegaba primero a cualquier cosa, la derrota teñida de brea para el segundo. Él siempre quería llegar primero a todo.

La guerra nos baña de horror

Una guerra se baña de horror, descubre los espejos oscuros donde se mira el hombre y nunca se reconoce. Una guerra te puede dejar sin manos, sin piernas, sin vida. Pero también deja sin vida a los que quedan vivos. Porque son seres que caminan, que comen y duermen, que gritan y hasta ríen. Pero a esa gente se les marchó el corazón. Se quedó enganchado en los escombros de algún edificio que la ira demolió.

El mundo está mal repartido

Hace muchos años escuché que decía un albañil que encalaba el zaguán de la casa de vecinos donde vivíamos: “Hay que ver lo mal repartío que está er mundo”. Yo debía tener poco más de diez años, flequillo revuelto, las botas gorila sufrían todo tipo de magulladuras y mis rodillas un sinfín de desconchones. Me llamó la atención aquel tipo, todo hueso, medio calvo, una colilla de “celtas” pegada a las comisuras de unos labios sin apenas carne, la camiseta de tirantas mojada por el sudor, ojillos azules y una nariz picuda. El Coli, que así le llamaban, parecía un loro del Amazonas.

Le quiero preguntar a Dios por muchas cosas

“Yo recuerdo perfectamente a la madre de Liberia Hernández agarrada a las rejas del patio preguntando por su hija. Cuando yo empecé a trabajar allí ya habían dado a Liberia en adopción, pero el resto de niñas me explicó que aquella mujer que iba a las rejas era su madre. Estuvo años yendo a la casa cuna a preguntar por su hija. No la abandonó. Sor Juana la despachaba diciéndole que se olvidara, que Liberia estaría mejor con las personas que estaba”.

La marca del Calderón

El domingo, una jauría de hombres mató a palos a otro hombre. Una vez cometido el linchamiento, los machos huyeron como conejos descompuestos. Atrás dejaron dolor y miseria y yo estoy seguro que esas bestias que avergüenzan a un equipo no pensaron que el Atlético es rojiblanco, el Cholo Simeone un general noble y el Calderón una casa que ruge y presta escenario a un fútbol que genera sonrisas.

Esto de contar historias que yo llamo Periodismo

Cuando yo empecé el largo trayecto de contar historias a la gente, la calle me parecía como un océano de grande. En una semana cubrí la información de dos ahorcados, una redada en las “Tres mil viviendas”, una exposición de pintura, un congreso de cirugía máxilo-facial y una entrevista a un cantante casi de mi misma edad, con más pelo que carne, y que durante el cuestionario no paraba de moverse del sillón y juguetear con el enorme medallón que le colgaba del pecho. Se llamaba “Tijeritas”.

Millones de personas ya no miran a otra parte

Una cosa les quiero decir a los que agitan la bandera del escándalo ante el apremio fresco de Podemos: las palabras de tantos Indignados no son carne de viento, ni humo que se aleja al primer manotazo. Millones de personas ya no soportan más el yugo de la injusticia social. Ya no soportan más la corrupción. El escándalo.

Periodista en paro

Juan tiene 57 años y es periodista, periodista en paro. Todavía le duele como un martillazo en un dedo el recuerdo de aquel día de septiembre, hace cuatro años, cuando le llamó el director de recursos humanos y le dijo que ya no contaban con él. Que su quiosco quedaba cerrado: veinte años de muchas noches y madrugadas, un aluvión de mañanas de sol y nubes, una montaña de palabras con olor a drama y alegría, a pólvora y a latón; todas las noticias del mundo que pasaron por sus manos, y también por su corazón, se clausuraban. Adiós, simplemente.

¿Quién tiene miedo a los cambios?

Quien tiene miedo a los cambios es porque quiere que todo siga igual. Que los que más tienen sigan su curva ascendente de ganancias y los que apenas tienen nada sigan peleando cada día para no abrir la puerta al hambre que les amenaza.

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