El bicho seriéfilo raro

Muchas personas sostienen que hay momentos y momentos para los libros. De hecho, a veces, quienes desisten de la lectura de una obra la reinician tiempo después para descubrir que les encanta. ¿Sucederá lo mismo con las series?

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De repente, la gente de tu alrededor empieza a hablar de ella. Y lo hace para dedicarle buenas impresiones en general. Coincide, además, que andas de sequía: sólo sigues dos series a la par y sientes que estás perdiendo fondo. Con todo, decides darle una oportunidad a esa referencia que va de boca en boca y… ¡Oh, sorpresa! El episodio piloto te decepciona. No obstante, te niegas a formar una opinión basada en la primera impresión. Incluso las grandes producciones – no todas, claro – pueden empezar con una entrega descafeinada. Así que visualizas una segunda dosis. Y una tercera. Pero nada. La química brilla por su ausencia, la chispa no salta y, lo que es peor, piensas que estás desaprovechando la oportunidad de dedicarle esos minutos a otro título que podría gustarte de verdad.

 

Si esta situación os resulta familiar, sabed que nueve de cada diez seriéfilos – sí, la estadística es totalmente improvisada– han pasado por el trance de ser un bicho raro con una o varias series. Los argumentos a favor están bien cimentados, pero hay algo dentro de ti que se ha posicionado en contra antes, incluso, de armar tu propio juicio para exponerlo con solvencia en sociedad. Varios equipos de investigación televisiva – no, no sabemos siquiera si algo semejante existe – están trabajando en la actualidad por descifrar el fenómeno. “¿De verdad existe alguien a quien no le guste Juego de Tronos, por ejemplo?“, se preguntan los expertos al plantear sus hipótesis. Vale, quizá este título no es el mejor para ilustrar el caso que nos ocupa, pero haberlos haylos, por increíble que parezca.

 

Por otra parte, sin base científica alguna – vamos, siguiendo en la anterior línea –, están las voces que apuntan que, como con los libros, las series tienen su momento. Así, esta corriente de pensamiento defiende que cabe la posibilidad de probar de nuevo con una producción abandonada hace tiempo y que se obre el milagro del enganche. Personalmente, confieso que guardo esa esperanza con Orange is the new black. Sin embargo, también barajo la opción de que, sencillamente, no me agrade de por sí. Porque para gustos, guiones, ¡qué narices!

 

Y, ahora, vosotros: ¿qué título os ha hecho sentir un bicho seriéfilo raro?


@LaBellver

Lorena Padilla

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