Ocultos en el interior de la metrópoli o levantados sobre descampados, recónditos y ajenos a los ojos del ciudadano de a pie, difíciles de hallar. Son sitios abandonados, espacios cubiertos de polvo marcados por la huella del pasado, cuyo acceso está restringido. Menos para unos pocos, como los exploradores urbanos, que con su cámara rastrean estos tesoros en busca de historias que contar e imágenes que inmortalizar. En 360 Grados Press hemos contactado con Abandoned Spain, uno de los grupos pioneros en España que practica esta disciplina, para conocer cómo se preparan, en qué consiste el urbex y qué peligros encierra.
La belleza de lo abandonado posee una atracción mágica que cada vez atrapa a más exploradores como los instagramers de esta historia @Franlens, @Lavidaenundisparo, @Bottoro, @Manufactured_fear, @Vyashes, @Enriquenicolau1, @Artacme y @Canyitab que salen cada fin de semana en busca de rincones en decadencia. Conocida como urbex, esta disciplina en auge, busca descubrir el lado oculto de la ciudad, adentrarse en su verticalidad y conquistar los rincones más remotos. Un romanticismo que está llevando a muchos fotógrafos de todo el mundo a convertirse en exploradores pero no deja de entrañar peligros. Incluso cuando se practica en grupo, como Abandoned Spain, que revela que es fundamental ir acompañado a una expedición de este tipo.
Con más de 80 localizaciones exploradas y casi 300 nuevos destinos, marcados en un mapa secreto con el que dar rienda suelta a la fotografía, estos profesionales se definen como aventureros, curiosos y con conocimientos rastreadores, que han ido adquiriendo con el paso del tiempo. Armados con sus cámaras y el material necesario para cada exploración registran todos los rincones para descubrir nuevos recovecos que retratar. “Nos gusta visitar un sitio e imaginarnos la historia que esconde, pensar en todas las personas que ha visto pasar ese lugar, cuánto tiempo ha transcurrido, qué ha albergado anteriormente, etc. Y en el plano fotográfico, sacar la belleza de ese espacio, sin perturbarlo, para compartirlo con la sociedad “, expresan los componentes del grupo.
Enigmas y reglas
Abandoned Spain surgió con un propósito claro, dar vida a lo abandonado. El misterio que les lleva a capturar estos parajes, de los cuales no pueden revelar sus ubicaciones, estimula su pasión por conquistar localizaciones insólitas. Lo que les lleva a afinar sus sentidos y estar alerta a todo cuanto les rodea para cazar nuevas oportunidades. “El día a día te da mucha pistas de nuevos espacios y cuanto más deshabitados y desconocidos, mejor“, aseguran.
El motivo por el que no pueden desvelar las direcciones físicas es porque se trata de sitios peligrosos, que si son visitados por personas sin experiencia pueden sufrir todo tipo de accidentes, ya sea por el suelo inseguro, el riesgo de caídas, las inundaciones o los ocupantes ilegales que se pueden encontrar. Además, con la instauración de esta regla también se pretende evitar la llegada masiva de personas con intenciones destructivas o con la pretensión de expoliar el sitio. “Porque esa actitud es completamente contraria a lo que nosotros hacemos, que es urbex y consiste en detectar un fallo de seguridad en la infraestructura y colarse limpiamente, sin alterar ningún elemento del escenario para que otros también puedan disfrutarlo“, añaden.
Lo mejor para conocer nuevos espacios es visitar agrupaciones destacadas como Urbex People y los canales de Instagram de estos exploradores experimentados que cada semana documentan sitios diferentes y realizan vídeos para compartirlos con su comunidad de seguidores. Y, por supuesto, seguir los consejos de los profesionales, que ya tienen un bagaje y conocen las posibles trabas y los mejores modos de actuación frente a distintas situaciones.
En este sentido, los instagramers recomiendan hackear siempre el lugar, esto es, realizar un reconocimiento externo e interno del emplazamiento, visitarlo varias veces antes de entrar para conocer si tiene elementos de seguridad, los puntos de acceso y a qué hora pueden colarse. Cuando se dispone de esta información, entonces es el momento de entrar sin ser vistos ni perturbar ningún elemento de la infraestructura. Y para que se cumpla el protocolo de actuación tienen unas reglas: no ir nunca solo, no ser descubierto, no forzar puertas ni ventanas, no robar ni destruir nada y, por supuesto, no revelar nunca la ubicación. “Uno tiene que ser consciente de esto para ser aceptado como nuevo miembro del grupo. Debe aprender a dejar solo las huellas en el sitio explorado“, señala @Franlens, fundador de Abandoned Spain.
Crónica de una exploración urbana
Según @Bottoro y @Manufactured_fear, expertos en exploraciones de drains, como se denomina en la jerga al alcantarillado, “el 70% de una expedición es la investigación y los métodos para encontrar lugares son bastante dispares“. Desde lo más analógico como rastrear zonas a pie de campo, visitar bibliotecas o consultar el archivo local y los mapas topográficos, hasta lo digital que ofrecen herramientas como Google para obtener información instantánea. “Se trata de una actividad más intelectual que física por el esfuerzo que supone hallar la manera de entrar y encontrar el fallo de seguridad“, apuntan.
Una tarea más ardua de lo que cabría esperar, porque detrás de una fotografía se esconden abundantes horas de trabajo y es mucho tiempo el que les lleva a estos profesionales dar con esos paraderos. Según explica @Lavidaenundisparo, “rastreamos las rutas mediante mapas con Google Earth o bien con el coche, recorremos caminos recónditos en busca de sitios abandonados. Es pura pasión“. Por otra parte, señalan que esto no se trata de una moda reciente, sino que varias personas llevan haciendo urbex mucho tiempo y ni lo saben, como los arquitectos o los arquéologos. “Es una manera distinta de percibir la ciudad y conocer otros aspectos que son invisibiles para los demás“. Y detallan que es “necesario hacerlo siempre con conocimiento de causa y extremar la cautela porque son espacios tremendamente inestables y es muy fácil sufrir un percance, como ya ha ocurrido en otras ocasiones”.
Asimismo, un explorador no puede ir con lo puesto. Requiere de un kit básico especial, que varía según el lugar que frecuente, según nos relatan los jóvenes de Abandoned Spain, pero existen unos elementos comunes en todas las inspecciones que deben estar presentes que son: el material fotográfico (cámara, trípode, objetivos, baterías de recambio), móvil cargado, linterna, casco, calzado cómodo, guantes, botas, mascarilla y llevar siempre como mínimo a un acompañante (tres si se puede y cuatro es lo idóneo). Además de sentido común, claro. El resto son ganas de dar rienda suelta a la imaginación y dejarse embaucar por el encanto de lo prohibido y recóndito, a través del objetivo.
Inma Gabarda