Dos equipos que participan en la “Shell Eco-Marathon”, una competición de vehículos de bajo consumo, nos hablan de sus prototipos
V.P., Valencia. ¿A quién no le gustaría recorrer con el coche más de 1.000 kilómetros con un litro de gasoil? Desde luego, sería todo un milagro para el bolsillo del ciudadano de a pie y una solución al engorroso trámite de pasar por el surtidor cuando vamos de viaje. Todavía falta mucho (o quizá nunca lo veamos) para que esta situación tenga lugar en las calles de las ciudades, pero por el momento los únicos que pueden decir en España que lo han logrado son el equipo UPV Eco-Marathon de la Universitat Politécnica de Valencia, más concretamente del departamento de máquinas y motores térmicos. En dos semanas defenderán de nuevo su récord nacional y el subcampeonato internacional (ambos de 2008) en la “Shell Eco-Marathon”, competición para coches de bajo consumo que consiste en recorrer la mayor cantidad de kilómetros con el mínimo consumo medio de combustible.
Para ello, cuentan con una versión mejorada del “Taronjet”, en el que trabajan más de 40 personas, la mayoría estudiantes de la facultad. En este evento, que se celebra en el circuito de Lausitz (Alemania), participan 213 equipos de 22 países de Europa que compiten en categorías determinadas por el tipo de energía que se emplee, como por ejemplo gasolina, gasoil, hidrógeno o etanol. En el caso de este coche nada convencional de poco más de 60 kilos “made in Comunidad Valenciana”, en el que a duras penas cabe el piloto, se decantaron por el gasoil porque, como explica el coordinador del equipo e ingeniero técnico superior de laboratorio, Francisco González, “nosotros siempre correremos en esa categoría, porque nuestro departamento es líder en investigación de motores diesel para toda España y Europa. Tenemos líneas de investigación con todos los grandes fabricantes”.
Hace ya siete años desde que entraron a competir en esta maratón, fruto de “la inquietud que tenemos de formar mejor a los ingenieros que salen de la UPV. Pensamos que es una forma de acercarlos a la realidad. Supone trabajar en un proyecto y comprobar si realmente tiene alguna posibilidad de salir adelante”, explica González.
Asimismo, este proyecto señala el coordinador del equipo del “Taronjet”, tiene por objetivo “innovar y concienciar a los alumnos de cómo se deben hacer los coches en el futuro”. En su quinta participación llegó una gran recompensa, puesto que desde 2008 pueden decir bien alto que son “el mejor equipo no solo en diésel sino que tenemos el record absoluto en equipos españoles además del subcampeonato mundial en nuestra categoría. La ecuación mágica es: 1.250 kilómetros con un litro de gasoil.
Afrontan este año con expectativas de superarse, pues pretenden ser “campeones del mundo” y quieren mejorar de nuevo su meta personal, que el año pasado dejaron en 15 kilómetros más. Para ello, han mejorado el vehículo en diversos aspectos como son la aerodinámica, la rodadura y el motor, adaptándolo a las características del nuevo circuito alemán que alberga la competición desde el año pasado.
La maratón es todo menos una carrera de velocidad. El vehículo debe circular durante 25 kilómetros por el circuito a una velocidad mínima de 30 kilómetros por hora y luego se realiza una extrapolación del rendimiento y combustible utilizados al equivalente con un litro de gasoil, en el caso de este equipo.
Como indica González, el coche no lleva volante, sino un joystick como el de las antiguas videoconsolas, no acelera con un pedal al uso sino mediante cartografía, y el piloto va totalmente tumbado
por lo que la pregunta es ¿de qué modo se pueden trasladar los avances de estos vehículos a los coches que usa todo el mundo?
Francisco González apunta entre otros elementos a los materiales con los que se trabaja como el carbono. En estos proyectos se lleva a cabo una experimentación constante con materiales aplicables a la calle en un largo plazo.
“El coche está construido íntegramente en carbono salvo una parte en aluminio y titanio. La utilización de metales ultraligeros y con fósiles se va a generalizar en un futuro. Todo esto se utiliza en coches ultradeportivos y náutica y se extenderá más adelante a los utilitarios”, apostilla.
Rodando a base de etanol
“Este año que participamos pesa tres veces menos que el actual y ofrece la mitad de carga aerodinámica”. Son las palabras de Vicente Colomer, Team Manager del IDF 10, otro de los 18 equipos españoles que se presentan al certamen y que también tiene residencia en la Comunidad Valenciana. Este grupo de ocho personas (formado por alumnos y profesores de la UPV) trabaja en la apuesta del Instituto de Diseño y Fabricación (IDF), asociación empresarial privada que cuenta con la colaboración de la UPV. El objetivo de este proyecto es “difundir entre los alumnos la utilización de nuevos combustibles y llevar a cabo un proyecto desde cero, desde el diseño hasta la fabricación y el montaje”, apunta Colomer.
Han trabajado durante siete meses en el diseño del vehículo y otros cuatro en su construcción. Su apuesta es la del etanol “un combustible poco utilizado en España” en el que paradójicamente “es el primer país productor”. Varias empresas valencianas han ayudado en la construcción de este monoplaza que está fabricado en fibra de carbono. Tan sólo pesa unos 22 kilos, mide poco más de tres metros y tras cinco años compitiendo han logrado una marca máxima de 633 kilómetros con un litro. Colomer recuerda que los motores de etanol son una realidad desde hace tiempo en el mercado y al ser preguntado por cual debería ser el siguiente paso para generalizar su uso la respuesta es clara: “Que el legislador permita que haya más gasolineras vendiendo este combustible”.
Ahora ambos equipos trabajan sin parar con la mirada puesta en el 6 y 7 de mayo, fechas en las que sus pequeños prototipos comiencen a andar por el circuito. Sueñan con ver que el duro trabajo de meses y la experiencia acumulada durante años se traduzcan en unos éxitos que aportan su grano de arena al avance de la tecnología en el mundo.
360GradosPress
