Los aficionados a la lectura en papel suelen enfrentarse al dilema entre la falta de espacio en sus casas y la amargura de deshacerse de una obra. Esta semana en 360 Grados Press hemos descubierto la mejor solución a dicha disyuntiva. De trasfondo, solidaridad.
Diego Barrachina y Carmina Burguera tenían en mente una idea. Con vistas a que ésta tomase forma, introdujeron la fórmula “librería solidaria” en un buscador online y así fue cómo se toparon con la iniciativa que la ONG AIDA había puesto en marcha pocos años antes. A partir de ahí, sólo se precisó de una toma de contacto para iniciar un proyecto similar en Valencia. “Aunque no contábamos con un local como tal, se fue incorporando gente como yo a través de la plataforma HacesFalta.org y empezamos a organizar mercadillos. También creamos una línea de trabajo centrada en puntos de recepción de libros, por lo que acudíamos a empresas o instituciones e, incluso, íbamos a casas a recogerlos. Poco después decidimos dar el paso de abrir un establecimiento físico con un modelo de gestión basado sólo en voluntariado. Abrimos sus puertas en junio de 2013“, termina de relatar Bea Sarrión, quien formó parte de ese primer grupo que arrimó el hombro a una actividad que, bajo el nombre de AIDA Books&More, ha llegado a convertirse en un eje vertebral dentro de la entidad.
Desde la primera piedra y en adelante
Concretamente, el germen se plantó en Segovia el pasado 2009, cuando llegó a oídos de esta organización de boca de Maite López Presa que la fórmula había cosechado éxito en otros países. “Estábamos acostumbrados a financiar nuestra labor a través de subvenciones públicas y no nos gustaba la idea de pedir dinero a particulares, que ya pagan sus impuestos. Sin embargo, empezó a ser una necesidad debido al descenso de los fondos y a los compromisos adquiridos por la organización con los colectivos más vulnerables. En junio del mismo año, después de realizar un estudio de mercado, lanzamos la primera librería solidaria de España en esta ciudad como proyecto piloto y con la intención de ampliarlo a más sitios en cuanto fuera posible“, explica Paula Sánchez-Alciturri, la responsable de comunicación de AIDA. De hecho, la oficina central de Madrid no tardó en convertirse en almacén para la venta online, lo cual ha dado lugar recientemente a una nueva ubicación física de atención al público. Y lo cierto es que las razones para avanzar no han dejado de sucederse desde el principio. Siguiendo con las palabras de Paula: “Más allá de los fondos recaudados para cooperación, AIDA Books&More trajo consigo muchas más ventajas: una oportunidad para darnos a conocer entre personas que, a priori, no tenían que estar interesadas en la cooperación, así como un montón de voluntarios que aportan muchísimo a la organización“.
Una meta comprometida y compartida
En definitiva, el proyecto de las librerías solidarias ha ido creciendo paralelamente en tres puntos geográficos diferentes y con equipos humanos distintos, lo cual no ha sido sinónimo de segregación, sino justo al contrario: unos a otros han ido nutriéndose de experiencias hasta afianzarse y se han alineado por un objetivo en común en Guinea-Bissau, donde se financia el Hospital Nacional Simao Mendes. Aquí se gestiona la evacuación médica de niños con casos clínicos graves que en ese país se plantean incurables y en Europa se pueden tratar con una intervención quirúrgica. Asimismo, este centro atiende a personas que no pueden costearse la asistencia sanitaria. Todo ello, en “un pequeño edificio con dos despachos, una sala de recepción de pacientes, un almacén, una farmacia y una sala de reuniones“, según apunta la encargada de la comunicación de la ONG. Hay que destacar que esta es sólo una de las acciones que dicha entidad desarrolla por todo el mundo, aunque sí la única que subsiste gracias a ese desinteresado ir y venir de libros que acontece en Segovia, Madrid y Valencia. Sin ir más lejos, prueba de su eficiencia es que el año pasado se vendieron un total de 56.000 ejemplares, los cuales representaron unos ingresos superiores a 90.000 euros.
No sólo de literatura viven las librerías
Esencialmente, el funcionamiento de todos los establecimientos de AIDA Books&More se basa en la donación no remunerada de libros y en la compra de los mismos como si del mercado de segunda mano al uso se tratase. Por supuesto, la diferencia viene marcada por el lucro, que brilla por su ausencia. Asimismo, los precios oscilan entre 1 y 5 euros, ya que otro de los propósitos de la entidad es facilitar el acceso a la cultura en general. Sin embargo, a pesar de que este intercambio con fines solidarios ha sido siempre lo suficientemente estable gracias a la complicidad de la sociedad, el equipo de voluntarios aspira a más. “La idea es ser una plataforma de captación de fondos, pero también de sensibilización, para acercar a la gente la realidad de los países en vías de desarrollo, sus causas y movilizar hacia un mayor compromiso, bien sea trayendo libros, adquiriéndolos o asistiendo a actividades“, explica Marta Fernández, quien es una de las veteranas de Segovia. Así, charlas, talleres, cinefórums, clases de conversación en varios idiomas o reciclaje de instrumentos de escritura y textiles son algunas de las propuestas que completan la labor de esta red de librerías, además de la celebración de jornadas puntuales fuera de los puntos de venta en sí. En cualquier caso, el dinero recaudado con unas y con otras se mete en una misma hucha con destino a Guinea-Bissau.
Un cimiento con nombres propios
Pero, sin duda, la viabilidad de las librerías solidarias pasa por la implicación de los cerca de 90 voluntarios que en la actualidad invierten altruistamente tiempo y esfuerzo en la causa, ocupándose más allá de la mera y necesaria recepción y venta de libros. Ellos son quienes, por ejemplo, han hecho posible que nazca una editorial cartonera en Segovia con el sello de AIDA o que dos antiguos locales comerciales de Valencia hayan sido reformados íntegramente de manera manual para servir como sendos puntos de venta para la ONG. “El grupo humano que se crea en un sitio como este es genial. Aprendes mucho a nivel personal y profesional con este sistema de trabajo, entrando en contacto con gente muy diversa. Y me ha gustado mucho empezar el proyecto desde cero y ver en lo que se ha convertido. Me siento muy orgullosa de haber formado parte de esto“, reconoce Bea. Con todo, lo que en 2009 comenzó como un tímido ensayo parece haber superado la prueba con creces, transformándose en una suerte de red imparable que divulga cultura, sostenibilidad y solidaridad allí donde echa raíces. “Ojalá este año 2015 traiga buenas noticias, alguien se entusiasme con AIDA Books&More y los libros usados de alguna otra ciudad puedan servir para salvar vidas“, concluye Paula.
José Manuel García-Otero