Homofobia sin munición

En cada lengua existen una serie de términos peyorativos sobre la homosexualidad que conservan los vestigios de épocas pasadas – y actuales – en las que la condición sexual de una persona determinaba su propia libertad e integridad física. Esta semana 360 Grados Press pasa las páginas de un diccionario que desarma el tono despectivo de cerca de 500 de estos vocablos discriminatorios en 68 idiomas, en pro de la igualdad y la diversidad sexual.

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La discriminación ha sido a lo largo de los siglos trending topic – por darle un toqueactual y sin ánimo de frivolizar – en la mayoría de culturas y sociedades delmundo. Todo aquel que no cumplía con las características infundadas y tomadascomo “normales y correctas” era objeto de rechazo, repulsa, castigo e, incluso,de muerte. Los homosexuales han sido unode los grupos más perseguidos en la continua caza de brujas que se hallevado a cabo en Europa de forma incesante y que tomó puntos álgidos duranteel nazismo y el franquismo – entre otras dictaduras – del pasado siglo.


A muchos les da tranquilidad pensar que todos estos rechazosy ataques asociales basados en la ignorancia han quedado atrás desde la barreracómoda y resguardada que dan las democracias y los países desarrollados. Perotodavía quedan gran cantidad de países y sistemas en los cuales loshomosexuales continúan siendo vapuleados y perseguidos por motivos de religióno de tradición. Y otros, públicamente abiertos y respetuosos, todavía esconden bastantes prejuicios eincomodidades detrás de aparentes sonrisas de aceptación y compromiso deigualdad.


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Y es nuestro propio vocabulario el que todavía mantiene aflote palabras de insulto o de burla hacia personas LGTBI – lesbianas, gais,transexuales, bisexuales e intersexuales – . Términos como “maricón”, “bollera”o “tortillera” recuerdan una época pasada – no tanto – de nuestro país en laque una condición diferente a la heterosexual podía suponer, como mínimo, elexilio o la cárcel. Con ánimo de desactivar la potente carga negativa de estosvocablos tan usuales y teñirla de humor y normalización, Toni Ferrer y José Maroto,cofundadores de la web Moscasde colores (
@moscasdecolores), comenzaron la confección en 2012 del Diccionario Internacionalde Argot Gay yLésbico.


Este tomo virtual recoge cercade 500 términos en 68 idiomas diferentes y ayuda al curioso internauta a conocertanto el origen de las palabras como el uso que actualmente se hace de ellas encada país. Un proceso de investigación y de contacto laborioso que no para deflorecer y que surgió – como muchas otras buenas ideas – de forma distendidaentre cervezas. “Con motivo del regalo del novio italiano de un amigo, tuvimosla divertida idea para una camiseta de dibujar un hinojo, un finocchio, cuya segunda acepción es ‘maricón’y eso nos dio pie a seguir curioseando con la procedencia desconocida de palabraso expresiones que tenemos en nuestro propio diccionario”, cuenta Maroto.


Esta indagación transcontinental les ha llevado a conocerhechos tan curiosos como la conexión atres bandas entre Japón, Portugal y Holanda en su denominación despectivahacia los homosexuales: la palabra “olla” – y sus derivados – en la traducciónde[Img #20491]
cada uno de estos países les sirve de insulto – Okama, paneleiro y pot, respectivamente – y sospechan queel vínculo pudiera deberse a las relaciones comerciales existentes entre ellosa partir del siglo XVII. O que en China, país donde la homofobia fue instauradaen el XVIII,
importada de Europa con el Movimiento de autofortalecimiento, eltérmino amable tóngzhì signifique, asu vez, “camarada” y “gay”.


También descubrieron el sentido positivo y nada eufemístico ni despectivo que el idioma kalaallisut,natural de Groenlandia, tiene para referirse al colectivo LGTBI. Para ellocontaron con el antropólogo y especialista en cultura Inuit FrancescBailón (@FBAILON),que ha colaborado recientemente en la última película de Isabel Coixet, “Nobodywants the night“, que versa sobre la vida de esta población esquimal. O comprobaronlas reducidas referencias al colectivo lésbico, invisibilizado desde tiemposinmemoriales, que permanecen en la mayoría de países. De hecho, se llegaron atopar en un foro con la reivindicación de una lesbiana árabe que rezaba “aquíno existimos y ni siquiera hay palabras para insultarnos”.


Palomos cojos, bolleras y muchasátira en camisetas de algodón

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Con un trasfondoreivindicativo y satirizante, los miembros de Moscas de Colores hanaprovechado también el regalo de corte finocchianoque les aportó la idea de la creación del diccionario para desarrollar supropia firma de diseños, con referencias al investigado argot multilingüista y alos objetos que representan literalmente, para estampados en camisetas, bolsasy cartelería.


Con ellos han llegado a multitud de países como Italia,Alemania, Bélgica y Estados Unidos,donde el pasado mes de junio llegaron a duplicar las ventas de España. “Esinteresante imaginar a una persona en cualquier punto del mundo con unacamiseta donde ‘marica’ o ‘bollera’ pasan de ser insultos a simples verduras,pájaros u objetos carentes del valor peyorativo que tenían”, apunta Ferrer.Incluso se atreven a crear polémica en su sección “Tunea a unhomófobo“, donde solicitan donaciones a sus visitantes para crear y enviarsus camisetas customizadas a todos aquellos entes sociales, políticos oeclesiásticos que se muestren contrarios de forma pública a la diversidadsexual.


Desarmar el insulto abase de humor

Todos estos esfuerzos por visibilizarse comercial eideológicamente les han llevado a recibir el interés de medios de comunicación,el reconocimiento en la octava edición de los Premios 20Blogs,que organiza el diario 20 minutos y donde quedaron finalistas, o el respaldo enredes sociales del cantautor NachoVegas (@NachoVegasTwit)y de la diputada y activista Carla Antonelli (@CarlaAntonelli), además del apoyo y la colaboraciónde decenas de personas que se han implicado en este proyecto reivindicativo.


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Moscas y más moscas de colores que revolotean y luchan por desmantelar la toleranciarelativa y la homofobia liberal que, según Maroto, reinan en España, donde todavíase establecen condiciones a esta diversidad a través de la protección de lainfancia o de la nomenclatura de las uniones legales entre personas del mismosexo. Por aportar su granito de arena en la consecución de derechos en los más de 70 países donde la homosexualidadsigue siendo un delito e, incluso, supone la pena de muerte, en ocho deellos. O por conseguir dejar a la homofobia sin munición ni armamentística conla que atacar a los que no entienden, aunque sea desdramatizando y normalizandosu argot represivo, a través de la sátira, la burla y el conocimiento.


José Manueñ García-Otero

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