Es bien sabido que el deporte es uno de los mejores medios para superar cualquier tipo de barrera. Muchos jóvenes del distrito de Anantapur, en la India, pueden dar buena cuenta de ello. Porque de un tiempo a esta parte que el hockey sobre hierba está logrando que muchos olviden las diferencias impuestas entre ellos a causa de prejuicios de calado religioso o social. Con ese objetivo nació Stick for India, un proyecto desarrollado por Andreu Enrich y Santi Freixa, jugadores internacionales provenientes del Club Atlétic Terrassa, en colaboración con la Fundación Vicente Ferrer. 360 Grados Press ha tenido la oportunidad de conocer esta particular iniciativa solidaria de la mano de sus precursores.
Ocurre muchas veces que las grandes ideas se gestanpor mera casualidad. Stick forIndia se enmarcaría en esta categoría. “Todo empezó gracias a un viaje quehicimos en diciembre de 2005 con la selección española. Fuimos a jugar untorneo a Chennai, en el sur de la India. Aproveché el viaje para quedarme unasemana e ir hasta Anantapur, donde tengo un niño apadrinado con la FundaciónVicente Ferrer. Una vez allí, vi que existían necesidades y que el deporte podíaser una herramienta útil para ayudar a los chicos y chicas de Anantapur, asíque se lo comenté a Santi y la idea le encantó”, recuerda Andreu. “El viaje deAndreu fue la chispa que hizo que todo se pusiera en marcha en nuestro club. Yofui por primera vez tres años después de que comenzara el proyecto y la sensaciónfue indescriptible. Se te mueve todo por dentro”, matiza Santi.
Apenas han transcurrido seis años desde esachispa, pero el cambio ya es más que patente en dicho distrito de la India.Así, muchos jóvenes de allí han empezado a entender su futuro lejos de la estratificacióne inmutabilidad propias de un sistema de castas que, tras más de 2.000 años detradición, parece que empieza a desvanecerse. “En la academia tenemos niñosmusulmanes, cristianos e hindúes, así como de distintas castas, pero no hayningún tipo de distinción. Los tratamos a todos completamente igual y ellos yarespetan sus diferencias”, apunta Andreu. Bien es cierto que transicionessociales de este tipo siempre se plantean harto complicadas, pero Santi yAndreu están demostrando que la efectividad en estos casos puede depender deuna sencilla receta. ¿Los ingredientes? Algo que se sepa hacer jugar alhockey, por ejemplo y una gran dosis de buena voluntad.
Anantapur es la mejor prueba de ello. Ha sidogracias a esta fórmula que este distrito puede presumir actualmente de 40escuelas y una academia de proyección nacional, así como de la celebración denumerosos torneos y campus anuales en su territorio. Leído en otras partes delmundo, estos datos pueden parecer irrisorios. Pero, sin duda, aquí suenan alogro: Anantapur es una región complicada por definición, pues su economía sebasa en la agricultura a pesar de que su clima no siempre acompañe a ello. Así,las carencias en cuanto a desarrollo son notorias en muchos ámbitos: educación,sanidad, vivienda
Es por ello que crear una estructura deportiva amodo de base, enfocada principalmente a la población escolar, puede tambiénsignificar un primer paso hacia un cambio más amplio en Anantapur. De hecho,nada mejor que servirse de algo universal como el deporte para alcanzar unobjetivo de carácter integral. “El deporte tiene que ser un ejemplo”, remarcaSanti. Para ello, la metodología de trabajo de Stick for India se ha fundamentadoen la transmisión de conocimiento con vistas a un crecimiento autónomo. De estaforma se ha conseguido que la organización del proyecto ya funcione sin necesidadde contar con la gestión directa de ambos jugadores.
A pesar de ello, ni Andreu ni Santi pueden ya desvincularsede Anantapur, donde siguen acudiendo una o dos veces al año. Quizá sea porqueno solo han compartido su experiencia con sus habitantes, sino que también hantraído parte de la riqueza de éstos consigo. En
palabras de Santi: “Comparadocon lo que me llevo, no he aportado nada”. “Hemos aprendido muchísimas cosas. Noshan enseñado qué es la disciplina, la admiración, el agradecimiento
A estoschavales les ofreces una oportunidad y la valoran como si fuera un tesoro, porlo que se comportan como tal y te dan una dedicación absoluta”, explica Andreu.
Pero Stick for India no ha hecho más quecomenzar. Aún queda mucho por hacer y, para ello, Santi y Andreu han decididosumarse al movimiento teaming,una plataforma online desde la que se pueden realizar donaciones mensuales deun euro, el cual se cobra sin comisiones y se destina íntegramente a cualquiercausa. “Es muy poco lo que das, pero si consigues convencer a la gente, puedesllegar a marcar una diferencia”, argumenta Santi. En este caso, se persigueconsolidar el hockey como herramienta de integración social. De momento, elobjetivo se centra en Anantapur, pero quién sabe si, gracias a un euro de aquíy otro de allá, también pueda extenderse a otros lugares del planeta.