Conocimiento a cambio de cualquier cosa

Pagar en especies una clase en centros de formación suena inconcebible. Sin embargo, esta semana en 360 Grados Press no sólo hemos descubierto que muchas personas así lo hacen en determinados lugares, sino que todo el mundo tiene algo que enseñar.

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Carolina Zerpa Sáez se encontraba enNueva York realizando un curso de fotografía cuando conoció una particulardinámica de aprendizaje. Más concretamente, decidió enfocar uno de losproyectos que desarrollaba para el caso sobre cómo la crisis había fomentado lacolaboración ciudadana, de manera que se topó cámara en mano con un grupo degente que ejercía barter for knowledge,es decir, trueque para adquirir conocimiento; una práctica constituida comoproyecto formal bajo el nombre de Trade School. “Es otra forma de relacionarnos. No se trata de pensar cuánto cobrar poralgo, sino qué necesitamos y cómo se puede resolver sin dinero. Trade School esuna buena manera de iniciar a las personas en la cooperación“, explica ellamisma.

 

La iniciativa gustó tanto a Carolina que decidió importarla y ponerla enmarcha a su regreso en Barcelona. Así, sirviéndose de uno de los espacios de Aurea Social – una rama autónoma de la Cooperativa Integral Catalana –, impartió un primer taller para aclarar el funcionamiento de esta enseñanza colectiva. “Una de las actividades consistió en escribir un listado con cosas que se necesitaban y que se podían ofrecer. Era curioso ver cómo la gente al principio sólo proponía aquello de lo que había estudiado, pero luego se daba cuenta de que podía enseñar muchas otras cosas. Sobre la marcha surgían intercambios espontáneos“, recuerda. Entonces sí, una vez aprendida esta lección, la proposición de clases comenzó a fluir oficialmente en julio de 2012.

 

En la variedad estáel gusto de la docencia

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Desde moda ética hasta yoga, pasando por cocina macrobiótica, costurapara principiantes, improvisación musical, danza, informática, defensa personalo macramé, entre otros. Cualquier temática o capacidad que se domine essusceptible de figurar en una TradeSchool. “Hubo un curso de filosofíade ocho sesiones del que creíamos que difícilmente tendría asistentes. Sinembargo, fue exitoso con cupo casi lleno en todas ellas“, reconoce Eduardo Aguilar de la Red de Economía Solidaria de Guadalajara (México), una entidad fundada en 2008 para promover sistemas alternativos. Hace un año, prácticamente a la par que en Barcelona, este colectivo decidió iniciar su propia “Escuela de Habilidades” – como allí han bautizado a este proyecto –, adaptándola al entorno y desarrollándola principalmente en espacios públicos. “Desde que la fundamos hemos dado un aproximado de 90 clases, lo que indica el interés por parte de la comunidad en asistir“, valora Eduardo.

Tantas monedas decambio como carencias

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Con todo, convertirse en profesor en una Trade School es tan sencillo como proponer una materia sobre la queinstruir e indicar alguna necesidad, la cual cubrirán los correspondientesalumnos a modo de canje por el conocimiento adquirido. Comida, ropa, utensiliosde todo tipo para el hogar o material para reciclar suelen ser losrequerimientos más habituales, pero las posibilidades son ilimitadas. “También se ofrecen cosas intangibles, comomasajes. Yo, por ejemplo, he empleado mis fotografías como moneda de cambio“,matiza Carolina. “Algunos profesores hanllegado a pedir alguna sonrisa, un abrazo o algún comentario sobre su curso“,completa Eduardo.

 

Una semilla plantadaen la ciudad que nunca duerme

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La idea de Trade School nacióen Nueva York y tiene su origen en otro proyecto colaborativo, OurGoods,el cual consiste en la búsqueda de socios que ayudan a desarrollar ideasbasándose, también, en un sistema de permuta. Así, tres de sus fundadorespensaron que  este intercambio bilateralbien podría ampliarse a grupos de personas, de manera que del 25 de febrero al1 de marzo de 2010 se decidieron a celebrar las primeras clases colectivas. En total, estos 35 días acogieron 76 sesiones a las que asistieron 800 personas,lo cual probó que la fórmula funcionaba. De hecho, desde entonces no ha paradode tener réplicas por todo el mundo, llegando a configurar la red de 48ciudades que es en la actualidad.

La adaptación comollave para consolidarse

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Aunque el sistema podría calificarse de universal, la disparidad de los lugares en losque se aplica ha obligado a acondicionar la estructura online de Trade School. Por ejemplo, en su puntode origen, Nueva York, funcionan en espacios cedidos según seasons – o temporadas –, mientras que en otras localidadestrabajan de forma itinerante. Por ello, contar con listados específicos segúnsitios se ha convertido en una prioridad y para el caso se ha procedido con unacampaña de crowdfunding, la cual estápermitiendo una actualización desde verano. De esta manera, las distintas filialesaspiran a iniciar 2014 con una mejor organización que invite a más personas aconocer esta corriente de conocimiento libre. En palabras de Eduardo: “Aquí no se discrimina ningún saber. Si quieres compartir algo, eres bienvenido en la escuela“. Eso sí, siempre quese acepte el trueque como método. “Hay que entender que esto no es gratis, sino que hay una reciprocidad“,concluye Carolina.


 

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