Ajedrez, póquer y finanzas: tan diferentes, tan iguales

¿Existen realmente tantas diferencias entre el ajedrez, el póker y las finanzas como puede presuponerse en un principio? Seguramente sí. Sin embargo, indagando un poco más bajo el caparazón de estas tres especialidades, son muchos también los factores en común y los nexos de unión entre ellas. En 360gradospress hemos querido buscar los puntos de encuentro entre estas tres disciplinas en apariencia tan diferentes, pero a la vez tan iguales.

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Aunque en un primer vistazo superficial no lo parezca, el ajedrez y el póker están unidos por un fino hilo que los convierte en inseparables. Prueba de ello es Jeff Sarwer, el niño prodigio canadiense del ajedrez, cuyo particular estilo de vida y el de su familia fueron motivo de reportajes, programas y shows televisivos en su país natal. A sus ocho años, Jeff Sawer conquistó el cetro ajedrecista mundial para menores de diez. Sin embargo, una infancia turbulenta, con un padre que abusaba de él y de su hermana, provocó que el niño prodigio escapara rumbo a Europa, donde comenzó una nueva vida anónima y alejada de los focos. Hasta que, ahora hace un año, ya con 32 a sus espaldas, volvió a la actualidad tras ser fichado por una de las agencias de póker más grandes del mundo, Poker Icons, después de varios años conquistando premios y haciéndose un nombre en el circuito.

 

En una entrevista concedida en marzo de 2011, Jeff Sawer ya dejaba entrever los lazos de unión entre ajedrez y póquer: “Paciencia, capacidad de planear, ser consciente de tu oponente, ser capaz de cambiar de planes cuando la situación cambia, ser analítico y saber cuándo hay que simplificar”. En definitiva, saber utilizar nuestras cartas (en el sentido figurado de la palabra) y hacerlo siempre bajo un estado de presión, con dinero en juego, sabiendo que el triunfo final no lo da un movimiento o una mano ganada, sino el conjunto.

 

Situaciones muy similares, salvando las aparentes distancias, se dan también en el mundo de las finanzas y más concretamente en los movimientos realizados en bolsa. Tanto es así que Brandon Adams, profesor universitario estadounidense y reconocido jugador de póker, afirmaba en 2009 que los jugadores de póker eran una genial cantera para Wall Street. Según Adams, cualquier persona capaz de resistir y ganar dinero en un mundo en el que el 95% de los que participan lo pierden, “lo va a hacer muy bien en el mundo de las finanzas”.

 

De hecho, algunas universidades como Susquehanna, en Pennsylvania, organizaban torneos de póker entre sus estudiantes a traders para estudiar su capacidad para la toma de decisiones. Más recientemente, varios diarios económicos españoles se hacían eco de las declaraciones de Brandon Adams, según las cuales Wall Street empezaba a buscar ya a sus futuros traders entre los jugadores profesionales de póquer.

 

Lo cierto es que traders y jugadores de ajedrez y póquer comparten varios rasgos en común  que los suelen hacer buenos en los tres ámbitos. Por un lado, la conciencia racional del riesgo, la capacidad para tomar decisiones rápidas bajo la máxima presión, una memoria bien preparada y una disciplina esencial y que actúa como base del resto de facultades. Por otro, la capacidad de autocontrol para valorar los riesgos en un mercado de máxima competencia donde un error puede suponer, en el caso de la bolsa, la ruina para muchas personas.

 

Photo by @Marga_Ferrer –  Soma Comunicación

Manolo Gil

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