Silbar en morse

Conocer nuestra historia para no cometer los errores del pasado. Esa es una de las máximas del jefe del diario de provincias en el que trabaja, cocina y pule el suelo Peláez. Lástima que sus conocimientos de historia sean confusos y se considere descendiente de Obélix.

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Así es este hombre que, ante la desesperación del humilde redactor,creyó esta semana que la Navidad había caído temprano este año yno identificaba su despacho hasta que se sentó en su silla, se fumó puro ycolocó los pies sobre la mesa. No sabemos muy bien dónde terminará alguien comoél cuya última afición ha sido silbar en morse.


Jueves, 10 deoctubre

 

– ¡Peláez! ¿Qué le pasa?
– Estoy alicaído, jefe.
– ¿Pero por qué?
– No veo la salida deeste largo túnel…
– No se preocupe, resistiremos.
– ¿Usted cree?
– Claro, Peláez, lahistoria nos lo dice, ¿o no recuerda esa aldea gala que resistió al imperioromano?
– Jefe…
– ¡Eso sí que eranhombres! Las enciclopedias nos lo dicen…
– Es que no…
– ¡No hay excusas,Peláez! Tenemos que seguir el ejemplo de esos tipos… Aprender de nuestropasado…
– No es eso, jefe…
– ¿Ah no?
– No, es un tebeo.
– ¿Un tebeo?
– Sí.
– Se equivoca,Astérix y Obélix son nuestros antepasados.
– No, jefe.
– ¿Cómo que no? ¡Meestá usted ofendiendo! ¡Ignorante!
– Son personajes deficción…
– No tiene usted niidea, soy descendiente de Obélix…
– No es posible,jefe…
– ¿Qué no? ¿Ve esejabalí?
– Pero…
– Ñam Ñam ñam
– ¡Jefe!
– ¿Lo ve? ¡Me lozampo y punto! ¡Ñam!
– ¡Está disecado!
– ¡Cierto!¡Tráigame chimichurri! ¡Por Tutatis!
– Ufff…

 

Viernes, 11 deoctubre

 

– Buenos días, jefe.
– ¡Pero mira cómobeeeeeben los peces en el río…. ¡glup!
– ¡Jefe!
– ¿Qué pasa? ¡glup!
– ¿Qué canta?
– Un villacinco.
– Villancico.
– Eso.
– ¿Y qué bebe?
– Sidra El Gaitero,¡glup! ¿Un traguín?
– No, jefe.
– No sea amargado,Peláez, que estamos en Navidad.
– Estamos enoctubre, jefe.
– Pues sí que hacaído pronto este año, ¿no?
– Es que aún quedandos meses para la Navidad…
– Se equivoca,Peláez, he visto turrones y mazapanes en el supermercado.
– Marketing, jefe.
– ¿Se refiere aldeporte de riesgo?
– No, a accionescomerciales para incrementar la demanda de productos.
– Leche puta, hablausted como un ministro. Diga que su sueldo ha visto moderado su crecimiento,anda.
– Ya me gustaríadecirlo, jefe, pero sigo sin cobrar.
– En fin… ¿bebemosun poco de sidrina para olvidar?
– Me parece bien…
– Glup.
– Glup.

 

Lunes, 14 deoctubre

 

– ¡Peláez!
– ¿Sí, jefe?
– ¡A mi despacho!
– Estoy en él.
– ¡No le veo!
– Usted está en laredacción.
– ¿Esto no es mi despacho?
– No, jefe.
– Pues voy paraallá…
– ¿Lo ve? Esto essu despacho.
– ¿Y esta moqueta?
– La tiene desdehace treinta y cuatro años.
– ¿Y esa mesa?
– Se sienta anteella desde el ochenta y nueve.
– ¿Qué me dice deesa lámpara de araña?
– La compró hacecuatro décadas en un mercadillo lisboeta.
– Ummm… no me suenanada, Peláez.
– Siéntese en elsillón, verá.
– Coño, ahora sí.
– ¿Lo ve?
– Dios qué ganas deun puraco.
– Es un reflejopavloviano, jefe.
– Lo que sea, demefuego.
– Aquí tiene.
– ¡Despedido!
– ¿Por qué?
– No sé, Peláez, hasido sentarme aquí y salirme eso…
– Es un actoreflejo, jefe.
– ¡A la puta calle!
– Lo obviaré, jefe.
– ¡A trabajar,zángano!
– Bueno, me voy air yendo…
– ¡Peláez! ¡Unmomento!
– ¿Qué pasa, jefe?
– Mire mis piernas,se me levantan solas…
– Siempre apoya lospies en la mesa, jefe.
– Ya lo veo ya…
– Ahora está en supostura habitual: puro en boca, pies en mesa, despidiendo al personal.
– Me quedotranquilo, Peláez.
– Me alegro, jefe.
– ¡Apártese de mivista, cenutrio!
– Brrr…

 

Martes, 15 deoctubre

 

– ¡Peláez!
– Dígame, jefe.
– Vengo de un cursopara directivos cabrones.
– Pensé que ya tenía eltítulo.
– Muy gracioso.
– ¿Y qué ha aprendido?
– Que la formación dela plantilla es muy importante.
– Por supuesto, jefe.
– He decididoapuntar a un curso a todos mis empleados.
– Solo quedo yo,jefe.
– Pues eso.
– Estupendo, mevendrá bien actualizarme.
– Lo sé, tome.
– ¿Qué es esto?
– Una cuchara, ¿nolo ve?
– Claro que lo veo.
– Pues eso…
– ¿Quiere que hagaun curso de cocina?
– Hay que innovarPeláez, no sale usted de las lentejas y el cocido maragato, quiero algodiferente…
– Soy periodista,jefe.
– ¿Y tengo yo laculpa de eso?
– Olvídelo…
– Venga,esferifique algo.
– Brrr…

 

Miércoles 16 deoctubre

 

– Pi piiii pi pi piiiii pi
– ¿Jefe?
– Pi Piiiiii Pi pi pipiiiiiii pi
– ¿Se encuentra bien?
– Le hablo en morse,Peláez.
– ¿Por qué?
– Leí en una revista enla peluquería que es importante aprender idiomas.
– Pero si está ustedcalvo.
– Los sobaquillos,Peláez.
– Agrrr… De todasformas, creo que no se referían al morse, jefe.
– ¿Ah no?
– Nó, lo importanteahora es aprender inglés y chino.
– ¿Nada de morse?…
– No es funcional.
– Pero es cultura,Peláez, ¿no querías cultura?
– Bueno, eso no selo puedo negar…
– Y los pitidosmolan que te cagas ¡piiiii pi piiiii pi piiiii pi piiiii
– Creo que no sabelo que dice, jefe.
– Me ha pillado.
– No tiene ni ideade morse, ¿no?
– Ni pajolera,hijo. Pero es que me aburro como una ostra.
– Hay un periódicoque hacer.
– Uf, sólo depensarlo me entra una pereza…
– Tranquilo, laverdad es que lo hago yo todo.
– ¿Y yo qué hagoaquí todo el maldito día entonces?
– Cinco comidas ytres siestas.
– Hostia, quéguapo.
– Pues sí.
– Tráigame elalmuerzo.
– Marchando
– Piiiiiii pi piiiiii!!!!


Los cables de lasconversaciones que mantiene Peláez con su jefe (#Pelaezleaks) en laredacción de un periódico de provincias los puedes encontrar a diario enla página oficial en Facebookde 360gradospress.

La foto es de Marga Ferrer.

Manolo Gil

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El fin

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Confusión

La semana comenzó el pasado jueves –así son estos dos tipejos– con

Irrepetible

El jefe de Peláez es un hombre inculto pero culto, lelo pero
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