Ocultar la decadencia

El modelo loft ha sido implantado en el periódico en el que trabaja Peláez, nuestro plumilla de referencia. La razón no es una querencia por la modernidad o el diseño, sino que su jefe ha retirado el tabique que separaba su despacho de la redacción para colocarlo en la cama que comparte con su mujer, por petición de esta. Este hombre no duda en hacer cambios en su vida, aunque suelen afectar casi siempre a los demás, no a él, que sigue con su envidiable existencia a base de suculentos desayunos, profundas siestas y agudas borracheras.

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Mientras tanto, el periódico que ¿dirige? se desmorona, pero ante lavisita de los miembros del consejo de administración –a los que él llama loscuervos– no asume la situación y ha preparado una gran y lujosa cena con elúnico fin de ocultar la decadencia.

 

Jueves, 30 de enero

 

– ¡Peláez! Venga a mi despacho.
– No tiene despacho, jefe.
– ¿Cómo que no?
– No, tiró el tabique para ponerlo en medio de su cama,se lo pidió su mujer.
– Es cierto. Bueno, venga aquí.
– Ya estoy.
– He estado observando con detenimiento el periódico yhay algo que está mal.
– ¿El qué?
– Fíjese, estas letras son mucho más grandes queestas.
– Claro, jefe, son los titulares.
– ¿Tituqué?
– Titulares, ¿está de coña?
– Y mire, estas son enanas.
– Son pies de foto.
– ¿Ha dicho pies?
– Jefe, tiene usted que volver a la facultad.
– Eso es imposible.
– ¿Por qué?
– Porque nunca he estado en la facultad…
– ¿No estudió periodismo?
– El periodismo no se estudia en una clase, seaprende en la calle.
– En eso tiene razón.
– Por supuesto.
– ¿Me acompaña a hacer un reportaje sobre la huelgade alumbrado?
– ¿Con este frío? Ni loco. Tráigame un café y quele vaya bonito.
– Brrr….

 

Viernes, 31 de enero

 

– ¡Peláez! ¿No sabe que no se puede fumar en la redacción?
– Claro que lo sé, jefe.
– ¡Pues huele a tabaco!
– Es su puro.
– ¿Mi puro?
– Sí, jefe, lo tiene en la mano.
– Coño, creí que era un apéndice. Chup chup Espero queno salte la alarma antiincendios.
– No creo, jefe, la desactivaron.
– ¿Por qué?
– Por impago.
– ¿Y qué hay de la caridad?
– Nada, jefe.
– Está bien chup chup, subiré a fumar a la azotea.
– La embargaron, jefe.
– ¿Qué?
– Sí, ahora es un restaurante mexicano.
– ¡Fantástico! Me voy comer unos ignacios.
– Nachos, jefe.
– Será para usted que tiene confianza.
– Le acompaño…
– El último paga.
– ¡Jefe! ¡Me ha atado a la silla!
– Dos coronitas, por favor, mi subordinado pagadorllega ahora. ¡Ándale, Peláez!

 

Lunes, 3 de febrero

 

– Por fin ha llegado la primavera, Peláez
– ¿Primavera, jefe?
– Sí, ¿no ve la cópula incesante de los chopos?
– Se equivoca, jefe, eso no es polen, es nieve.
– No me diga.
– Le digo.
– Ahora que lo dice veo a ese muñeco con una zanahoriapor nariz.
– No, jefe, es Gutiérrez, de sucesos, y esa es sunariz.
– Caramba con Gutiérrez.
– Bebe mucho vino.
– Hace bien, así se olvida de que llevo sietelustros sin pagarle.
– Sí, pero yo no.
– ¿Un traguito?
– No, jefe.
– Venga, hombre, anímese.
– Que no.
– Usted y su inquebrantabilidad, Peláez.
– Es mi forma de ser. ¡Ayyyy!
– Pues sí que era nieve, sí.
– Me ha dado en toda la cara con la bola, jefe.
– Así se refresca, hombre, así se refresca.

 

Martes, 4 de febrero

 

– Buenos días, Peláez.
– De buenos nada, jefe.
– Qué paaaaaaaaasa hooooooombre….
– Subió el paro en enero.
– Ah, bueno, si es en enero y no aquí….
– Enero no es un lugar, jefe, es tiempo.
– ¿Tiempo?
– Un mes.
– No sé qué es eso.
– Las doce partes en las que se divide un año.
– Ni idea chico, para mí la vida es un continuum.
– Así le va.
– De puta pena.
– Pues eso.
– Y ahora deme una alegría.
– Voy a publicar un amplio reportaje sobre lacorrupción en la alcaldía.
– ¿Y eso es una alegría? ¡Hágame cosquillas o unafabada, hombre!
– Jefe, esto es un periódico. Métaselo en lacabeza.
– Ñam… ñam…
– ¡Quiero decir que se haga a la idea, no que secoma la sección de Deportes!
– Pues hable con propiedad, Peláez.
– Bueno, me voy a la redacción.
– Fumando espero.
– Está prohibido, jefe.
– ¿Esperar?
– Fumar en el lugar de trabajo.
– Yo aquí no trabajo, me toco las bolas.
– Eso es cierto.
– Of course.

 

Miércoles, 5 de febrero

 

– Llega tarde, jefe.
– He ido al mercado.
– ¿Y qué ha comprado?
– Siete langostas, doce bogavantes y cuatro kilos depercebes.
– ¿Qué celebramos?
– Esta noche vienen los cuervos.
– ¿Traen buenas noticias?
– No, obviamente.
– ¿Entonces?
– Hay que hacerles creer que las cosas van bien.
– ¿Y con qué ha pagado todo esto?
– Digamos que no espere con mucha ilusión lapróxima extra…
– Jefe…
– No discuta. Cuelgue esas lámparas de araña,aquellos cortinajes y póngase este collar de perlas esta noche.
– Pero jefe…
– Tenemos que aparentar opulencia y distinción,Peláez.
– No pienso ponerme el collar.
– Era de mi abuela, ella se lo dio a mi madre y mimadre a mí, para la mujer a la que amo.
– Yo no soy una mujer y usted no me ama.
– Todo es ponerse, hombre, no se fije en la letrapequeña.
– Está bien…
– Le quedan estupendamente, Peláez.
– ¿Y esto qué es?
– Un tapiz renacentista.
– ¿De dónde lo ha sacado?
– Del Carrefour.
– No creo que sea tan antiguo, jefe…
– Se equivoca, le eché ya el ojo la semana pesada.
– Le costó 9,99.
– Compro como nadie.
– Ya…
– ¡Ah! Alquíleme un frac.
– ¿Con qué dinero?
– Empeñe eso.
– Es la recepcionista.
– Fenomenal, nos darán un buen pico.
– Brrr…


Los cables de lasconversaciones que mantiene Peláez con su jefe (#Pelaezleaks) en laredacción de un periódico de provincias los puedes encontrar a diario enla página oficial en Facebookde 360gradospress.

La foto es de @Marga_Ferrer

Laura Bellver

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