El mundo desde la trinchera

Telarañas como ambientación victoriana, murciélagos como animales de compañía… el despacho del jefe de periódico de provincias en el que Peláez se marchita día a día no es un ejemplo de limpieza, pero este hombre es feliz en su oscura y siniestra trinchera. Desde allí ha observado la progresiva desaparición de Mariano Rajoy y ha soñado con ángeles de blancas alas y elefantes drogado por el barniz que Peláez ha pasado por el suelo de la redacción. Tan solo salió el último día de la semana con destino Madrid para celebrar San Isidro, aunque para él era San Isidoro, quizás pensando que por eso llaman a los madrileños “gatos”.

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Jueves,9 de mayo

 

– Jefe, creo quenecesitamos a alguien que se ocupe de la limpieza del periódico, yo no puedocon todo.
– Eso es evidente, ejem…
– ¿Lo dice con retintín?
– Lo digo yo solo.
– ¿Por qué?
– Este café está tibio y mi camisa mal planchada.
– Al fin y al cabo soy redactor…
– Puta especialización…
– De todas formas hay que limpiar al menos sudespacho, mire las telas de araña.
– Le da un aire victoriano, Peláez.
– Más bien tétrico. Ventile un poco, al menos, subala persiana.
– ¿Para qué? Afuera está el mundo con susproblemas.
– Apenas le oigo con el grito de los murciélagos.
– Me hacen compañía.
– Muy bien, pues no se hable más, como ustedquiera, voy a preparan un reportaje.
– ¿Ha dicho potaje?
– Reportaje
– Bah…

 

Viernes,10 de mayo

 

– Peláez, ¿escierto lo que dicen?
– ¿Y qué es lo que dicen, jefe?
– Que Rajoy está en fase de desaparición.
– No caerá esa breva, jefe…
– Dicen que ahora sólo tiene dos dimensiones.
– Es cierto, jefe, sale en un pantalla de plasma.
– ¿No tienen dinero para una puñetera Sony en elgobierno?
– Plasma es el material, jefe, no la marca.
– Ah, carajo… Y también dicen que se refiere aotros como “presidente del gobierno”.
– A veces se equivoca, jefe.
– ¿A veces?
– Bueno, a veces, acierta.
– ¿Ah sí?
– Bueno, ya sabe…
– En fin, ¿me confirma que seguirá por aquí?
– Al menos un par de años más, jefe…
– Paciencia, entonces.
– Paciencia, jefe.
– Y un pincho de tortilla, ¿no?
– Hecho.
– Pues, hala, a pelar patatas, campeón.

 

Lunes,13 de mayo

 

– Ummm… adoro esteolor a primavera, Peláez.
– Es barniz, jefe.
– ¿Barniz?
– Sí, he acuchillado el parqué de la redacción.
– ¿Ah sí?
– Sí, pulido y barnizado.
– Es un olor tan agradable…
– No lo sé, jefe, creo que es un poco fuerte…
– Qué va, da una gran paz…
– ¿Paz?
– Sí… mire ese elefante de ahí.
– ¿Elefante?
– Y ese ángel de blancas alas…
– Jefe…
– ¿Qué pasa mi amor?
– Tiene usted un colocón importante.
– Voy a salir al jardín…
– No tenemos jardín.
– ¿Ah no? ¿Y esto no es una hermosa y placenterapiscina, panoli?
– Es el fregadero, jefe.
– Déjeme descansar, Ambrosio.
– Como usted quiera, jefe…
– Ohh… soy tan feliz… Mire, un marciano…
– Es Ruipérez, de documentación…
– Curioso nombre para ser extraterrestre. Ummm… voya dormir un poquito…
– Descanse, jefe, descanse.
– Lo haré, caracol hablador, lo haré… zzzz…

 

Martes,14 de mayo

 

– ¡BUENOS DÍAS,PELAEZ!
– Caramba, jefe, qué energía…
– Estoy a tope, pazguato.
– ¿Y esa mochila?
– Vengo del gimnasio.
– ¿Del gimnasio? ¿Usted?
– Sí, año nuevo vida nueva.
– Llevamos cinco meses en el año nuevo…
– No me joda.
– Le jodo.
– Leñe, qué despiste… Bueno, no me amargue…
– ¿Y qué ha hecho en el gimnasio?
– De todo, Peláez, me he levantado a las cinco dela mañana.
– ¿Usted?
– Sí, había que desayunar fuerte. Beicon, huevos,vino de Toro y café cargado.
– Uf…
– Y luego fui e hice siete abdominales y cuatroflexiones.
– No es mucho, jefe.
– Eso no es todo.
– Ah…
– Alli mismo almorcé después cuatro chistorras yuna docena de churros con moscatel.
– Jefe…
– Estoy pletórico, ¡uh ah!
– ¿Y para eso le hace falta ir al gimnasio?
– No hay churros como los de ahí en cualquierparte, Peláez.
– Está bien…
– Mire…
– Jefe…
– Mire, coño…
– Es que…
– ¿Ve mis abdominales?
– Veo su panza.
– Mire bien, tienen que estar ahí abajo.
– Pues no lo veo, eh…
– Vaya a la óptica, le doy el día libre.
– De acuerdo…
– Era broma, vaya cuando termine la jornada.
– Nunca termino, jefe, paso aquí la vida.
– Lo siento por usted, cegato, lo siento mucho.

 

Miércoles,15 de mayo

 

– ¿Dígame?
– Peláez, soy yo.
– ¡Jefe! ¿Dónde está? ¿Por qué no ha venido a laredacción?
– Estoy en Madrid, Peláez.
– ¿Qué hace en Madrid?
– Celebrar las fiestas, San Isidoro.
– Isidro.
– Encantado Isidro, páseme con Peláez.
– Me refiero a que es San Isidro, no San Isidoro.
– No fastidie, pensé que lo decían mal porqueestaban borrachos…
– No, jefe… ¿cómo van a estar todos los madrileñosborrachos?
– Imaginé que imitaban a la alcaldesa.
– ¿Cómo dice?
– Sí, la llaman la Botella, hágase a la idea…
– Es su apellido, jefe…
– Qué fuerte… Bueno, ¿qué tal todo por ahí?
– Todo en orden, jefe.
– Perfecto. Páseme de nuevo con Isidro, parecíamajete.
– No hay ningún Isidro, jefe, estoy solo…
– ¿Para eso me llama? ¿Para no sentirse solo?
– Ha llamado usted.
– ¿A quién?
– Dejémoslo.
– ¿El qué?
– El diálogo
– ¿Dónde?
– Aquí mismo.
– Está bien, adiós.
– Adiós.


Loscables de las conversaciones que mantiene Peláez con su jefe (#Pelaezleaks) en la redacción de un periódico deprovincias los puedes encontrar a diario en la página oficial en Facebookde 360gradospress.

La foto es de Marga Ferrer.


Óscar Delgado

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