Atrapado en el tiempo

Hace unas semanas se nos fue Harold Ramis, actor y director de cine estadounidense autor de “Atrapado en el tiempo”, una de las más bellas, encantadoras e inolvidables comedias de las últimas décadas. Siempre le recordaremos y, no sabemos muy por qué, pero parece ser que el jefe de Peláez también lo hará, o al menos eso nos ha parecido esta semana cuando ha aparecido por la redacción al más puro estilo Bill Murray quejándose en estar viviendo siempre en un perpetuo día de la marmota. Nosotros sabemos que no es así, aunque también nos damos cuenta de que la comida, la bebida y él mismo son las sempiternas pasiones de nuestro director de periódico favorito.

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Jueves, 6 de marzo

 

– Peláez
– Qué.
– Cómo que qué. Será “qué, jefe”.
– Qué, jefe.
– Dígale a ese que está despedido.
– No.
– Será “no, jefe”.
– No, jefe.
– ¿Y por qué no?
– No puedo.
– ¿Y por qué no puede?
– Porque no trabaja aquí.
– ¿Y qué hace aquí?
– Está al otro lado de la ventana.
– ¿Y por qué nos mira de ese modo? ¡Llame a lapolicía!
– No puedo
– ¿Por qué?
– No es un ser humano.
– ¿Es un extraterrestre? ¡Llame a la NASA!
– No, jefe, es un chopo.
– ¿Un qué?
– Un chopo, un árbol.
– Pues puédalo.
– Se dice “pódelo”
– ¡Pues pódelo!
– Ni loco, jefe.
– ¡Me da sombra!
– Ideal para su siesta.
– ¿Usted cree?
– Sí.
– zzzzzzz
– Jefe…
– ¡Qué pasa! ¿No era ideal para la siesta?
– La siesta se echa después de comer, hombre.
– Eso son convenciones.
– Ahora tiene que trabajar.
– No puedo trabajar con un chopo mirándome desde laventana.
– Está bien, lo talaré.
– Me suena esa canción.
– ¿Qué canción?
– Talaré talarééee鴅 taralirolé….
– Usted está zumbado.
– Se dice tumbado.
– Brrr…
– Zzzzzzzz

 

Viernes, 7 de marzo

 

– Buenos días,jefe.
– Snif días, Peláez, snif.
– ¿Qué le pasa?
– Me siento solo.
– ¿Le ha dejado su mujer?
– No, mis mujeres snif siguen conmigo.
– ¿Mujeres?
– Me casé cuatro veces, pero no me atreví snif nunca adejar a las anteriores.
– Caramba. ¿Se fueron sus hijos, entonces?
– Que va, esos no se van ni con agua caliente.
– ¿Entonces?
– Echo de menos al tipo snif que estaba siempreconmigo snif en mi despacho.
– ¿Qué tipo?
– El que estaba ahí snif
– Jefe…
– Qué snif…
– No había ningún hombre.
– ¿Cómo que no? Solía sentarse con los pies snifsobre la mesa snif y tocarse el snif ombligo.
– Jefe, ahí había un espejo.
– ¿Un espejo?
– Sí, ese hombre era usted.
– ¿Yo? Snif ¿Y qué fue del espejo?
– Nos lo embargaron.
– Lléveme a la casa de snif embargos.
– Pero, jefe…
– Necesito verle otra vez…
– Es usted…
– ¡Me echo de menos! ¿No lo entiende?
– Está bien, está bien…
– Vamos snif…
– Vamos, jefe, vamos. Y de camino pasaremos por elpsiquiátrico.
– ¿Para qué?
– Para cantar con él.
– Me encantaría…

 

Lunes, 10 de marzo

 

– Buenos días,Peláez.
– Buenos días, jefe.
– ¿Qué hace?
– Escribo sobre el lehendakari, jefe.
– ¿Un ocho mil?
– ¿Qué?
– Una montaña nepalí, ¿no?
– No, jefe, sobre Urkullu.
– ¡Ah! Un puertaco asturiano.
– Jefe…
– Me gusta, hay que darle importancia al ciclismo.
– No…
– ¿Cómo que no? ¡Póngalo en portada! ¡Y los lagosde Repsol!
– Enol.
– ¿Cómo que nol?
– Enol, son los lagos de Enol y la Ercina.
– No he visto una encina en Asturias en mi vida.
– Con erre.
– ¿Con quién?
– Mire, está bien, publicaré una noticia sobreciclismo en la portada del periódico.
– Maravilloso, hable del tal Márquez ese.
– Eso es motociclismo, jefe.
– ¿Y el ciclismo qué era?
– Los que van en un vehículo de dos ruedas de igualtamaño cuyos pedales transmiten el movimiento a la rueda trasera por medio dedos piñones y una cadena y que, obviamente, no tiene motor.
– Ah ya, lo que da sueño después de comer enverano, ¿no?
– Exacto.
– Pues escriba sobre otra cosa.
– ¿Qué le parece sobre el presidente del gobiernovasco?
– ¡Gran idea!
– Perfecto, jefe.
– Qué sería de usted si yo no le guiara, Peláez…
– Lo sé, jefe, lo sé…

 

Martes, 11 de marzo

 

– Buenos días,jefe.
– Ya ya lo sé.
– ¿Qué?
– La pantomima esta.
– ¿Qué pantomima?
– Buenos días, jefe, buenos días, Peláez, de quéescribe, de esto, venga a mi despacho, qué quiere, ayúdeme con esto, haga lootro, qué tenemos para comer, desayunemos unos torreznos con chorizo, no esbueno para usted jefe, qué sabra usted lo que es bueno para mí…. Toda esamierda, Peláez.
– ¿De qué habla?
– ¿Cree que no sé lo que pasa?
– ¿Qué pasa?
– Que estoy atrapado en el tiempo.
– ¿Qué?
– Todos los días son el mismo. La misma música enel despertador, los mismos peatones en la calle, usted y sus historias…
– Se equivoca, jefe, cada día es nuevo.
– Y una mierda, vivo en el día de la marmota.
– No, jefe.
– ¿Ah no? Verá.
– ¿Qué hace?
– Abro la ventana.
– ¿Para qué?
– Para tirarme al vacío.
– ¡No lo haga, jefe!
– Adiós.
– Jefeeeeeeeeeeeeeeeee…
– …
– ¡Dios mío! ¡Se ha suicidado!
– Buenos días, Peláez.
– Buenos días, jefe.
– ¿Qué hay de nuevo?
– Escribiendo sobre un nuevo caso de corrupción.
– Haga un receso y tráigame el desayuno
– ¿Churros, porras o donuts?
– Un poco de todo.
– Perfecto, jefe.
– Gracias, Peláez.

 

Miércoles, 12 de marzo

 

– Triste y solaredacción. Al habla Peláez.
– Ñam
– ¿Perdón?
– Glup
– ¿Jefe? ¿Es usted?
– Hip
– ¿Qué tal por Madrid?
– Ñam
– ¿Se ha reunido con los cuervos?
– Glup
– Espero que no traiga malas noticias.
– Hip
– ¿Pero dónde está?
– Ñam
– ¿Ha ido al Salón de Gourmets?
– Glup
– Se estará poniendo las botas.
– Hip
– Comida y bebida gratis, sus pasiones.
– Ñam
– ¿Cuándo piensa volver?
– Glup
– Aquí le espero, jefe.
– Hip.
– Adiós
– Glup Ñam Hip.


Los cables de lasconversaciones que mantiene Peláez con su jefe (#Pelaezleaks) en laredacción de un periódico de provincias los puedes encontrar a diario enla página oficial en Facebookde 360gradospress.

La foto es de @Marga_Ferrer

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