Aquello de que la belleza de una mujer reside en una talla 34 que muchos clásicos diseñadores quisieron inculcarnos a golpe de dieta y de frustración ha quedado ya desterrado de la mente de la mayoría de la sociedad. Un claro ejemplo es la modelo curvy Eva Mª Pérez, que lleva 15 años subiéndose a las pasarelas y llenándolas de glamour, arte y profesionalidad.
El mítico músico Bob Marley afirmó hace décadas que “la curva más bonita en una mujer es su sonrisa”, pero hoy esa belleza se traslada también al resto de su cuerpo. La moda está asistiendo a una etapa en la que muchas modelos de tallas grandes rompen barreras y se arriesgan a defender sus curvas, las formas femeninas de la mujer de a pie. Y los tradicionales y encorsetados diseñadores y revistas del sector se están dando cuenta y comienzan a interesarse seriamente por ellas. Como la reconocida a nivel internacional Sports Ilustrated, que ha traído a su portada a su primera modelo curvy, como se les denomina actualmente, Candice Huffine.
Pero la batalla hace ya mucho que se está gestando en tierras españolas. La gijonesa Eva María Pérez (@EVAPINUP) lleva ya 15 años poniéndose su talla XL por bandera para alcanzar el éxito como modelo curvy, al tiempo que destierra los estereotipos, las miradas inquisitorias de la moda y los prejuicios. Y lo ha hecho para subirse a las pasarelas nacionales y lucir las prendas de firmas como las de Elena Miró, Jones New York o Nati Jiménez y aparecer en las páginas de Woman, Lecturas o Tendencias.
¿Qué queda de la adolescente que soñaba en Gijón con aparecer en las revistas de moda?
Pues sin duda la ilusión, que creo que es lo más importante, y la lucha y el carácter de guerrera. Se puede decir que he conseguido parte de mis sueños, pero soy una mujer inconformista y no dejaré de luchar hasta que nuestra sociedad haga conciencia de que la belleza no tiene nada que ver con una talla. Yo soy una mujer con mucha paciencia y la toalla no la tiro. En todo caso la utilizaría para limpiar el sudor y seguir adelante.
¿En algún momento rechazaste tu propio cuerpo por no cumplir con los cánones de esas revistas?
Sí, cuando era una adolescente, pero no por esa razón. Sencillamente es la misma que sufren muchas adolescentes ahora: quería comprar ropa juvenil que fuera con mi personalidad y nunca encontraba nada, aparte de tener que oír cada día la frase “qué pena, con la cara tan guapa que tienes, ¿no pensaste en adelgazar?”. Pero, por suerte, esa fue una pequeña etapa. Tengo mucho carácter como para que me impongan medidas perfectas. Prefiero decir: “no, gracias, yo sé cómo quiero ser”.
¿Cuál fue el momento de inflexión en el que aceptaste tus curvas y enfocaste seriamente tu profesión hacia el mundo del modelaje?
Yo siempre acepté mis curvas, a excepción de aquella pequeña etapa juvenil. Siempre me parecieron muy femeninas las mujeres con curvas. En mi caso fue un poco tarde – a los 21 años – cuando lo vi, a raíz de una oportunidad para hacer un casting nacional, una vez me dijeron “solo te arrepentirás de aquello que no hagas”. Así que me lie la manta a la cabeza y me fui a Barcelona sola sin conocer a nadie, con 40.000 mil pesetas y una maleta llena de ilusiones.
¿Te has sentido rechazada por el complicado mundo de las pasarelas en el que tratabas de meter cabeza en tus inicios?
SÍ, por supuesto. Si ahora nos resulta difícil, podrás imaginar hace 15 años. Me acuerdo de uno de mis primeros desfiles. Eran modelos de talla pequeña y curvys, ellas eran 12 y nosotras cuatro. Recuerdo que el maquillador era el famoso Lewis Amarante. Se le acercó el responsable del desfile y le dijo que se preocupara de las modelos de talla pequeña y que con nosotras no perdiera mucho el tiempo que ya destacábamos mucho por nuestra talla. Recuerdo la mirada de complicidad que tuve con Lewis y me dijo “tranquila, vosotras como las demás”. A pesar de que nadie confiaba en las modelos curvy, al salir a la pasarela todo el mundo se puso en pie y, al acabar, varias personas responsables del desfile se disculparon diciendo que, sin duda, había sido un gran éxito.
¿Alguna vez has tenido que bajar o, incluso, subir algún kilo por petición expresa para desfilar para alguna marca o diseñador?
Claro que sí, en mis comienzos, después de estudiar en la Escuela Europea de Modelos. Lo único que pensaba era en trabajar y, cada vez que iba a un casting, cada diseñador opinaba una cosa: para unos, delgada; para otros, gorda, y yo solo pensaba en ser perfecta para ellos. Hasta que, después de una temporada de trabajo en la que todos me volvían loca, dije “hasta aquí, yo soy así, y si un diseñador me quiere, sabrá amoldar la ropa a mi cuerpo”. Además, sigo pensando que una modelo es más que un cuerpo: es personalidad, carácter, la esencia de un diseño en el cuerpo.
¿Cuáles son los momentos más duros y los más gratificantes que destacas de tus 15 años como modelo?
Para mí, sin duda, los más duros son cuando sigues siendo invisible como modelo para muchos diseñadores, publicistas, fotógrafos o medios de comunicación. Para ellos la belleza es sinónimo de delgadez y tengo que decir que, en estos 15 años, el camino ha sido duro, pero la mejor recompensa es seguir trabajando. Cada vez que leo mensajes de madres con hijas o hijos enfermos de anorexia y de bulimia, dándome las gracias por mi esfuerzo; maridos diciendo “gracias, porque mi mujer se da cuenta escuchándote de que no es la única con talla grande y tú le das fuerzas”. Cosas tan bonitas que ojalá tuviera la oportunidad de leérselas a algunos de estos grandes diseñadores que nos tienen anuladas.
Te defines como modelo curvy, pero, ¿no es esa denominación una forma de catalogar a un tipo de profesional de la moda cuando a las que no lucen tallas grandes simplemente se les llama “modelos”?
Vivimos en una sociedad que tiende a etiquetar y la moda no iba a ser menos. De hecho, creo que en España existen muchas personas que no saben que existimos, ya que, cuando te preguntan a qué te dedicas y tú respondes “modelo”, con cómo te miran de arriba abajo ya te das cuenta. Y se extrañan y no saben lo que es curvy. Al final te acabas riendo por no ser grosera.
¿Qué opinas acerca del mundo del modelaje convencional? ¿Supura hoy hábitos saludables en sus modelos o todavía no se ha superado la obsesión por la talla 36?
Creo que los hechos hablan por sí solos. No digo que todas las modelos que desfilan no sean saludables, pero algunas de ellas no son la imagen de belleza que deberían reflejar. Se siguen viendo modelos muy delgadas en todos los medios, sean desfiles, catálogos, revistas y, además, hemos podido ver que algunos diseñadores han utilizado para su imagen a modelos de la talla 40 diciendo que es talla XL. Si eso es talla grande
Se habla mucho en medios últimamente de las modelos curvy femeninas, pero, ¿qué sucede con los hombres de tallas grandes?
Para mí el hombre de talla grande es el gran olvidado, cosa que ni entiendo ni comparto. Aun así, a mi parecer, la sociedad sigue siendo más dura y exigente con una mujer. Desde pequeñas nos quieren inculcar que la mujer tiene que ser perfecta como si fuéramos muñecas. Creo que esta sociedad debería reforzar el dar más valor a saber cuidar el cuerpo, tener personalidad y ser más tolerante. Todos somos perfectos y diferentes. Lo importante es estar bien con uno mismo.
Has desfilado para firmas como Marina Rinaldi, Jones New York o El Corte Inglés, pero, ¿te has quedado con las ganas de trabajar para algún diseñador predilecto o ser la imagen de alguna marca concreta?
Sí, pero tiene que existir una conexión entre diseñador y modelo. No me gustaría desfilar para un diseñador que vea como oportunidad meter a una mujer curvy en sus proyectos, pero que no creyera realmente en la belleza de las curvas.
¿Qué es lo que piensas o lo que te viene a la cabeza justo antes de subirte a una pasarela?
Por mi cabeza pasa una película de pequeños logros, de los ladrillos que han ido cayendo de ese muro que veía inalcanzable. También de amigos y personas que quiero, que tengo lejos. Cuando tengo el pie en la pasarela hay en mí una descarga de adrenalina. Solo pienso en lucir bien los diseños y que el público se sienta identificado.
¿Qué mensaje te gustaría transmitir a todas aquellas/ aquellos jóvenes con talla XL que sueñan con vivir de la moda?
Que tengan una preparación y los pies en la tierra, que ser profesional es poder vivir de tu profesión, es decir, que si trabajan gratis se están tirando piedras encima. Si tú no te valoras, nadie lo hará por ti.
“La mujer con curvas transmite una energía positiva que las demás no poseen”
Un fiel acérrimo al trabajo de Eva María Pérez es el ilustrador, con 20 años de experiencia en los ámbitos de la publicidad, la prensa y el cine, Fernando Ferreiro (@Ferilustrador). De hecho, ha tenido la oportunidad de trazar sus curvas sobre un papel para uno de sus trabajos artísticos. “Los cuerpos de este tipo de modelos son fascinantes, porque recuerdan al arte clásico: una belleza saludable, rotunda, mágica, no como piel y hueso”, valora Ferreiro. El ilustrador opina que “la mujer con curvas transmite una energía positiva que las demás no poseen” y reniega de aquello de que, para triunfar, hay que sufrir. “La gente ya no se traga ese cuento y se debe descartar la idea de que el modelo de mujer delgada es el único válido, sobre todo, porque las mujeres están hartas de arriesgar su salud, que es mucho más importante que vestir una talla 34”, concluye.
Marcos García