Blanca y radiante también en invierno

La tendencia indiscutible de los novios es darse el “sí, quiero” en las estaciones más cálidas del año. Si bien es lo más habitual, no es la única posibilidad. Esta semana en 360gradospress nos hemos preguntado por las ventajas de casarse en pleno invierno.

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Boda. Al escuchar esta palabra la mayoría de personas visualiza unos novios, claro está, con cara de felicidad –de lo contrario sería preocupante- que se juran amor eterno en un jardín bajo un sol de justicia que dora los brazos desnudos de la novia. Esto, que es lo típico, no es la única opción.

 

Los casamientos en invierno se postulan como una alternativa a la tónica dominante que es, sin duda, menos económica que las uniones que tienen lugar en la estación friolera por excelencia.

 

La Federación de Usuarios y Consumidores Independientes (FUCI) ha desvelado en su último estudio sobre costes de enlaces en España que el 81 % de las bodas se programan para verano. El 19 % restante, por lo tanto, tienen lugar fuera de la temporada alta. Desde FUCI calculan que el coste medio de los enlaces para 100 comensales oscila entre los 11.864 y los 21.205 euros. La media es de 16.534 euros, lo que supone un incremento respecto al año pasado.

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En época “los lugares de celebración están prácticamente vacíos, por lo que es cuando se barajan mejores ofertas”, sostienen desde FUCI. Fuera del periodo estival, continúan, “los hoteles y vuelos tendrán precios mucho más asequibles”. Rosa Lorente, Wedding Planner de “Romeos y Julietas” (@RomeosyJulietas), asegura que el ahorro “puede estar en torno al 30 %”.

 

Si bien nunca está de más cuidar el bolsillo, el abaratamiento de costes no es la única ventaja de planificar este día romántico en invierno. Uno de los factores que regala magia al momento es la sorpresa. “Casarse en esta época del año es menos usual, por lo que los novios pueden causar más impacto con los resultados”, explica Rosa, quien acaba de organizar bodas en el mes de noviembre y está en plena planificación de un enlace del 20 de diciembre.

 

“Estamos muy programados para casarnos con buen tiempo, lo que no quiere decir que salirse de esa línea no sea precioso”, considera Wendy Vidal (@CuentiWendy). Ella trabaja en “Bodas de Cuento” (@bodasdecuento), organizadores de uniones desde el año 2009, y está convencida de que cuando unos novios optan por darse el “sí, quiero” con el frío como testigo, “no lo hacen sólo por el ahorro, también por el romanticismo”.

 

La naturaleza, que además de sabia es caprichosa, es una aliada en las bodas invernales, pese a lo que a priori se pueda pensar. “Al aire libre, aunque sea verano, el tiempo puede estropearse. En cambio, cuando organizas una boda en invierno, tienes muy claro tres cosas: que hará frío, que hay que ir abrigados y que no será en exterior”, explica Wendy.

 

 

El reto de la decoración

Con todo, para los organizadores de este tipo de eventos, el diseño y la decoración no deja de ser un reto. “Hay que apostar por detalles distintos a los habituales”, coinciden las dos entrevistadas.

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“Hay que inclinarse por piñas, castañas y elementos del bosque y, claro está, la paleta de tonalidades es diferente”, explica Wendy.

 

En su opinión, “apetece jugar con coloridos dorados o combinaciones blanco-dorado”. Rosa añade que “dominan el rojo granate, la gama de calabaza ¡y por supuesto el blanco!”, comenta entre risas. La idea clave, tienen muy claro las dos, es que la decoración transmita la sensación de calidez.

 

¿Se imaginan toda esa decoración en una nave industrial? “En 2013 organizamos la primera boda que se hizo de esas características y quedó preciosa”, señala Wendy, quien también ha planificado enlaces en una bodega. Los espacios de interior para estos enlaces dan mucho juego.

 

La innovación, a la vista está, puede ser un aliado en el gran día. Como también “una capa y unos guantes elegantes para la novia… ¿y por qué no un paraguas?”, pregunta Rosa.

 

Sea más tradicional o menos, en toda boda que se precie no puede faltar, evidentemente, el toque floral. Wendy se acuerda de la flor de algodón –que simula la nieve-, los frutos rojos o el verde del eucalipto, que están invitados al banquete. En él, por cierto, conviene saborear “una crema de castañas, caliente, que resulta muy agradable”, aconsejan desde “Romeos y Julietas”.

 

La noche alcanza al día con mayor celeridad en invierno. Ese cambio de luz en el salón “es un momento mágico que puede acentuarse con la luz de las velas”, dice Rosa. Ya sean velas, lámparas, focos o candiles… Lo más importante es que impere la felicidad mientras el frío, y tal vez la nieve, se mezcle con el paisaje de un día digno de enmarcar.

 

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@Lorena_Padilla

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