Los rasgos inmateriales de las Fallas

Un análisis de los motivos por los cuales la fiesta grande de Valencia puede ser incluida en la lista representativa de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco

La posibilidad de que las Fallas sean incluidas en la Lista Representativa de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco (en primer lugar deben ser declaradas como Bien de Interés Cultural Inmaterial Valenciano por la Dirección General de Patrimonio Cultural Valenciano, así como que el Museo Fallero sea reconocido por la Generalitat Valenciana como mínimo mediante la categoría de Colección Museográfica Permanente, por todo lo que representa su colección principal de efigies indultadas), hace necesaria la labor de explicar por qué la fiesta grande de Valencia es Patrimonio Inmaterial.

Hay que considerarla en sí misma como un gran evento centenario de carácter anual, del que viven un importante número de sectores  durante todo el año (no solamente en la Semana Fallera). A pesar de ser arte efímero, las figuras que conforman el monumento fallero pueden ser indultadas para que sean vistas y conservadas por las generaciones futuras como un arte tangible que es reconocido como un rasgo inseparable e integrante de la cultura valenciana.

La Exposición del Ninot es el acto que define a las Fallas como patrimonio inmaterial debido a que la colección de los ninots indultats del Museo Fallero es el resultado de un proceso que fusiona las vertientes artística y ritual, el ingenio del profesional y el gusto popular. El valor patrimonial que poseen es artístico y etnológico en lo que a su conjunto se refiere, ya que la propia naturaleza de los fondos  es única y singular al conformar una institución museística que cada año ve como su colección es engrosada por estos bienes culturales, elegidos por la voluntad de la sociedad mediante un sufragio de tipo popular que es el que da sentido a la Exposición: el proceso mismo de elección mediante exposición, votación e indulto, conformaría el denominado patrimonio inmaterial debido a que este proceso es el que da sentido a la colección.

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En la foto adjunta converge una información que resume a la perfección la definición de la Unesco sobre el patrimonio inmaterial que son las Fallas: el ninot de la foto en cuestión es un reflejo de una persona existente (en este caso la fallera mayor de Valencia), y el espacio en el que se encuentran ambos actores es la Exposición del Ninot Indultat, acto que sanciona el indulto de este arte efímero (recordar al impulsor de este hecho de capital importancia, el Maestro Regino Mas i Marí) que personifica a la perfección la identificación de una sociedad con el acto, ya que es el propio visitante de la exposición (sea valenciano o no) el que mediante votación popular realiza la acción de indultar a una de las obras que pasará de manera anual a engrosar la colección del Museo Fallero: un museo único en el mundo, al igual que las propias Fallas.
 
Por lo tanto las Fallas son un hito artístico del Patrimonio Cultural que debe ser conservado de manera preventiva  no solamente en su vertiente física y material, sino también en su importantísima faceta inmaterial o intangible que se desarrolla cuando los actores que participan en la misma llevan a cabo su obra mediante una serie de tradiciones que pasan de generación en generación para que la fiesta grande valenciana no se pierda.

En este caso, tradiciones y técnicas artesanales que han ido evolucionando con el paso de las décadas, y que junto al uso del idioma como vehículo de la difusión de la cultura (en los monumentos falleros se usa la lengua propia para explicar el significado del grupo compositivo) y  los usos rituales y festivos que realiza la sociedad en la Semana Fallera (desde 1932)  hacen que esta fiesta y todos los actores que hacen que sea posible debieran formar parte tanto de los Bienes de Interés Cultural Inmaterial Valencianos como de la lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco, ya que en sí misma está compuesta de una serie de usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas (tales como la recuperación de la tradición valenciana mediante la conservación de indumentaria como los espolines, sin olvidar las obras aparecidas en los Llibrets de Falla que crean los versadores, el concurso de carteles desde 1929, las bandas musicales o la importancia de la pirotécnia en las celebraciones, entre otros) junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes y que las comunidades, los grupos y los individuos que contribuyen a su existencia reconocen como parte integrante de su patrimonio cultural y se difunde mediante procesos intergeneracionales para su continua recreación debido a que lo consideran parte de su identidad.

Christian Polana Migueláñez
Estudiante del Máster Oficial de Patrimonio Cultural: Identificación, análisis y gestión. Facultat de Geografia i Història. Universitat de València-Estudi General.

Christian Polana Migueláñez

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