G. Lafuente, fundador de Soitu, analiza en 360gradospress el futuro del periodismo tras el fin de su “experimento”
ÓSCAR DELGADO, Sevilla. El 27 de octubre saltaba la noticia en las redes sociales. Soitu cerraba o Soitu moría. El espejo del nuevo periodismo digital quedaba opaco de repente ante la estupefacción de lectores y periodistas. Nadie podía creerlo. Twitter expandió el rumor y lo convirtió en noticia. El director de la publicación, Gumersindo Lafuente, @sindolafuente para los usuarios de esa red social, lo confirmó en la portada: echaban el cierre. Hoy, un mes después del anuncio, todavía encontramos en la página web de la publicación el cadáver de un producto fabricado por un equipo que experimentó durante 22 meses con un modelo de periodismo en internet. 360gradospress entrevista esta semana a Gumersino Lafuente para conocer su opinión acerca del destino de la profesión periodística, las posibilidades de los nuevos soportes y su futuro.
Hace unas semanas conocimos a través de Twitter la mala noticia del parón o de la defunción de Soitu . Toca preguntarte ¿y ahora qué?
Soitu ha muerto, pero creo que lo importante es lo que hemos aprendido haciéndolo y lo que queda. A eso yo le llamo el espíritu Soitu. Nosotros sabíamos que era un experimento y, como todo experimento, tenía sus riesgos. Entre medias nos ha tocado la crisis económica más fuerte de los últimos setenta años y otras cuestiones difíciles de prever. A pesar de todo, creemos que ha sido una buena inversión, tanto de tiempo como económica. Porque algo que nos habíamos propuesto era crear un marca y dotarla de determinados atributos, no sólo periodísticos, sino también tecnológicos. Y todo eso creo que lo hicimos en solo 22 meses. Faltó tiempo, un poco de paciencia por parte de nuestro inversor y, probablemente, también hubo algunos errores que nosotros cometimos. Pero estamos bastante contentos.
¿En España seguimos siendo tan paletos, como comentaste hace poco en un programa de Radio 3 en relación al papel de España dentro de la UE de las oportunidades?
Era una expresión para referirme al mercado pequeño que tenemos en todos los sentidos. Un mercado inmaduro desde la tecnología con la que nos comunicamos entre nosotros y con los usuarios a la manera en que apuestan en sus estrategias los inversores, así como del riesgo que son capaces de soportar. Con todo, entiendo que todos formamos parte de esta sociedad; no significa entonces que yo o el equipo de Soitu nos pongamos por encima. Todos somos parte y corresponsables de la situación.
Para esos periodistas románticos que confiaban en que Soitu era el espejo de periodismo digital, donde mirarse de cara al futuro de la profesión en este contexto de crisis por la que atraviesa el periodismo tradicional, ¿qué mensaje les darías?
A mí me gusta el periodismo, confío en su futuro y creo que va a seguir siendo necesario. Lo que pasa es que no lo veo atrincherado en ningún soporte. Todo lo que sea antrincherarse en un determinado soporte no te permite ver con claridad el futuro. Porque te impide analizar con sensatez lo que está ocurriendo. A mí, por encima de los soportes, lo que me interesa es el oficio del periodista y creo que va a seguir siendo necesario, así como creo que vamos a encontrar escenarios en los que el buen periodismo va a ser rentable en la red. Espero poder seguir trabajando en eso.
El periodismo entendido como negocio en internet, ¿no significará supeditarse de nuevo a los mismos señores a los que se ha sometido el periodismo tradicional cuando encuentren la rentabilidad en el soporte web?
En realidad internet no es algo separado de la vida real. Es un mundo nuevo, tiene oportunidades nuevas, la tecnología nos las da y hemos de aprovecharlas. Pero yo no creo que debamos ser tan ilusos como para pensar que cambiarán alguna de las reglas fundamentales. Es un escenario diferente en el que los poderes establecidos están sufriendo un desgaste muy grande y eso se está viendo. Estamos viviendo en directo cómo los modelos de negocio de los grandes medios de comunicación se tambalean y cómo, incluso, los modelos de representación política van a empezar a sufrir un desgaste enorme en los próximos años por la llegada de una nueva tecnología de la comunicación. Lo que espero es que eso sirva para mejorar la profesión; pero estamos en una fase de una inmadurez enorme.
Desde que se anunció la muerte de Soitu, ¿a Gumersindo La fuente le han hecho alguna oferta de trabajo?, ¿le han planteado reflotar de nuevo Soitu?, ¿qué ha ocurrido desde ese 27 de octubre?
He tenido, no sé por qué, más trabajo que antes. Soy optimista de cara al futuro. Espero que haya proyectos interesantes en los que trabajar y espero que sea pronto. Pero, bueno, los pasos hay que darlos con cuidado y con sensatez.
¿Y qué les ha dicho al resto de componentes del equipo de Soitu?, ¿cómo se les contagia ese optimismo de cara al futuro después de que la profesión acumule día a día tantas bajas?
Hay que tener imaginación, un espíritu innovador, no hay que quedarse parado esperando a que lleguen los nuevos proyectos, y mirar hacia el futuro experimentando. Claro que la situación es difícil, claro que la crisis es muy fuerte, coyuntural desde el punto de vista económico y estructural por el cambio de modelo periodístico, pero yo pienso que los que estén en la cresta de la ola del uso intensivo de estas nuevas tecnologías y hagan periodismo con rigor e imaginación van a tener un futuro laboral interesante.
Y en todo ese maremágnum, ¿qué papel desempeñan las redes sociales en general y Twitter en particular?
A mí me interesan mucho las herramientas como Twitter. Desde el principio me pareció muy válida desde el punto de vista periodístico y por eso en Soitu creamos Utoi, que es una herramienta similar pero que no pretende competir en Twitter, sino crear algo diseñado especialmente para la agitación periodística. Y si pusimos tanto tiempo, tanto esfuerzo y tanto cariño en crear Utoi es porque nos gusta y porque es complementario a todo lo demás. Precisamente, he leído estos días que los blogs se están muriendo o que empezaban a morir; no deja de tener su gracia y de ser algo paradójico que llevemos 10 años anunciando la muerte de los periódicos y ahora ya estemos anunciando la muerte de los blogs. Esto va muy deprisa y pienso que Twitter va a complementar y a potenciar los blogs que tengan más sentido y más talento. Claro, no todos los blogs son interesantes o tienen sentido o van a sobrevivir, como tampoco todas las personas somos igual de constantes o tenemos el mismo talento. Cada vez más, lo que ocurre es que la realidad está en la red y no se puede ver la realidad sin mirar a la red. No sé si será algo bueno o malo pero es algo que no podemos ignorar, y los periodistas menos.
La velocidad a la que te acabas de referir cuando dices que todo pasa tan deprisa, ¿se está asimilando de forma sincronizada por la Universidad y por las facultades de Periodismo?
No, pero pedirle eso a las universidades es pedirles un imposible. Nunca las universidades han ido a esas velocidades. Yo veo que sí se quieren adaptar y coger esos trenes pero los cogen siempre tarde o los pierden. Tampoco hay que rasgarse las vestiduras, cuando voy a las universidades lo que les digo a los alumnos es que no esperen a que sus profesores les cuenten lo que está pasando, sino que sean protagonistas de lo que está ocurriendo porque ahora lo pueden hacer; antes era más complicado. Hoy en día, desde cualquier ordenador pueden empezar ellos a ser protagonistas.
¿Igual que hay una película que vaticina el fin del mundo para 2012, la muerte de Soitu no significa entonces el final del periodismo digital como el amanecer que ven esos periodistas y futuros periodistas que toman la iniciativa fuera del periodismo tradicional?
En absoluto, habrá más experimentos. Soitu, como decía al principio, ha sido un experimento que a mí y a mis compañeros nos ha resultado muy interesante. Hemos trabajado mucho y hemos sufrido mucho en los últimos meses cuando vimos que se nos empezaba a morir entre las manos.
Pero la publicidad, porque Soitu tenía publicidad, ¿no es suficiente para mantener al paciente?
Nosotros teníamos publicidad pero lo que ocurre es que éramos un negocio como otro cualquiera que necesitaba de un tiempo de maduración. Estábamos buscando todavía nuestro sitio, nuestro camino, nuestro modelo, nuestro público y 22 meses son pocos. Era un bebé que necesitaba todavía los biberones, cambiarle los pañales, estar muy atentos y cuidándole. No podía caminar solo, no fue suficiente.
S.C.