Una historia sencilla alejada de las grandes producciones cinematográficas. Cine de sensaciones, de bajo presupuesto y excelente resultado.
Wendy (Michelle Williams) es una joven que emprende un viaje en solitariopor Estados Unidos, acompañada únicamente por su perra Lucy, en dirección aAlaska donde, al parecer, le espera un trabajo en una fábrica de conservas depescado. En una de sus paradas -no vemos ninguna otra- se le estropea el coche,una avería que supera los dos mil dólares, demasiado para su limitadopresupuesto. Toda la acción se desarrolla en ese pueblo del estado de Oregóndonde acaba en comisaría tras robar en un supermercado unas latas para darle decomer a su perra. Al final, el tiempo en el calabozo provoca que también pierdaa Lucy que desaparece del lugar donde la había dejado atada mientras intentabael hurto.
Se trata de una historia minimalistaestrenada en 2008, un drama sencillo de una luchadora sin gloria, unasuperviviente sin recompensa con la que más de uno se podría sentiridentificado. Robert Ebert, críticodel ChicagoSun-Times, se refirióa la pelícuma como “otro ejemplo de cómo de absorbente puede ser unapelícula cuando el argumento no se interpone entre nosotros y el personaje(…)”. A más de uno podría parecerle una cinta lenta y sin sustancia peroen el fondo tiene un poso más que interesante y su duración (apenas 80 minutos)la convierte en un buen caramelo para la vista.
Estefanía G. Asensi