Hay infinidad de películas que abordan el problema de las drogas en México y Estados Unidos sin embargo nunca había visto un largometraje que tratara el asunto desde diferentes puntos de vista en una historia entrelazada, con algún artificio, y apasionante.
Traffic (2000) dirigida por Steven Soderbergh arrasóel año de su estreno llevándose cuatro Óscar, dos Globos de Oro, dos premiosBAFTA y el Oso de Plata en el Festival de Berlín, por citar algunos de losmúltiples galardones (y eso que le tocó ‘luchar’ con Gladiator).
Con un reparto de lujo narra la historia de un jueznombrado jefe de la lucha contra el narcotráfico en Estados Unidos, su hijaadolescente, adicta a la cocaína, una pareja de policías norteamericanosdedicada a perseguir a altos capos de la droga, una familia adinerada gracias asus negocios turbios, una pareja de policías mexicanos inmersos en un sinfín deintentos de soborno y muchos testaferros, camellos y otros eslabones de las extensascadenas de la droga.
La cinta dura más de dos horas pero el espectador nunca secansa. A pesar de la infinidad de personajes no es difícil seguir la trama. Noslleva de Tijuana a Estados Unidos, de Washington a México DF, en unos viajes através de la cocaína donde sin ensañarse nos muestra el rastro violento ysangriento que deja ese negocio multimillonario.
Si hay que ponerle un pero a Traffic es el final’made in Hollywood’ pero se disculpa después de disfrutar todo lo anterior.
Fernando Bellón, Perinquiets.com