Paisito

Uruguay, 1973. Militares y tupamaros se enzarzan en una lucha de poder que convierte a la siempre tranquila Montevideo en un polvorín. Secuestros, torturas, asesinatos, una guerra silenciosa y sin descanso por alcanzar el poder.

En ese ambiente, aunquesin ahondar en la tragedia, se desarrolla la mitad de la trama de ‘Paisito‘,una película dirigida en 2008 por Ana Díez. La otra mitad nos lleva a Pamplonaen 1997. Casi dos décadas y media después en las que la vida de dos jóvenesuruguayos -vecinos y compañeros de clase- ha seguido rumbos diferentes tras unaestrepitosa gestión de la crisis política por parte de sus familias.

El largometrajearranca con el aterrizaje de un avión de Iberia en el aeropuerto de Pamplona.En el viaja Xavi (Nicolás Pauls), el último fichaje del Club Atlético Osasuna,un uruguayo entrado en años para jugar al fútbol pero que se convierte en laesperanza rojilla para regresar a la Primera División. Ese muchacho es aqueljoven inocente, hijo de un ‘gallego’ (Emilio Gutiérrez-Caba) que vibraba conPeñarol y soñaba con Rosana (María Botto), la chica a la que había dado elprimer beso, la chica que vivía en la casa contigua, esa chica hija del jefe dela Policía de Montevideo, de familia acomodada, con la que compartió su infancia.

El tiempo nocicatriza las heridas del pasado cuando los dos, ya treintañeros, se vuelven aencontrar en Navarra. La pasión amorosa se desata entre ellos mientras lacinta, con continuos fash-back, nos narra la historia de su juventud. Rencores,incógnitas, reproches… Una cinta modesta pero realizada con corazón.

Dos tiempos, doscontinentes, dos épocas, dos países. ‘Paisito‘ se centra más en mostrarnos losdaños colaterales de una guerra civil que en las desgracias de la misma.Profundiza en la huella que dejó en las víctimas que no tuvieron que soportarinterrogatorios ni torturas pero que vieron cómo sus familias se hundían ytraicionaban. Sin ser nada espectacular el que suscribe disfrutó viéndola.

@JavierMontesCas

Adrián Cordellat