Se cumplen ahora diez años del estreno en España de esta película de Don Boyd que empieza con mucho ruido y acaba con pocas nueces. Muy kingdom (en español, Mi reino) narra la vida de Sanderman (Richard Harris), el mayor mafioso del Reino Unido. Asentado en Liverpool, una ciudad deprimida y devastada por la crisis industrial, la historia arranca cuando Mandy (Lynn Redgrave), la esposa de Sanderman, es asesinada de un tiro en la cabeza por un ratero callejero.
Sanderman sospecha que no se trata de un simpleatraco sino que la muerte de su mujer es algo premeditado. A partir de ahíbrotan las disputas entre sus tres hijas por hacerse con el control delimperio. Jo, su hija pequeña y la preferida, huye reprochando la ilegalidad delimperio económico montado por su padre después de presenciar cómo ajustician alpresunto asesino de su madre; Kath, la mayor, que regenta un burdel de lujo,trama una venganza poco creíble a su hermana mediana, otra egoísta que sólopiensa en la cartera.
Se trata de Tracy, propietaria de un club de fútbol(podía haber sido la presidenta de un club de lectura porque no pinta nada enla historia) que nada más morir su madre de lo único que se preocupa es decoger la primera las llaves de su deportivo.
My kingdom, que intenta ser una película del estilode El Padrino, naufraga camino de ninguna parte, entre historias de amor vs. odiopoco creíbles, alijos de droga desatinados y policías corruptos con pinta deniños recién salidos de la Universidad de Oxford.
Sin duda esperaba mucho más de esta cinta que alfinal es una pobre adaptación de ‘El rey Lear’, de William Shakespeare.
Javier Montes