Malí

De pronto, Malí se ha convertido en un centro de atención preferente para los medios de comunicación occidentales. En especial después del mal explicado asalto al complejo gasístico de In Amenas, en Argelia. ¿Por qué los invasores, armados hasta los dientes y con potentes explosivos, no volaron la planta y la redujeron a un inmenso fogón de gas?

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El conflicto deSiria casi ha desaparecido de las páginas digitales, audiovisuales o en papelde los medios de comunicación. Pero en Siria, la guerra sigue su cursomonstruoso, indiferente a los vaivenes del interés mediático. Y en Afganistán,los avioncitos sin tripulación (drones) persiguen a los muyaidines como geniosalados cargados de misiles.


Tampocointeresa a los medios el conflicto que se desarrolla desde los años 90 en tornoa los Grandes Lagos, en el centro de África, y en el que están involucradosRuanda, Burundi y la República Democrática del Congo.


Explicar este inacabable lío requeriríaun artículo largo y complejo. Baste decir que la “rebelión” de llos banyamulengues hutus en Ruanda en1994ocasionó más de 500.000 muertos en tres meses, que la consecuente ofensivatutsi ocasionó posiblemente más de un millón de refugiados que huyeron de lavenganza.


En la república de Burundi, el conflicto interétnico entre hutus y tutsis en las mismas fechas ocasionó300.000 muertos. Los hutus y los tutsis son etnias establecidas en la zonadesde hace siglos, los unos pastores, los otros agricultores (es unasimplificación inevitable). Viven en conflicto desde que empezaron a disputarseterritorios y riqueza agrícola ganadera, antes del reparto colonial de África.Tras la independencia yla configuración arbitraria de las fronteras, larivalidad latente estalló, dentro de una compleja amalgama de intereses minerosoccidentales. Una rivalidad que infectó al vecino y gigantesco país del Congoex-belga. Las provincias noroccidentales de Kiwu de este país (en contacto conRuanda y Burundi) son el escenario de un conflicto armado interminable.


Los más pesimistas cifran losmuertos en la eterna guerra civil de la República Democrática del Congo (desdela expulsión de Mobutu Sese Seko del poder en 1997 hasta la fecha) en cuatro millones.


Los númerosimpresionan. Pero los números de la selva africana, por gigantescos de sean,resuenan menos. ¿Por qué? Eso es algo que debemos preguntar a nuestrasconciencias, además de a las de los medios de comunicación.


Lo primero quepodríamos hacer es informarnos, y no sólo en los medios de comunicaciónconvencionales.


Los ciudadanos españolesacostumbrados a seguir las novedades del mundo disponen de una constanteinformación del conflicto de Malí (y de su secuela argelina) en los grandesmedios nacionales, en especial El País y La Vanguardia. Ambosdiarios siguen el conflicto en la actualidad, y el diario madrileño posee unbuen depósito documental accesible en las ediciones digitales: Las Claves de la rebelón en Malí.


Dos fuentes de información en la Reddignas de crédito, y a veces con noticias de alcance, son la revista de lafundación española África Fundación Sur y la agencia MISNA (Misionary Internacional Service News Agency), que tienepágina en español.


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Lo cierto esque para el que se acerca de nuevas a este conflicto, entenderlo es posible,aunque requiere un esfuerzo que no siempre está dispuesto a hacer. Pero está alalcance de su mano en las teclas del ordenador. Podemos quejarnos de que lainformación esté manipulada o sea incompleta porque está controlada por fuentesmilitares, y a juzgar por las contradicciones y las rectificaciones que se suceden,está claro que así sucede. Pero el conflicto no pasa inadvertido, sino todo locontrario, aunque la comparación entre los líos de Mali y los del ÁfricaEcuatorial es risible.


La ventaja de recurrir a la Red esque se plantan delante de nuestros ojos y de nuestro entendimiento datos yexplicaciones en conflicto, contradictorias. Digo ventaja porque la verdad esproducto de la dialéctica, de la contradicción. Si el curioso no se desanima yse deja llevar por su sed de información, puede obtener sus propiasconclusiones empleando un tiempo razonable.


He aquí algunaspreguntas que provoca el lío de Malí:


¿Representanlos denominados islamistas tuaregs (o lo que sean) una amenaza a Occidente,como se ha llegado a decir desde palacios gubernamentales europeos? ¿Qué tipode amenaza? ¿Cuánta amenaza?


¿Es necesariala presencia de tropas occidentales en Mali para pacificar el país y mantenerla seguridad de Europa? ¿Cuánto tiempo les costará aniquilar a los islamistas?¿Qué harán después?


¿Qué importancia tienen las minas deuranio de Malí y el Chad, gestionadas por empresas francesas y canadienses eneste y otros conflictos de momento ensordecidos en el Sahel? Por ejemplo, ¿las110 personas muertas en estos días en Sudán, en torno al control de las minas de oro de Dafur, son producto de rivalidadestribales? , ¿tiene algo que ver con el lío de Malí, desde luego,indirectamente?


¿La sangrienta caída de Gadafi y lasllamadas primaveras árabes han tenido alguna influencia en el Sahel?


¿Por qué lo que pasa en África sueleimportar un pimiento a la opinión pública occidental, hasta que los massmedia deciden centrar su atención en un lío cualitativa y cuantitativamenteminúsculo, en relación a lo que se cuece en el resto del continente? ¿Por quécentran su atención los mass media en los desiertos del planeta eignoran las selvas?


Informarnosestá a nuestro alcance. Sólo hace falta un poco de paciencia, un poco de inglésy de francés, y ganas de quitarse las vendas que el Sistema, el Establishment,deposita con cariño de padre sobre nuestros ojos.

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Adrián Cordellat

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