Por Javier Montes, periodista
El mundo está lleno de jetas. Caraduras sin escrúpulos que tratan de alcanzar cualquier beneficio a costa de lo que sea. Hay muchos. Lo ideal es saber reconocerlos en la distancia y adoptar con ellos una prudencial distancia. No es tarea fácil. ¿A quién no le ha tocado alguna vez enfrentarse a uno de estos individuos? Los hay malos de verdad y los hay boborolos que se creen los reyes del mambo porque un día les salió la jugada perfecta. En Mal Día Para Pescar, una película de Álvaro Brechner, se narra la historia de dos peculiares buscavidas que viajan por Latinoamérica: Orsini, un cínico empresario que se autodenomina Príncipe Orsini, y su representado, Jacob Van Oppen, un forzudo y envejecido ex campeón del mundo de lucha libre.
El primero luce el típico look del buscavidas. Traje, corbata, pelo estudiado, perilla esculpida, palabra fácil y seductora el segundo no, todo lo contrario, de hecho parece un niño grande. Ambos se embarcan en una larga gira de exhibiciones por pueblos perdidos hasta llegar a Santa María. Allí el Príncipe Orsini se encarga de pregonar a los cuatro vientos un reto, un desafío. Le dará mil dólares a quien sea capaz de resistir cuatro minutos en un ring con el campeón, con Jacob van Oppen.
El botín llama la atención de una joven del pueblo. Soltera y embarazada quiere el dinero para casarse y evitar así las mofas de los vecinos. Empeñada con la aventura, presenta a su novio como rival del campeón a pesar de las advertencias del Príncipe Orsini. Un mastodonte contra un viejo ex campeón del mundo. El Príncipe ve el final de su cuento. No quiere presenciar cómo destrozan a su representado pero, sobre todo, no tiene los mil dólares que hay en juego. Su idea era amañar el combate y rascar unos cuantos dólares pero el sale el tiro por la culata.
Al final hay combate y un final previsible donde la vida pone a cada cual en su sitio. Y es que el mundo está lleno de buscavidas pero es difícil aguantar siéndolo toda la vida. No sé qué más películas habrá dirigido el señor Álvaro Brechner pero si mantienen la línea de Mal Día Para Pescar, tal vez acabará en el mismo saco que el Príncipe Orsini.