Los descendientes

Por Javier Montes

Este domingo se celebra la gala de entrega de los Premios Goya. Se supone que es la cita más importante para el sector cinematográfico español. Como estas cosas me gustan, decidí tirar la casa por la ventana y aprovechar la efeméride de disculpa para ir al cine. Los que me leéis de vez en cuando estas líneas, ya sabéis que mi imperfección es supina, no solo en el manejo del diccionario sino también en la vida misma. Así que en vez de escoger una película española me decanté por un largometraje made in USA titulado ‘Los descendientes’.

Es la segunda vez que en esta columna menciono una película que está en cartelera porque no acostumbro a pisar las salas de cine. Hacía un año que no lo hacía y, la verdad, señores, merece la pena. ¡Qué grande es el cine en el cine!

‘Los descendientes’ –dirigida por Alexander Payne– narra la historia de Matt King (George Clooney), un hombre casado y padre de dos niñas al que la vida le da un revolcón cuando su mujer sufre un accidente en Waikiki. La película, ambientada en Hawai, ofrece una fotografía espectacular de esta maravillosa isla situada en mitad de la inmensidad del océano. Matt, a la vez que intenta recomponer su relación con sus hijas –la precoz Scottie (Amara Miller), de 10 años y la rebelde Alexandra (Shailene Woodley), de 17- se enfrenta a la decisión de vender unas tierras de la familia por una millonada. A la desgracia del accidente se une que Matt conoce que su mujer le estaba engañando con otro hombre. Cornudo y apaleado, menos mal que Matt King le echa narices a la vida. Todos los protagonistas viven su particular infierno en un entorno paradisíaco. La película va desgranando miga a miga quién es quién. Pocos personajes pero suficientes y brillantes. Entremezcla toques de humor, encuentros divertidos, diálogos fluidos y conversaciones y frases profundas para aliviar el nudo en la garganta que provocan algunas situaciones.

Disfruten de los paisajes, tomen nota de los estampados de las camisas, gocen contemplando unas casas despampanantes y, sobre todo, vayan al cine que merece la pena.

@JavierMontesCas

Inma Aznar, periodista