Han intentado matar el periodismo

Filípides, aquel griego que corrió los cuarenta y dos kilómetros largos que distan desde Maratón a Atenas para dar la noticia de la victoria del ejército de Milciades sobre los persas, fue un gran periodista. Filípides murió con las botas puestas.

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El periodista siempre anduvo bailando en los filos de la cuchilla; de correveidile aportador de mensajes vacíos, al periodista, por molesto, lo han condenado aocupar el escalón más bajo de una sociedad que, curiosamente, anda estos díassedienta de noticias y utiliza mil maneras diferentes de encontrar un pozo sincontaminar que le aclare el cielo lleno de nubes negras que la amenaza. Hanintentado matar al periodismo. Pero no lo consiguieron. Y no creo que loconsigan.

Hoy, los trust mediáticos se zambullen bajo el techado mercader, vomitannúmeros millonarios y hacen balance de sus ganancias; no les interesa el pasode las aves, la mortandad infantil, que los viejos no sonrían y que el semáforode tu corazón siempre ande en rojo; no les interesa que la piedra de la vida tevaya aplastando poco a poco la cabeza, como una coliflor a los pies de unregimiento de húsares; tampoco les interesa que llueva y nunca escampe.

El periodista honesto, independiente y veraz, molesta; el periodista quecuenta lo que ve, que escribe lo que ve y plasma lo que ve, oye y siente, es unser peligroso y friki, un proscrito perro/flauta de unasociedad que camina temerosa de los dioses y de las hipotecas.

Hoy el periodismo es una lacra, un viejo mueble que pasa a la planta cuartade los inservibles. Hoy priva el otro periodismo, una fila india de comadres mal avenidas, folklóricas de hojalata y bótox, queconviven en las cloacas de la jet, apuñalan a todo pariente sospechoso yacumulan puntos Iberia a costa de sorber la sangre ajena. El otroperiodismo también luce corbata, come en Casa Lucio o en De María, ríelos chistes verdes a los banqueros y mira al otro extremo de la esquina, ellugar donde sale una hilera de periodistas rumbo al INEM, casa común de muchosprofesionales que fueron disparados a quemarropa por una crisis que les roe lasentrañas y siembra de minas su horizonte.

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Elperiodismo no ha muerto, vive en el corazón de mucha gente, escribe verdades ydestila honesta profesionalidad en cada palada de oxígeno; pero vive encatacumbas, con sueldos miserables y muere muchas veces de aburrimiento. Elperiodismo también late con fuerza en las redes sociales y en cada frase queescribe, dice o graba, chorrea libertad y toca con insistencia en tuconciencia. Cuando veas a un periodista, míralo de frente y a los ojos, verástu propio corazón latir con fuerza y tu corazón te dirá que cada minuto de vidaes una lucha, y cada segundo un paso al frente. Cuando veas a un periodistapiensa en ti, sabrás que nada está perdido, que aún queda camino y luces en lanoche. No dejes nunca de mirar a un periodista y guarda su sangre, porque es lalibertad lo que te enseña.


Foto: Carmen Vela
@butacondelgarci

Nicolás Van Looy, Ciclo 21

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