Por Javier Montes, periodista
¿Quién no havisto Mentes Peligrosas?, elinsoportable bodrio protagonizado por Michelle Pfeiffer. Emitida en televisióntropecientas mil veces, si usted es uno de los afortunados que jamás se hatragado un minuto de esa cinta le recomiendo que lea con mucha atención lassiguientes líneas. Si por el contrario, y como es de imaginar, ya la vio, tomenota de lo que les cuento de Diarios dela calle.
Siempre he dichoque no soy un entendido en esto del mundo del cine, más bien me considero unanalfabeto en la materia (como de casi todas) pero ante propuestas como Diarios de la calle, aprovecho que mieditor me da licencia para cargar el teclado con la mejor munición que tienenmis dedos y acribillar esta historia con forma de pastel y resultadoempalagoso. Sorprende que el guionista sea Richard LaGravenese, autor delibretos de filmes como El Rey Pescadoro Los Puentes de Madison. Se ve queante el color de los dólares olvida la mente como escritor.
Diarios de la calle es un clon de Mentes Peligrosas. En lugar deMichelle Pfeiffer, la protagonista es HilarySwank, galardonada con un Oscar por MillionDollar Baby. El argumento es el de siempre: profesora que llega a unaescuela para dar clases a un grupo de alumnos problemáticos que no lo hantenido fácil en la vida pero que la escuela podría ser su válvula de escape.Malos a rabiar. Negros, chinos, latinos lo peor de cada casa (con perdón). Sesupone que está basada en hechos reales. Dos años después de las revueltas deLos Ángeles por el caso de Rodney King, los malísimos del barrio, en los quenadie confía, caen en manos de las hábiles conductas educativas de HilarySwank, que acaba siendo un ídolo para sus alumnos, en plan Martin Luther King.
Me permito estalicencia igual que lo hace la película al comparar el Holocausto con lasdiferencias raciales de hoy día en América. En el reparto también destaca ScottGleen, que interpreta al padre de la Swank, y Patrick Dempsey, que hace denovio egocéntrico. Creo que colocaron a ambos en la película para darle un pocode caché a los títulos de crédito finales porque sus apariciones con escasas ypobres. Tan innecesaria es su presencia como que la película dure dossoporíferas horas.
En fin, queridoslectores. Espero que hayan disfrutado del mes de agosto. Yo lo he hecho, salvopor estas dos horas que tiré a la basura.
Estefanía G. Asensi